El mito que crece y crece
Siete personajes del f¨²tbol espa?ol hablan con admiraci¨®n de Ra¨²l, la estrella del Madrid y de la selecci¨®n, que cumple el pr¨®ximo viernes cinco a?os en Primera
Zaragoza. 29 de octubre de 1994. Novena jornada de Liga. El Real Madrid visita La Romareda y en su alineaci¨®n aparece un chico de 17 a?os, un desconocido al que su entrenador llama Ra¨²l, as¨ª a secas. Aquel suceso aparentemente sin importancia es hoy, con la perspectiva de los cinco a?os que han pasado desde entonces, uno de los m¨¢s importantes del f¨²tbol espa?ol. Ese d¨ªa naci¨® una estrella.Ra¨²l es un futbolista que ya tiene a sus espaldas una cifras poderosas, inalcanzables para la mayor¨ªa de los jugadores. Un futbolista que puede presumir de haber levantado ya una Liga de Campeones, tambi¨¦n una Copa Intercontinental y dos Ligas. Un futbolista que le ha cogido una afici¨®n especial a surgir en los momentos decisivos, en las situaciones l¨ªmite; a ense?ar su sangre fr¨ªa justo en los instantes en los que el resto de los mortales se pondr¨ªa a temblar. Lleva 89 goles ya en Primera Divisi¨®n, la segunda mejor cifra que ense?a un futbolista espa?ol en activo. S¨®lo le supera Julio Salinas, un veteran¨ªsmo. Y algunos de sus goles son ya c¨¦lebres, de hemeroteca: el del Calder¨®n, el que anot¨® en Tokio, la cuchara en Gij¨®n... Su carrera, sus cinco a?os entre la ¨¦lite -ah¨ª se instal¨® desde el primer d¨ªa-, est¨¢ llena de pasajes que le diferencian, que le engrandecen sobre los dem¨¢s futbolistas. No tiene el regate de Figo, ni la precisi¨®n de Rivaldo, ni la potencia de Ronaldo, ni el gol de Vieri... Pero tiene algo que le incluye en ese grupo de ilustres. ?Qu¨¦ exactamente? Algunos de los personajes que se han cruzado con ¨¦l, que le tuvieron como pupilo, como compa?ero o como rival, aceptaron colaborar para descubrirlo.
JORGE VALDANO
"Ra¨²l ya nos ven¨ªa entusiasmando en el filial. Le llevamos a un amistoso a Karlsruhe y le hicimos jugar cuando quedaba media hora. Sali¨® y pareci¨® que su sola presencia hab¨ªa activado el sistema nervioso del equipo. Se produjo un salto en velocidad y profundidad que pareci¨® milagroso. Cuando termin¨® el partido supe que Ra¨²l estaba a la altura, pese a sus 17 a?os, de jugar con nosotros. Tres d¨ªas despu¨¦s debut¨® en Zaragoza y me volvi¨® a impresionar. Tuvo un par de ocasiones claras y las err¨®. No es que los fallos le cicatrizasen pronto, es que no le dejaban ninguna herida. No los asum¨ªa como fallos, no le afectaban en lo m¨¢s m¨ªnimo. Una semana despu¨¦s repiti¨® titularidad ante el Atl¨¦tico, marc¨® un gol y fue el mejor del equipo. Como entrenador del Madrid, disfrut¨¦ de ¨¦l menos de un a?o. Pero a los seis meses, cuando pas¨® el periodo de consolidaci¨®n, ya estaba claro que est¨¢bamos ante alguien especial. Tiene una inteligencia superior. Aprende much¨ªsimo de cada partido. Uno de los rasgos que le distinguen, algo que en ¨¦l es una cualidad natural, es su extraordinaria capacidad de concentraci¨®n. Posee un autocontrol propio del que ha vivido tres vidas. Ra¨²l te deja helado hasta en un rondo. Igual que Romario me hac¨ªa re¨ªr en los rondos, porque cada una de sus maniobras me parec¨ªa una broma bien hecha, Ra¨²l me impresionaba por la seriedad, por la gravedad con la que los jugaba. En ese momento, en pleno rondo, para Ra¨²l no existe nada m¨¢s importante en este mundo que ese radio de acci¨®n. Y si es as¨ª en los ensayos, no digamos en los partidos. De los 90 minutos no le sobra ninguno. Desde que le hice debutar, hace ya cinco a?os, Ra¨²l s¨®lo ha cambiado en el paso propio del ni?o que se hace hombre. Por lo dem¨¢s, tiene una capacidad de discriminaci¨®n tremenda. Lo que no le conviene lo elimina. Ante este tipo de futbolistas es imposible averiguar d¨®nde se encuentra el techo".
