Triunfo de Campuzano en su despedida
Dos orejas y un rabo cort¨® Tom¨¢s Campuzano ayer en Ja¨¦n en el ¨²ltimo toro de su carrera profesional. Puede parecer que, por el premio conseguido, el torero sevillano arm¨® la marimorena, pero no fue as¨ª. El p¨²blico triunfalista le quiso obsequiar con esa inolvidable despedida, y para ello cont¨® con la colaboraci¨®n de un presidente generoso y facil¨®n a la hora de conceder trofeos. Nada m¨¢s y nada menos que ocho orejas y un rabo se cortaron y, en honor a la verdad, no fue para tanto.El p¨²blico, que el d¨ªa anterior ocup¨® algo m¨¢s de un cuarto de plaza con Curro Romero y Anto?ete en el cartel, se decidi¨® ayer, por el contrario, a casi llenar la plaza. Varios eran los motivos: el atractivo que ha despertado El Juli esta temporada, el buen recuerdo de actuaciones anteriores de Finito en este coso y la despedida de Campuzano.
Jandilla / Campuzano, Finito, El Juli
Toros de Jandilla, sin fuerza; 1? y 6?, mansos; 4?, noble, con casta, premiado con vuelta al ruedo.Tom¨¢s Campuzano, que se desped¨ªa del toreo: oreja; dos orejas y rabo. Finito de C¨®rdoba: aviso y oreja; dos orejas. El Juli: dos orejas; palmas. Los tres espadas salieron a hombros. Plaza de Ja¨¦n. 17 de octubre, 7? corrida de feria. Cerca del lleno.
Varias pe?as de este ¨²ltimo torero de Espa?a y Francia estuvieron presentes en su ¨²ltima actuaci¨®n. Aunque nunca se sabe. No ser¨¢ la primera vez que vuelve a los ruedos un torero despu¨¦s de anunciar su retirada. Precedentes los hay: a algunos les pica el gusanillo, otros echan de menos las tardes de gloria, y otros, porque tienen la cuenta corriente de aquella manera.
Tom¨¢s Campuzano se retira despu¨¦s de 20 a?os de alternativa y honradez profesional. Ha toreado lo que no quer¨ªan ver las figuras: las corridas llamadas "duras". Desde que en la Feria de Abril de Sevilla de 1979 Curro Romero y El Viti le dieran la alternativa, este torero ha hecho casi 900 veces el pase¨ªllo, y el de ayer en Ja¨¦n fue el ¨²ltimo -eso dice-, y as¨ª se lo hizo saber a sus tres hijas cuando les brind¨® su ¨²ltimo enemigo, al que le cort¨® el rabo.
En esta ocasi¨®n, Campuzano no tuvo enfrente a ning¨²n animal como los que ha acostumbrado a torear. La corrida de Jandilla no ten¨ªa fuerza y algunos presentaron s¨ªntomas de invalidez absoluta. Tan sin resuello sal¨ªan del toril que apenas los picaron. Algunos se lidiaron s¨®lo con un picotazo, y aun as¨ª no pod¨ªan con su alma. El cuarto, el mejor del encierro, desarroll¨® nobleza y casta, pero nada del otro mundo, y el presidente, generoso, le concedi¨® la vuelta al ruedo. ?l sabr¨¢ por qu¨¦ lo hizo.
Como tambi¨¦n hab¨ªa que preguntarle qu¨¦ vio durante la corrida para dar tantas orejas. Ser¨ªa, tal vez, que pretend¨ªa reconocer, con la complicidad del p¨²blico, la trayectoria de Campuzano en este mundo de los toros, pero a este torero no le hacen falta esos gestos para demostrar lo que ha sido.
Hab¨ªa sido, como queda dicho, el mejor toro del encierro. Parec¨ªa que se lo hab¨ªan guardado a Campuzano para esta ocasi¨®n, y el diestro lo tore¨® con gusto y torer¨ªa con la izquierda, mas en los redondos se tomaba ciertas ventajas. Acab¨® con circulares y una estocada un poco desprendida, y lleg¨® la euforia en el tendido. Algunos espectadores increparon a la presidencia por tanta generosidad y ped¨ªan al us¨ªa que abandonara el palco. En el primero, un ejemplar manso y sin resuello, Campuzano bastante hizo con intentar sacar algo provechoso.
Finito de C¨®rdoba tore¨® a sus dos enemigos con brillantez a la ver¨®nica. Su primero fue derrumb¨¢ndose por el suelo a cada pase. La faena tom¨® sabor en los ¨²ltimos muletazos, donde el toreo de Finito brill¨® con la izquierda. Al quinto, otro animal sin fuelle, el diestro tore¨® con gusto por la derecha. Se le vio m¨¢s seguro que en otras ocasiones.
El Juli cort¨® en el tercero dos orejas, y un servidor a¨²n no se lo explica. Tal vez ser¨ªa porque se le vio de rodillas con el capote y la muleta, pues el toro, que no fue claro en ning¨²n momento, no le dej¨® lucirse. Con el que cerr¨® plaza, El Juli no pudo hacer absolutamente nada ante un animal que se rajaba continuamente.
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