"El Gobierno alem¨¢n ha cometido muchos errores"
"El Gobierno alem¨¢n ha cometido muchos errores", y el Partido del Socialismo Democr¨¢tico (PDS) -el de los ex comunistas de la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana (RDA)- hoy recoge en su seno a los decepcionados de la pol¨ªtica rojiverde y se aprovecha del sentimiento de humillaci¨®n de los alemanes del Este. As¨ª lo ha declarado el presidente del Bundestag (Parlamento alem¨¢n), el socialdem¨®crata Wolfgang Thierse, de 55 a?os, en una entrevista con EL PA?S celebrada en v¨ªsperas de las elecciones berlinesas del pasado domingo.Thierse, un especialista en lengua y literatura, es el pol¨ªtico procedente de la ex RDA que m¨¢s alto ha llegado en la jerarqu¨ªa del Estado. Su cotizaci¨®n como figura moral est¨¢ ganando en peso en contraste con el deterioro de otras figuras del Pardido Socialdem¨®crata (SPD). Residente en el barrio de Prenzlauer Berg, en el este de Berl¨ªn, y dotado de una profunda conciencia hist¨®rica, Thierse es en la actualidad un punto de referencia en la cristalizaci¨®n de la unidad alemana.
Pregunta. ?No le parece que el problema de Alemania, diez a?os despu¨¦s de la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn, es la ausencia de ese muro y no, como se suele decir, su permanencia en la cabeza de los alemanes?
Respuesta. La cuesti¨®n es la misma. Creo que la afirmaci¨®n de que el muro se conserva en la cabeza de la gente es falsa. Es un clich¨¦. Las diferencias entre el Este y el Oeste de Alemania son a¨²n grandes. Hay el doble de paro en el Este, la productividad laboral es m¨¢s baja, los sueldos y salarios van a la zaga de los del Oeste. Estamos a mitad del camino de la unidad alemana. Otras diferencias est¨¢n relacionadas con las dificultades de comprensi¨®n entre los alemanes del Este y del Oeste, con sus distintas biograf¨ªas y su diversa mentalidad. La situaci¨®n de fondo es problem¨¢tica. Los alemanes del Oeste son los profesores; los del Este, los aprendices. En el Oeste todo puede seguir como estaba. En el Este hubo que cambiarlo todo. No culpo a nadie de esta situaci¨®n de fondo, que se produjo por el derrumbe del sistema comunista y porque la RDA se convirti¨® en una parte de la Rep¨²blica Federal. Pero genera un par de problemas. Hay un desequilibrio fundamental entre el Este y el Oeste, porque, adem¨¢s del sistema, se han transferido todas las regulaciones del modo de vida de Alemania Occidental, incluso ah¨ª donde era disparatado. Hay tambi¨¦n una continuada humillaci¨®n de los alemanes del Este, que deb¨ªan aprenderlo todo de nuevo, por muy valerosa que hubiera sido su vida. Muchos lo han superado, pero otros sufren a¨²n, y esto produce un sentimiento de postergaci¨®n, de ser ciudadanos de segunda clase, y la percepci¨®n de que la propia biograf¨ªa y los propios m¨¦ritos no son apreciados de forma justa por los alemanes occidentales.
P.?Hab¨ªa en la antigua RDA algo positivo que se haya salvado en la reunificaci¨®n?
R. Quedan las personas. Personas forjadas, con experiencias vitales, con recuerdos. En la historia de la RDA han demostrado que son un potencial importante. Aunque fuera de forma disparatada, el sistema comunista ha funcionado algo mejor en la RDA que en Bulgaria, Polonia o en la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Y esto tiene algo que ver con la diligencia y la disciplina de los alemanes del Este. Los alemanes del Este han experimentado una enorme transformaci¨®n en los ¨²ltimos a?os, y acusarles de vagancia o de poner en peligro la democracia produce una reacci¨®n defensiva y el rechazo a emprender una autocr¨ªtica por s¨ª mismos. De la RDA queda una herencia cultural como las obras de Christa Wolf o el arte. Y es muy importante que la actitud occidental hacia esta herencia no sea de altivez.
P. ?Ha tenido consecuencias el traslado de la ¨¦lite pol¨ªtica de Bonn a Berl¨ªn?
R. Berl¨ªn est¨¢ ante una importante fase experimental en la que se plantean varios interrogantes: la actitud de la Rep¨²blica Federal de Alemania ante su capital, la actitud de los l?nder (Estados federados) y si estos comprender¨¢n que Berl¨ªn es tambi¨¦n su capital. Tambi¨¦n hay que ver si los berlineses se acostumbrar¨¢n a que su ciudad sea una capital y si aceptar¨¢n que no son sus ¨²nicos propietarios.
P.?Es partidario de una amnist¨ªa para los alemanes que tuvieron una relaci¨®n con la Seguridad del Estado de la RDA, con la antigua polic¨ªa pol¨ªtica, la Stasi?