El entrenador que le hizo debutar
"Admiro a dos clases de jugador. Uno no tiene ninguna relaci¨®n conmigo. Se trata de un futbolista que hace cosas que de ninguna manera s¨¦ hacer: gente que tiene gol, que decide partidos a partir de su calidad individual. Ser¨ªan jugadores como Rivaldo o Ra¨²l. El otro tipo de jugador que me provoca admiraci¨®n es aqu¨¦l que tiene alguna cercan¨ªa con lo que a m¨ª me gustar¨ªa hacer. Se colocan bien en el campo, distinguen lo que conviene en cada zona, juegan a un toque cuando es necesario, driblan cuando lo exige la ocasi¨®n, tiran paredes, eligen. Voy a citar a dos de esta clase: Zidane y Ra¨²l. Eso es lo que me maravilla de Ra¨²l, pertenece a mis dos categor¨ªas de grandes futbolistas. Adem¨¢s dispone de otra virtud extra?a. Hay jugadores que requieren de un sitio c¨®modo, de un equipo que se ajuste a sus caracter¨ªsticas, que todo est¨¦ preparado para que se aprecien sus cualidades. Con Ra¨²l no sucede eso. Si su equipo juega bien o juega mal, Ra¨²l siempre tiene algo que decir. Son poqu¨ªsimos los que consiguen sobreponerse a condiciones que no les resultan favorables. Ra¨²l es una de estas excepciones. Juega bien en un equipo que tiene dificultades para jugar bien. Para m¨ª no hay discusi¨®n: es el jugador m¨¢s importante del f¨²tbol espa?ol, el que va a batir r¨¦cords, el que se va a acercar o a superar la marca de Zarra como m¨¢ximo goleador de la Liga. S¨®lo le falta encontrar la regularidad de su equipo. Muchas veces se ve obligado a hacer esfuerzos excesivos para ayudar al equipo. Cuando juego con ¨¦l, tengo la misma impresi¨®n que con Figo: le miro y le encuentro de forma instant¨¢nea, y luego me siento tranquilo porque s¨¦ que Ra¨²l har¨¢ lo que conviene. Si est¨¢ en el medio campo, descargar¨¢ a un toque. Si se acerca al ¨¢rea, regatear¨¢ o tirar¨¢ un desmarque. Y en el ¨¢rea no perdona: casi nadie define como ¨¦l. Si yo fuera espectador, tendr¨ªa a Ra¨²l como el jugador perfecto, porque nada molesta m¨¢s que los futbolistas que regatean cuando tienen que pasar, que pasan cuando tienen que regatear, que conducen cuando necesitan tocar... Por fortuna, Ra¨²l nos ense?a c¨®mo se hacen bien las cosas".
GUARDIOLA
"El d¨ªa que le hizo aquel golazo al Atl¨¦tico en el Calder¨®n, el del 2-1 para ganar el partido, fue el d¨ªa de su bautismo como grande. Acababan de expulsar a Mijatovic, el duelo iba empate a uno, y todo se pon¨ªa de cara al Atl¨¦tico, que nos achuchaba. Capello dej¨® solo arriba a Ra¨²l, que supo llegado su momento. Se rebel¨® contra el destino del partido, agarr¨® la pelota fuera del ¨¢rea, rompi¨® a Geli y se meti¨®; luego mand¨® al suelo a L¨®pez y finalmente, sin ¨¢ngulo, remat¨®. Era un gol muy dif¨ªcil de hacer en el momento m¨¢s complicado del partido. Ah¨ª es cuando dices este jugador est¨¢ hecho de otra pasta, tiene algo que lo hace diferente. Para m¨ª ¨¦se fue el momento de Ra¨²l, el instante en el que le dijo al mundo que es un futbolista llamado para las cosas grandes. Ra¨²l ya impresiona en los entrenamientos, pero un jugador s¨®lo puede ser juzgado en un partido. Y no s¨®lo en uno concreto, en un primer vistazo. No vale entusiasmarte por la forma de caminar, por lo que hace en un rondo, o por la pinta que tiene. Porque las apariencias enga?an. De Bochini [media punta del Independiente y de la selecci¨®n argentina a comienzos de los ochenta], por ejemplo, no se pod¨ªa decir que ten¨ªa una gran pinta, y sin embargo, es un grande. A Ra¨²l le pasa un poco lo mismo. Sin conocerlo, es el tipo al que llegar¨ªas a descartar como futbolista. No ten¨ªa aspecto de futbolista. Esa sensaci¨®n me dio el d¨ªa que le subieron al primer equipo. Y, sin embargo, mira el jugador que se ha hecho el tipo".
