Del Prado
El problema de la ampliaci¨®n del Museo del Prado no puede ni debe reducirse al juicio del proyecto del arquitecto Rafael Moneo.Previa a esta cuesti¨®n est¨¢ la elecci¨®n del lugar, con el estudio de las posibles alternativas para su emplazamiento. Porque cualquier proyecto que se haga en el lugar elegido, claustro de los Jer¨®nimos, y con el volumen asignado, suscitar¨¢ igual rechazo.?Por qu¨¦ ah¨ª? Los espacios libres que rodean los Jer¨®nimos y el Museo del Prado son parte integrante de un espacio de Madrid inalterado desde hace muchos a?os, y su transformaci¨®n, su relleno, supondr¨¢ siempre una agresi¨®n. Porque para la apreciaci¨®n de una obra arquitect¨®nica se requiere proximidad, pero a una distancia media se aprecia s¨®lo el volumen, y a gran distancia, el bulto. Y este edificio ser¨¢ siempre como una protuberancia ajena a un muy entra?able paisaje de Madrid.
?Por qu¨¦ no se elige otro lugar, por ejemplo, el que ocupa la mole del Ministerio de Sanidad y Consumo, tan pr¨®ximo al museo? Ignoro si este edificio est¨¢ catalogado o protegido por leyes urban¨ªsticas, pero en mi opini¨®n no encaja en este entorno, incluso salvando sus posibles m¨¦ritos arquitect¨®nicos. Podr¨ªa transformarse adecu¨¢ndolo al emplazamiento y a su nueva funci¨®n.
El aprovechamiento de la totalidad o de la parte necesaria de su volumen mejorar¨ªa indudablemente esta zona, ennobleci¨¦ndola y dej¨¢ndola como est¨¢, que es como la mayor¨ªa de los madrile?os quiere el Prado y los Jer¨®nimos.
El paisaje de esta zona de Madrid pertenece a todos y, por tanto, no tiene due?o, no es patrimonio de los pol¨ªticos, ni de los arquitectos, que son s¨®lo, cuando tocan lo p¨²blico, servidores p¨²blicos y no due?os.
Y cuando no saben o no quieren apreciar la fina sensibilidad del pueblo, que en estas cosas pocas veces se equivoca, llegan a ser p¨¦simos servidores y administradores incompetentes, por mucha autoridad de la que se revistan. El cargo no comporta la sabidur¨ªa enciclop¨¦dica. El Estado dispone de recursos para resolver este problema con los numerosos inmuebles de su patrimonio que tiene en esta zona sin tener que recurrir a despojar a terceros de sus edificios y a todos de su paisaje, cuando adem¨¢s la soluci¨®n elegida satisface a unos pocos.- . .
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