Cantonalismo cultural
Este peri¨®dico proporcionaba el otro d¨ªa (EL PA?S, 11 de octubre de 1999) una impagable informaci¨®n sobre la censura que algunas comunidades aut¨®nomas ejercen sobre los libros de texto. Hab¨ªa de todo: desde la correcci¨®n pol¨ªtica (Libro del alumnado y Libro del profesorado en lugar de Libro del profesor y Libro del alumno, que son usos machistas) hasta el regionalismo exacerbado (prohibido hablar a los ni?os de r¨ªos y de trenes en Canarias porque las islas carecen de ellos) y folcl¨®rico (en Andaluc¨ªa no existe el tambor a secas, sino tambor "rociero"). Regionalismo e ignorancia: en Canarias se estableci¨® que el 50% de los autores mencionados en un programa de literatura deb¨ªan ser locales, pero ni Canarias ni ninguna regi¨®n espa?ola poseen autores suficientemente importantes para absorber la mitad del programa. El canario de nacimiento y madrile?o de adopci¨®n Benito P¨¦rez Gald¨®s puede cubrir ¨¦l solo casi todo un siglo, el XIX, pero ?qu¨¦ hacemos con Clar¨ªn y con B¨¦cquer? ?Valen o no valen? ?Y la Canci¨®n del pirata de Espronceda, tampoco interesa en ese programa? Ni las matem¨¢ticas se han librado de la peste: alguna autoridad andaluza rechaz¨® un libro de la materia porque no reflejaba la "cultura de Andaluc¨ªa". Deb¨ªa de tratarse de que no bastaba con multiplicar 20.000 naranjas por 10, sino que las naranjas deb¨ªan ser andaluzas para que la multiplicaci¨®n -o lo que sea- fuera m¨¢s contundente. Por eso en Andaluc¨ªa se rechaz¨® tambi¨¦n un manual de f¨ªsica en el que se planteaba un problema sobre el recorrido de un coche entre Madrid y Barcelona: ten¨ªa que ser entre Sevilla y M¨¢laga.No me digan que no es delicioso. Durante mucho tiempo los historiadores m¨¢s conspicuos nos hab¨ªan ense?ado que S¨¦neca y Adriano no eran espa?oles, sino romanos; ahora los ni?os andaluces no s¨¦ qu¨¦ har¨¢n con S¨¦neca y Adriano, pero desde luego el carn¨¦ de identidad de andaluz no hay qui¨¦n se lo quite a Abderram¨¢n III. A ver qui¨¦n se atreve.
Henos ante el viejo cantonalismo espa?ol; henos adem¨¢s ante la pervivencia -miren por d¨®nde- de la censura. Un t¨®tum revol¨²tum, mezcla de Iv¨¢n Illich, correcci¨®n pol¨ªtica y regionalismo enfermizo, se est¨¢ trasladando a muchos ni?os espa?oles, sobre todo a los m¨¢s desfavorecidos, que carecen de otros medios para completar sus conocimientos. As¨ª no se crean ciudadanos, sino neoanalfabetos funcionales cuyo destino ser¨¢, en muchos casos, el de servir de mano de obra barata. El Ministerio de Educaci¨®n deber¨ªa poner pie en pared a semejantes aventuras de cantonalismo cultural. Para algunos pol¨ªticos auton¨®micos se trata de eso, de cultivar el cant¨®n, los reinos de taifas, porque tal cosa s¨ª les asegura a ellos abundancia de forraje en el correspondiente pesebre.
Hace alg¨²n tiempo el autor de este art¨ªculo se permiti¨® poner en duda la oportunidad de los programas destinados a favorecer el cultivo de la fabla aragonesa; recibi¨® m¨¢s de un insulto por hacerlo. Y un galleguista, con motivo de consideraci¨®n equivalente, lo llam¨® heredero de quienes fusilaban en el bando nacional. Los minoritarios o diferentes no se andan con diplomacias verbales. Aqu¨ª lo que se ha puesto de moda, una moda para la que ser¨ªa bueno el vecindal grito de "marica, el ¨²ltimo", es que los portavoces de las minor¨ªas y las diferencias pueden hacer y decir lo que les venga en gana, mientras los dem¨¢s, que creemos en una Espa?a federal pero no dispersa, tenemos que callarnos y aguantarnos. "Qu¨¦ l¨¢stima que el vasco no sea una lengua rom¨¢nica. As¨ª, t¨² y yo no tendr¨ªamos que hablar la lengua del imperio", le dec¨ªa hace algunos a?os en San Sebasti¨¢n un vasco-muy-vasco a un catal¨¢n-muy-catal¨¢n ante la presencia del simple andaluz de Espa?a que era este columnista. Debo a?adir que el vasquista y el catalanista pasaban un fin de semana en San Sebasti¨¢n pagados con dinero p¨²blico y madrile?o para deliberar sobre los Premios Nacionales de Literatura. Corriendo el tiempo, uno de esos premios recaer¨ªa en un escritor madrile?o de nacimiento y vasquista de adopci¨®n. Cuando alguien le hizo ver la incongruencia de aceptar este premio, el batasuno madrile?o respondi¨® que hab¨ªa de estar a todas. "Cr¨¢neo privilegiado", habr¨ªa dicho el personaje borracho de Valle-Incl¨¢n. Sobre todo, privilegiado.
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