La piel se resiste a dejar pasar los f¨¢rmacos
Los investigadores buscan nuevas v¨ªas de acceso tras el pobre resultado de 30 a?os de trabajo
La cut¨¢nea puede ser una excelente v¨ªa indolora de penetraci¨®n de los medicamentos en el cuerpo. Pero la piel ha sido dise?ada precisamente por la naturaleza como una barrera org¨¢nica de alta seguridad para que nada penetre en el organismo. Los medicamentos, tampoco. Despu¨¦s de treinta a?os de intensa investigaci¨®n, apenas hay en el mercado una docena de medicamentos disponibles en parches epid¨¦rmicos, peque?os discos que se adhieren a la piel y permiten que el medicamento se filtre en el torrente sangu¨ªneo a lo largo de horas o incluso d¨ªas. Los investigadores tratan ahora de desarrollar nuevas v¨ªas de penetraci¨®n a trav¨¦s de la piel aprovechando los propios mecanismos de defensa que ¨¦sta desarrolla para bloquear el acceso al organismo.
Cada uno de los pocos medicamentos que hay en el mercado capaces de atravesar la piel representa un dif¨ªcil triunfo del ingenio sobre la biolog¨ªa, una forma de evitar el dolor de las agujas y muchos de los efectos secundarios que tienen las c¨¢psulas y las pastillas. Pero ahora los investigadores intentan encontrar formas m¨¢s complicadas de introducir los medicamentos a trav¨¦s de las defensas de la piel, incluso pensando en la electricidad como m¨¦todo para minar esas defensas, porque medicar a las personas a trav¨¦s de la epidermis en lugar de hacerlo a trav¨¦s del est¨®mago tiene muchas ventajas.Cuando los f¨¢rmacos son ingeridos, sus mol¨¦culas tienden a irrumpir en el torrente sangu¨ªneo desde el est¨®mago o intestino, como una horda de toros furiosos a los que se les permite salir del corral. La sangre las arrastra hasta el h¨ªgado, cuyas encimas pueden hacer variar la estructura de esas mol¨¦culas, y desde all¨ª salen impelidas al resto del cuerpo. Tras esta impetuosa irrupci¨®n inicial, los niveles de medicamento disminuyen r¨¢pidamente hasta la siguiente dosis.
Como las hormonas
Esta explosi¨®n r¨¢pida dentro de la sangre es exactamente lo que necesitan algunos medicamentos, como los antibi¨®ticos, que matan las bacterias, para funcionar mejor. Pero otros medicamentos, como las hormonas, funcionan mejor con un programa menos agitado, uno que les permita mantenerse en la sangre durante periodos prolongados, sin cambios estructurales, y en bajos niveles de concentraci¨®n. La idea de los medicamentos suministrados en forma de parche surgi¨® para hacer esto posible."Comenc¨¦ a darme cuenta de que hab¨ªa una enorme diferencia entre lo que hace el cuerpo con sus propias sustancias qu¨ªmicas -las hormonas- y lo que hacemos con las pastillas", explica Alejandro Zaffaroni, un bioqu¨ªmico que fund¨® la primera compa?¨ªa biot¨¦cnica dedicada a descubrir maneras de liberar los medicamentos lentamente en el torrente sangu¨ªneo.
"Con la medicaci¨®n oral", explica, "administramos una enorme concentraci¨®n inicial de f¨¢rmaco, y eso tiene efectos adversos y secundarios. Empec¨¦ a pensar que ser¨ªa mucho mejor suministrar los medicamentos de una forma m¨¢s parecida a como lo hace el cuerpo". La empresa de Zaffaroni, Alza, situada en Palo Alto, California, acab¨® dise?ando la tecnolog¨ªa que permiti¨® la creaci¨®n del primer medicamento en forma de parche, la escopolamina, comercializada en 1979 para la prevenci¨®n de la cinetosis, despu¨¦s de una d¨¦cada de investigaci¨®n dedicada a la no tan sencilla tarea de conseguir que la mol¨¦cula del medicamento atraviese suavemente la piel.
La capa exterior de la epidermis, denominada capa c¨®rnea, guarda el cuerpo como un muro de ladrillo. De hecho, estructuralmente es bastante similar a un muro de ladrillo, con c¨¦lulas muertas, llenas de prote¨ªnas y pegadas con un cemento oleoso de colesterol y otros tipos de grasa.
El resultado es una superficie fina y el¨¢stica que se regenera continuamente a partir de las capas vivas de epidermis que se encuentran inmediatamente debajo. Aunque est¨¢ ocasionalmente interrumpida por fol¨ªculos pilosos y gl¨¢ndulas sudor¨ªparas, y no es completamente impermeable, la capa c¨®rnea sigue siendo una gabardina de alta calidad: los cient¨ªficos han calculado que para penetrar esa capa, que tiene un espesor medio de s¨®lo 10 micras (0,0001 cm), una mol¨¦cula de agua puede tener que abrirse camino por un tortuoso sendero en zigzag de cientos de micras de largo, a trav¨¦s de las capas de prote¨ªnas y grasa.
Y todav¨ªa m¨¢s problem¨¢tico es el viaje de una mol¨¦cula de un medicamento desde la superficie de la epidermis hasta los vasos sangu¨ªneos situados en la base de la misma, los cuales pueden transportarla entonces al resto del cuerpo. En primer lugar, esto no se refiere necesariamente a las mol¨¦culas grandes como la insulina: el paso a trav¨¦s de la piel es tan s¨®lo para las mol¨¦culas peque?as. Dado que los parches de medicamentos no pueden medir m¨¢s que unos cuantos cent¨ªmetros cuadrados, el medicamento tiene que ser suficientemente potente como para funcionar en concentraciones muy bajas en el cuerpo. Y es necesario que su mol¨¦cula se mueva f¨¢cilmente tanto en el agua como en la grasa, para navegar por la grasienta capa c¨®rnea y penetrar despu¨¦s en las capas acuosas de piel situadas por debajo y ser absorbido por el torrente sangu¨ªneo. Adem¨¢s, al contrario que las cremas cosm¨¦ticas y los ung¨¹entos para la piel, los parches de medicamentos tienen que entrar y salir de la epidermis sin tratarla; no pueden quemarla, ser alterados por las encimas de la piel ni dejar huellas.
Lunares naranja
John Urquhart, m¨¦dico californiano que trabaj¨® en la creaci¨®n de los primeros parches para la piel, afirma que el albuterol, un medicamento contra el asma, se dej¨® repentinamente de lado como parche cuando un producto de prueba cubri¨® a los pacientes de lunares naranjas despu¨¦s de unas cuantas dosis.Los criterios para los parches son tan restrictivos que s¨®lo los cumplen unos cuantos medicamentos, entre los que se incluyen las hormonas de estr¨®geno y testosterona, el analg¨¦sico fentanil, la pronidina (un medicamento para la tensi¨®n), y la nitroglicerina, para el coraz¨®n.
Todav¨ªa queda por ver si estas t¨¦cnicas resultar¨¢n pr¨¢cticas y en qu¨¦ medida. "Mi conclusi¨®n, despu¨¦s de haber trabajado en este campo durante 15 a?os y de haber estudiado el tema los 15 siguientes, es que Dios no ten¨ªa intenci¨®n de que los medicamentos entrasen a trav¨¦s de la piel. La piel est¨¢ dise?ada para que no entre nada", afirma Urquhart.
?The New York Times
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