Espa?a tiene mucho margen para subir y ajustar precios
En Espa?a, el precio promedio del metro c¨²bico de agua para uso dom¨¦stico ha sido tradicionalmente uno de los m¨¢s bajos de los pa¨ªses industrializados. En 1994, ¨²ltimo dato que maneja la OCDE, ese precio rondaba las 150 pesetas (1,07 d¨®lares), muy por detr¨¢s de los 3,2 d¨®lares de Dinamarca, los 2,1 de Jap¨®n e incluso algo inferior que los 1,14 de Grecia. El margen es, pues, muy amplio en Espa?a para imponer subidas de precios y ajustarlos al consumo real.Sin embargo, el 90% de los hogares espa?oles pagan por el agua un tipo de tarifa plana que la OCDE considera -a falta de un sistema de precios por volumen consumido, que ser¨ªa el ideal- relativamente beneficiosa para la conservaci¨®n de los recursos h¨ªdricos: la tarifa llamada de bloques crecientes, es decir, con un coste por metro c¨²bico mayor cuanta m¨¢s agua se gaste.
Un ejemplo caracter¨ªstico es el de Barcelona, donde las familias pagan 44 pesetas por metro c¨²bico si gastan menos de 18 metros c¨²bicos por trimestre; 89 pesetas por metro c¨²bico si gastan entre 18 y 48; y 122 pesetas por metro c¨²bico si gastan m¨¢s de 48 metros c¨²bicos por trimestre.
La estructura de la tarifa es, en realidad, algo m¨¢s compleja, para intentar aligerar la carga econ¨®mica de las familias con ingresos m¨¢s bajos, o con mayor n¨²mero de componentes. As¨ª, cada casa paga adem¨¢s una tarifa fija que var¨ªa entre las 200 y las 1.200 pesetas al mes, seg¨²n sus ingresos. Y el salto del segundo al tercer bloque se retrasa hasta los 77 metros c¨²bicos para las familias con 7 personas, por ejemplo.
La OCDE considera a Barcelona un buen ejemplo de gesti¨®n de los precios del agua para uso dom¨¦stico. La ciudad tiene contadores en casi todos los pisos, lo que permite diferenciar a las familias de acuerdo a su gasto real. El resultado es que el consumo de agua per c¨¢pita se ha reducido en un 9% entre 1991 y 1996.
En el suministro para uso industrial la situaci¨®n es muy variable en Espa?a, pero la mayor¨ªa de los servicios utilizan tambi¨¦n una divisi¨®n en dos tramos del tipo bloques crecientes. La OCDE critica aqu¨ª dos aspectos: lo que pagan las empresas es mucho menos de lo que cuesta suministrarles el agua; y el consumo de agua est¨¢ subsidiado, algo que la organizaci¨®n considera contraproducente.
La estructura de precios sobre el agua de regad¨ªo depende mucho de la cuenca hidrogr¨¢fica de que se trate. Una situaci¨®n com¨²n es que el agricultor pague una tarifa proporcional a la superficie de tierra de cultivo. El cobro es a menudo muy ineficiente. Aproximar las tarifas al coste real del agua consumida requerir¨ªa instalar contadores junto a las tierras.
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