Retomar tono europeo
LA NEGATIVA reacci¨®n de Aznar al informe de los tres sabios sobre una reforma en profundidad de las instituciones de la UE refleja una postura m¨¢s conservadora que innovadora en materia europea. Ser¨ªa de lamentar que, contrariamente a ¨¦pocas anteriores, Espa?a se convirtiera en un freno a la integraci¨®n comunitaria. Aznar ha carecido de los reflejos de Tony Blair para rectificar y calificar ante el Parlamento de "perfectamente sensatas" las cuestiones planteadas en dicho informe. Encargado por el presidente de la Comisi¨®n, Romano Prodi, a tres ex pol¨ªticos -un belga, un brit¨¢nico y un alem¨¢n-, aboga por una reforma en profundidad de las instituciones de la UE para que sea viable una ampliaci¨®n a otros 12 o m¨¢s Estados y acercar la construcci¨®n comunitaria a los ciudadanos. Propone ampliar las decisiones por mayor¨ªa, limitando el veto nacional, reforzar el presidencialismo de la Comisi¨®n, favorecer que los que quieran avanzar m¨¢s en la integraci¨®n puedan hacerlo sin esperar a los reticentes, llegar incluso a reformar en parte los tratados sin necesidad de unanimidad de los miembros.En definitiva, y pese a que algunas propuestas sean discutibles, el informe tiene el valor de identificar los problemas. La actual presidencia finlandesa tiene que presentar otro informe, el suyo, para el Consejo Europeo de diciembre, de donde ha de salir el mandato para negociar una revisi¨®n, amplia o estrecha -ah¨ª est¨¢ el debate-, de los tratados. El Gobierno de Aznar pretende limitar en todos los proyectos estas reformas al m¨ªnimo: n¨²mero de comisarios y reparto de votos entre Estados. Es posible que antes de lanzarse a grandes reformas haya que dejar que funcione el reci¨¦n estrenado Tratado de Amsterdam y ver las necesidades que va creando el euro, pero aun as¨ª es muy importante evitar el tono poco europe¨ªsta que est¨¢ adquiriendo la posici¨®n espa?ola.
La actitud negativa de Aznar contrasta con el ¨ªmpetu demostrado en la cumbre de Tampere para crear un espacio judicial com¨²n, idea que ya lanz¨® el Ejecutivo socialista, o el apoyo prestado a la puesta en pie de una pol¨ªtica exterior y de seguridad com¨²n (PESC). Sin duda, las reformas institucionales ponen en juego intereses nacionales importantes, y ampliar el ¨¢mbito de las decisiones por mayor¨ªa y restringir el derecho de veto es algo a afrontar con cautela. Sin embargo, no parece existir otro camino para evitar que una UE ampliada se diluya o se convierta en un simple espacio comercial o econ¨®mico. Evitarlo exige una mayor integraci¨®n, al menos entre los dispuestos a hacerlo, como sucedi¨® al poner en marcha el euro, y ello pasa por compartir m¨¢s soberan¨ªa y por m¨¢s supranacionalidad.
Es previsible que Espa?a pierda peso institucional en una Europa ampliada. Pero este coste se puede compensar con una mejor pol¨ªtica de alianzas para Espa?a dentro de la UE. Es positivo reforzar el v¨ªnculo con el Reino Unido, pero la realidad es que se trata de un pa¨ªs que de momento no est¨¢ en el euro y que no pertenece al espacio sin fronteras de Schengen, en el que s¨®lo quiere participar a medias. La relaci¨®n entre Madrid y Londres no puede compensar el hecho de que la Espa?a de Aznar se ha alejado del eje central en la Uni¨®n Europea, formado, pese a todas sus dificultades, por Berl¨ªn y Par¨ªs. Hay que recuperar esa posici¨®n. No le conviene a Espa?a ponerse en una postura minimalista o lentificadora en asuntos europeos, sino contribuir a construir. As¨ª defender¨¢ mejor sus intereses particulares y los europeos generales. Y el Gobierno lo har¨¢ con m¨¢s fuerza si logra un amplio consenso al respecto con los socialistas. Espa?a pierde peso no s¨®lo por errores del Gobierno, sino tambi¨¦n en la medida en que la pol¨ªtica exterior deja de ser una cuesti¨®n de Estado.
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