Libros
El libro fue en un tiempo tan decisivo que, escribiendo alguno, bastaba tener un hijo y plantar un ¨¢rbol para darse por cumplido. Ahora, no obstante, redactar un libro puede resultar una trivialidad o incluso una iniciativa de poco gusto. No s¨®lo se publican demasiados libros y muy vacuos, sino que el libro en cuanto s¨ªmbolo ha perdido lustre y consideraci¨®n. Los libros que ahora se festejan, difunden y ocupan el centro de las librer¨ªas, son libros basura que envuelven al autor y a su p¨²blico en una olorosa polvareda. Pertenecer al sector es igual que formar parte de cualquier mundo de materias primas, atosigamientos y pesetas. No hay distinci¨®n en el centro de ese af¨¢n y menos con la aglomeraci¨®n de promociones, ofertas y pilas de ejemplares.Extra?amante, s¨®lo el libro que apenas se ve puede mantener su aprecio antiguo. S¨®lo el libro resguardado de la clientela, recluido o fuera de moda, llega a poseer el perdido bisel de lo sagrado. Pero ese libro exiguo ha dejado, por definici¨®n, de vivir o respirar en el mundo de lo que parece real.
Hace a?os, en plena crisis de la edici¨®n, se pens¨® en promover la lectura como un moderno signo de elegancia personal. Pero ahora ser¨ªa imposible incluso una estrategia de esta clase. El libro para la lectura actual coincide con el clamor del best seller, los millones del premio literario, la barah¨²nda del lanzamiento y la popularidad, no importa a trav¨¦s de qu¨¦ pretexto.
Primero fue la televisi¨®n la que se desacredit¨® a s¨ª misma en la batalla por conquistar mayores audiencias. Pero despu¨¦s ha sido el libro quien ha allanado su posible singularidad creadora para captar lectores a granel. En uno y otro caso, el juego mercantil ha realizado el mismo trabajo de trasformaci¨®n. Si antes el mercado electoral acab¨® con la ideolog¨ªa pol¨ªtica e hizo de la funci¨®n p¨²blica una mera actividad de gesti¨®n, en un segundo paso el mercado acaba con la especifidad del arte o la escritura y convierte la creaci¨®n en producto industrial. ?Bueno? ?Malo? ?Regular? La respuesta es irrelevante porque el mercado no es ya una referencia eventual o alternativa, sino una instancia total. El modelo absoluto -econ¨®mico, cultural o pol¨ªtico- de lo real.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.