Entre el vandalismo y la guerrilla urbana
Los manifestantes se ensa?aron con bancos, cajas e inmobiliarias
Cuando el domingo a mediod¨ªa, una manifestaci¨®n de airados j¨®venes radicales empez¨® a reventar lunas de bancos y cajas en el barrio de Sants de Barcelona, los comercios vecinos se apresuraron a cerrar sus puertas. A la postre y salvo casos excepcionales, result¨® una medida innecesaria. Los manifestantes sab¨ªan a donde dirigir los pedruscos -"grandes, inmensos", recuerda una vecina del barrio- y los cohetes caseros: todos iban dirigidos contra los representantes de la propiedad m¨¢s tradicional: bancos, cajas de ahorros y oficinas de compraventa de inmuebles.La manifestaci¨®n sembr¨® de violencia un tramo de la calle de Sants de menos de medio kil¨®metro (entre la plaza de Sants y la calle de Brasil) en el que hay 22 entidades bancarias. La primera se salv¨®. Las otras registraron destrozos diversos, tanto m¨¢s grandes cuanto m¨¢s ganaban en experiencia. En la esquina de Sants con Brasil, donde se inici¨® la dispersi¨®n de los agresores, hay no menos de media docena de sucursales. Alguna de ellas no ten¨ªa ayer ni un solo vidrio sano.
Otros comercios, en cambio, superaron el d¨ªa sin da?os. Es el caso de la sex shop Erotic Palace. La persona que la atiende, Fernando S¨¢nchez, ni siquiera pens¨® en cerrar. Sab¨ªa, por anteriores ocasiones, que cuando ocurren cosas como la del domingo por la ma?ana en su local no entra nadie. "Espantan la clientela, pero luego ya se normaliz¨® y vinieron los de siempre: pocos, porque era d¨ªa festivo".
Los comercios que estaban abiertos optaron, mayoritariamente por cerrar. "Nunca sabes lo que va a pasar", explica Raquel Exp¨®sito, que trabaja en la panader¨ªa El Mol¨ª Vell y que reconoce que pas¨® "mucho miedo". Y a?ade: "Lo que hicieron no es normal. Est¨¢ bien reivindicar los derechos, pero de otra forma". Es de la misma opini¨®n Fernando S¨¢nchez: "Yo tambi¨¦n he ido a manifestaciones, pero no hace falta prender fuego a las cosas ni destrozar los edificios". Un camarero del caf¨¦ Jamaica, a quien sus compa?eros llaman Rodri, lo tiene m¨¢s claro: "Eran okupas, est¨¢ claro. Fueron a por bancos y empresas de fincas".
Mar¨ªa Teresa Ort¨ªn tiene una tienda de ropas justo en el punto donde se inici¨® la manifestaci¨®n. No abri¨®. "Mi marido se enter¨® de que hab¨ªa dos manifestaciones y decidimos que mejor dejar las puertas cerradas". La puerta met¨¢lica de su comercio tiene varias pintadas pero, explica, "no son del domingo. Llevan meses. Es que limpiamos y vuelven a pintar. As¨ª no hay manera".
Una manifestaci¨®n, la que caus¨® los destrozos, estaba convocada para protestar por otra, convocada por los seguidores del ultra Ricardo S¨¢enz de Ynestrillas. Su presencia autorizada causa casi tanta desaz¨®n en algunos como los destrozos. Es, entre otras, la opini¨®n de una dependienta de la tienda Tomo II.
A escas¨ªsimos metros de la plaza de Sants hay una pasteler¨ªa que tiene la luna rota. Su propietaria explica, sin embargo, que no es consecuencia de la manifestaci¨®n. Dos noches antes, un borracho quiso comer pasteles gratis. Unos metros m¨¢s arriba hay un kiosco a cuyo lado permanecen los restos de los contenedores de basuras quemados por los manifestantes en un intento de formar una especie de barricada frente a la presencia de la polic¨ªa. El quiosquero opt¨® por cerrar. Su mujer est¨¢ convencida de que la manifestaci¨®n era claramente pol¨ªtica porque, dice, "iban todos contra todos".
Varios jubilados, sentados en un banco frente a una entidad bancaria arrasada, contemplan los trabajos de sustituir los cristales rotos. Sus explicaciones son confusas. Recuerdan el estruendo, pero atribuyen la vor¨¢gine a la actuaci¨®n de grupos skins que "celebraban el d¨ªa de la raza", seg¨²n uno de ellos.
De los 26 detenidos, 19 eran okupas y 4 independentistas radicales. La polic¨ªa ultimaba ayer los interrogatorios y ten¨ªa previsto ponerlos hoy a disposici¨®n del juez, acusados de agresiones a personas, destrozos, des¨®rdenes y atentado a la autoridad. Los partidos pol¨ªticos sin excepci¨®n condenaron ayer los actos de violencia. El ayuntamiento, que actuar¨¢ como acusaci¨®n particular contra los detenidos, estima los costes de los destrozos de mobiliario urbano en unos cinco millones de pesetas. El alcalde de Barcelona, Joan Clos, calific¨® los actos de "violencia gratuita".
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