R. La decisi¨®n de no suprimir el pasado de la Stasi y de poner los expedientes a disposici¨®n de las v¨ªctimas no tiene precedentes en la historia de Alemania y de Europa. En conjunto, este procedimiento ha sido muy positivo. No ha habido linchamientos ni caza de brujas. Ha habido algunos procesos con penas leves, pero se han dado pasos necesarios en nombre del Estado de derecho. La relaci¨®n de los medios de comunicaci¨®n con el pasado no ha ido tan bien. Ha habido demasiados esc¨¢ndalos, demasiadas injusticias, tales como la sospecha de haber colaborado con los servicios de seguridad que se cierne sobre todas las biograf¨ªas de la RDA. Los plazos de prescripci¨®n de delitos entran en vigor y no deben demorarse. Quedan pocos procesos. Una amnist¨ªa es superflua y llega demasiado tarde. Afectar¨ªa en el mejor de los casos a Egon Krenz , y no se lo merece. La justicia ha hecho su trabajo. En adelante primar¨¢ la elaboraci¨®n cient¨ªfica y humana del pasado.
P. ?No se ha perdido un importante potencial humano al dejar fuera de la pol¨ªtica a una importante parte de la ¨¦lite de la antigua RDA?
R. En una revoluci¨®n el cambio de ¨¦lite es inevitable. Las v¨ªctimas me reprochan que me comporto demasiado amistosamente ante el PDS y ante el pasado, pero nuestro cambio no ha sido con la guillotina, sino con un par de regulaciones legales.
P. ?C¨®mo explica el ¨¦xito del PDS en las elecciones?
R. Primero, con el fen¨®meno de la pertenencia emotiva e ideol¨®gica. Sus seguidores son ex ciudadanos de la RDA o ex miembros del SED [antiguo partido comunista] que se identifican con la RDA, que no quieren traicionar su historia, que se mantienen fieles, emotiva e ideol¨®gicamente, al PDS, aunque no siempre est¨¦n de acuerdo en la pr¨¢ctica. Tiene que ver tambi¨¦n con la sensaci¨®n de ser ciudadano de segunda clase, de humillaci¨®n, de falta de respeto y discriminaci¨®n que cierto comportamiento occidental produce a los alemanes del Este. Este estado emotivo es un terreno abonado para el PDS, que no tiene ning¨²n inter¨¦s en cambiarlo. Luego est¨¢ la decepci¨®n, con el Gobierno [cristianodem¨®crata] de Helmut Kohl, primero, y con el Gobierno [socialdem¨®cratas y verdes] de Schr?der, despu¨¦s. Del nuevo Gobierno se esperaba mucho, sobre todo en la justicia social y la seguridad social, donde el Este de Alemania tiene mayores necesidades que el Oeste. Precisamente en eso se sienten hoy especialmente decepcionados del Gobierno alem¨¢n.
P.?Por qu¨¦ tiene el SPD tan poco ¨¦xito en el Este?
R. Uno de los principales postulados ideol¨®gicos de la RDA era la actitud negativa ante la socialdemocracia. Esto contin¨²a, aunque admito que cometimos errores con ex miembros del SED o del PDS. En 1990, cuando fui elegido presidente del SPD-Este, dije que este partido estaba abierto a los ex miembros del SED que no hubieran cometido delitos, y la mayor¨ªa no los cometieron. La afluencia fue escasa.
P. ?Puede el SPD arrebatarle al PDS la bandera de la justicia social?
R. Debemos hacerlo mediante la pr¨¢ctica y con el mantenimiento de la estrategia pol¨ªtica. El Gobierno ha cometido muchos errores. El conflicto sobre los instrumentos se convirti¨® en el punto central y oscureci¨® el objetivo. El fin de nuestro plan de austeridad (a saber, m¨¢s recursos para la justicia social) se ha vuelto confuso debido a una secuencia err¨®nea de los pasos pol¨ªticos y porque hemos transmitido mal el mensaje. Al asumir el poder, el SPD sab¨ªa que es inevitable que el Gobierno decepcione a sus partidarios, y sab¨ªa que el PDS estaba dispuesto a acoger a estos decepcionados.
P. Usted consider¨® a Oskar Lafontaine como la personificaci¨®n de la justicia social. ?Falta ahora esa justicia social en el SPD?
R. Su dimisi¨®n nos ha perjudicado mucho. No s¨¦ cu¨¢ntos votos nos ha costado. Lo triste es que nos sigue perjudicando con la forma que ha elegido para su publicaci¨®n. Podr¨ªa aceptar que hiciera una cr¨ªtica pol¨ªtica, pero ¨¦l se dedica a los ataques personales. Es triste y tr¨¢gico. ?l fue clave para el ¨¦xito electoral y ahora lo destroza todo. Pero soy optimista. En dos semanas el caso habr¨¢ pasado.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.