Sevilla acoge el Goncourt
Si hay un premio literario que puede considerarse el modelo de todos los premios, ¨¦se es el Goncourt. Hubo un tiempo en que Par¨ªs dictaba las modas art¨ªsticas y literarias. Los escritores de todo el mundo acud¨ªan a la capital francesa a velar sus primeras armas. Los j¨®venes fil¨®sofos trazaban all¨ª las primeras nociones de unas ideas que a?os m¨¢s tarde conducir¨ªan a algunos a una vida m¨¢s plena, mientras que, para otros, no ser¨ªan sino el camino m¨¢s corto de una muerte atroz. El Premio Goncourt pertenece a ese imaginario de cuyas ideas y sue?os se han nutrido muchos. Paule Constant, la ganadora del Premio Goncourt de 1998, estuvo ayer en Sevilla.La escritora francesa present¨® la novela que gan¨® el galard¨®n del a?o pasado, Confidencia por confidencia, en el Instituto Franc¨¦s. La novela de Constant est¨¢ traducida al espa?ol en Tusquets Editores. Enclavado en el barrio de Santa Cruz, el Instituto Franc¨¦s se mostraba ayer como uno de los marcos ideales para que esta escritora presentara su obra.
Hay un amor a la cultura t¨ªpicamente franc¨¦s. La importancia que se le da a la literatura y al comentario de textos en la educaci¨®n francesa o la devoci¨®n que tienen muchos pol¨ªticos de ese pa¨ªs por escribir sus memorias son un s¨ªntoma claro de esto. El Instituto Franc¨¦s es, con su peque?a biblioteca en la que no faltan las novelas de Modiano ni las amargas historietas de Lauzier, el lugar adecuado para que una novelista galardonada con el Goncourt presente su obra.
Paule Constant habl¨® de su novela y ley¨® algunos fragmentos de ella ante medio centenar de personas. La pared de la sala donde present¨® su obra estaba cubierta por unos carteles dedicados a Balzac. Los vigorosos personajes del peque?o dios de la novela francesa -Vautrin, Rubempr¨¦, Rastignac...- brillaban como bengalas junto a unos bellos dibujos de ¨¦poca.
La relaci¨®n entre cuatro mujeres que rondan la cincuentena en un oscuro y aburrido lugar de EE UU llamado Middleway forja la columna vertebral de la novela. Esta obra tuvo como origen un hecho bastante desagradable. "Hab¨ªa una rata enferma en una jaula. Cog¨ª la rata y la aplast¨¦ en mi mano tras ponerla en un pa?uelo de papel. Fue algo muy raro. Pero lo m¨¢s raro a¨²n fue que las mujeres que estaban conmigo propusieron hacerle un entierro a la rata. Me miraron y me dijeron que, como era la ¨²nica escritora, deb¨ªa escribir el elogio f¨²nebre de la rata", relat¨® Constant.
"As¨ª empieza la novela; y empieza as¨ª no para contar algo, sino para liberarme de unas im¨¢genes obsesivas. Me pregunt¨¦ a m¨ª misma qui¨¦n es esa mujer que hace un acto aparentemente cruel y que no lo es en realidad. Y tambi¨¦n me pregunt¨¦ por la identidad de esas mujeres que re¨ªan y qu¨¦ hab¨ªa tras su risa. He intentado en esta novela multiplicar los obst¨¢culos literarios e intent¨¦ hacer algo muy dif¨ªcil: un enfrentamiento a puerta cerrada", explic¨® Constant.
"Tras un coloquio feminista, cuatro mujeres pasan una velada un poco borrachas y a la ma?ana siguiente tienen problemas para despertar", dijo la escritora. "Gloria es una catedr¨¢tica negra que recibe a las otras. Gloria se enfrenta a Martha, que es escritora. Lola es una actriz y Babette es una universitaria jud¨ªa de origen argelino", indic¨® la escritora.
"Son cuatro mujeres que buscan su identidad: de pa¨ªs, de religi¨®n...", concluy¨® Constant. Luego, ley¨® algunos fragmentos de la novela y despert¨® varias risitas temerosas. Como si lo que se contaba en esas p¨¢ginas estuviera muy dentro de algunos oyentes y con la risa pretendieran exorcizarlo.
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