El jurado considera a dos menores culpables de abusar y asesinar a un ni?o en Ja¨¦n
Una de las condenas no fue un¨¢nime
Un jurado compuesto por nueve personas consider¨® ayer culpables a dos j¨®venes de 17 a?os del asesinato y abuso sexual que padeci¨® el 30 de octubre de 1998 el ni?o de 11 a?os A. C. en un olivar de Ja¨¦n. Enrique C. L. penetr¨® analmente al ni?o y, luego, le acuchill¨®. Su compa?ero Antonio A. S. fue el cooperador necesario, aunque el jurado no considera probado que directamente apu?alase al ni?o.
Ha hecho falta un d¨ªa y medio para que el jurado deliberase sobre un caso que se expuso durante dos d¨ªas en el juicio oral. Un¨¢nime ha sido la condena de Enrique C. L., pero en el caso de su amigo, dos miembros del jurado mostraron sus discrepancias con la mayor¨ªa. Las pruebas realizadas en el Instituto de Toxicolog¨ªa de Sevilla han sido determinantes para que los miembros del jurado consideren culpables a los dos j¨®venes, que cuando ocurrieron los hechos ten¨ªan 16 a?os. El semen encontrado en el ano del ni?o coincide con el de Enrique C. L., que durante el juicio oral se defendi¨® argumentando que el peque?o le hab¨ªa pagado para mantener relaciones sexuales."Existi¨® agresi¨®n sexual", asegur¨® la portavoz del jurado en la vista p¨²blica que se convoc¨® para exponer el veredicto. Tambi¨¦n se ha tenido en cuenta que en el lugar del crimen aparecieron objetos personales del joven y un trozo de cinta aislante de color rojo, la misma que llevaba el tubo de escape de la moto de Enrique C. L., con la que trasladaron al ni?o desde un parque de la capital hasta las inmediaciones de un pol¨ªgono industrial de las afueras.
Se han tenido en cuenta los agravantes solicitados por la acusaci¨®n particular, de la que se encarga el abogado C¨¦sar Carazo, de ensa?amiento, abuso de confianza y realizaci¨®n de actos vejatorios. Los dos j¨®venes conoc¨ªan al ni?o, ya que los tres viv¨ªan en el mismo barrio de la capital, y se aprovecharon de ello para convencerle de que les acompa?ase al campo. Los actos vejatorios hacen referencia a la introducci¨®n de un objeto alargado en el recto de A. C., que apareci¨® con restos de barro.
El acto de lectura del veredicto cont¨® con la presencia de familiares de los acusados. Los j¨®venes escucharon con aparente tranquilidad las palabras del juez y las de la portavoz del jurado que narraba los hechos que han considerado probados. El ambiente de tensi¨®n que se produjo durante la vista oral no tuvo continuidad ayer en la Audiencia de Ja¨¦n. Las familias escucharon atentas, sin que el veredicto pareciese causarles sorpresa.
Sin rastros
La larga sesi¨®n del jurado parece haber tenido como mayor escollo a salvar el hecho de que dos personas no consideraban culpable a Antonio A. S. De su participaci¨®n en los hechos no hay rastros que se consideren tan evidentes como en el caso de Enrique C. L. En su caso se han estimado las declaraciones que realiz¨® despu¨¦s de ser detenido en las que cont¨® detalles de lo ocurrido. Esos matices, seg¨²n el jurado, est¨¢n reflejados en sus declaraciones y en los an¨¢lisis forenses, por lo que descartan que se trate de una coincidencia.
Antonio A. S. asegur¨® durante todo el juicio que esos detalles que constaban en sus declaraciones se los hab¨ªa inventado por la presi¨®n que la polic¨ªa ejerc¨ªa sobre ¨¦l para que incriminase a su amigo. El ni?o muri¨® durante una noche de septiembre despu¨¦s de que abusaran sexualmente de ¨¦l. Los informes forenses han puesto de manifiesto que hizo falta la colaboraci¨®n de otra persona para que se produjese la penetraci¨®n, ya que hab¨ªa huellas en el cuerpo que demostraban que hab¨ªa sido sujetado. Tambi¨¦n fue m¨¢s de una persona la que acuchill¨® casi 30 veces al peque?o. Cuando A. C. cay¨® al suelo debilitado por las heridas lanzaron un bloque de hormig¨®n sobre su cabeza que termin¨® por causarle la muerte.
La sentencia de este caso con las penas impuestas la redactar¨¢ en los pr¨®ximos d¨ªas el magistrado Jos¨¦ Requena. La Fiscal¨ªa ped¨ªa para ambos 19 a?os de prisi¨®n, pena que la acusaci¨®n particupar elevaba hasta los 35 a?os. Los defensores de los dos j¨®venes solicitaron la libre absoluci¨®n
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