Su rival con el Bar?a y su socio en la selecci¨®n
"Antes de verlo ya sab¨ªa que Ra¨²l era un fuera de serie. Que de las categor¨ªas inferiores me iba a venir competencia de las grandes. Recuerdo que cuando yo estaba en el primer equipo del Madrid, mi padre siempre me dec¨ªa que en el Tercera hab¨ªa un jugador que era buen¨ªsimo. Se lo cre¨ª sin necesidad de comprobarlo yo mismo porque mi padre, la verdad, tiene muy buen ojo. Despu¨¦s ya no hubo un momento concreto en el que Ra¨²l me maravillara. Hubo muchos, pero ninguno especial. Lo conoc¨ª en los entrenamientos, en los partidos. S¨ª, te das cuenta de que es muy bueno. Sobre todo porque tiene esa listeza, esa inteligencia para moverse en el ¨¢rea... esa intuici¨®n para estar siempre donde va a ir la pelota. Eso es olfato. ?l se qued¨® en el Madrid, yo me fui al Betis... No le guardo rencor".
FERNANDO REDONDO
"Recuerdo que debut¨® en Zaragoza, con 17 a?os, y que al domingo siguiente jug¨® contra nosotros en el Santiago Bernab¨¦u. Lo hab¨ªamos visto en su deb¨² y, sobre todo, hab¨ªamos escuchado hablar muy bien de ¨¦l. Bueno, la t¨ªpica exageraci¨®n de la prensa, pensamos, cuando se habla de un futbolista del Madrid. Pero ese d¨ªa, contra nosotros, el chico hizo un partidazo. Meti¨® un gol extraordinario, desde fuera del ¨¢rea, con una frescura y una juventud sorprendente. Eso, con 17 a?os, es una prueba de personalidad al alcance de muy pocos futbolistas. Y lo dif¨ªcil no fue eso. Quedaba por ver si aquello hab¨ªa sido cosa de la motivaci¨®n l¨®gica de jugar ante el Atl¨¦tico, el club en el que se form¨® de ni?o. Hab¨ªa que comprobar si era capaz de mantenerse. Los que se mantienen, prueban que est¨¢n hechos de otra pasta. Y las estad¨ªsticas de Ra¨²l dicen claramente que se ha mantenido. Los n¨²meros mandan. Ra¨²l es un tipo de jugador important¨ªsimo en el f¨²tbol moderno: no es centrocampista, no es delantero, pero es un goleador. Si el equipo necesita sacrificio, te lo da. Pero te preguntas: ?Tiene la habilidad de un Zidane? No, no. ?Tiene el gol de un Vieri?, tampoco. Pero te crea ocasiones, mete pases, le hacen faltas, mete goles... Es crack".
Su mejor amigo dentro del Madrid
"Un detalle en apariencia insignificante me present¨® la grandeza de Ra¨²l. Yo defend¨ªa todav¨ªa la camiseta del Real Madrid. Est¨¢bamos en una sesi¨®n de entrenamiento, en un ejercicio de posesi¨®n de bal¨®n. Le rob¨¦ la pelota a Ra¨²l, entonces un reci¨¦n llegado de 18 a?os. Y ya no pude darle esquinazo en toda la ma?ana. S¨®lo cuando me volvi¨® a quitar el bal¨®n, ya me dej¨® tranquilo. Camino de la ducha, me acuerdo, pens¨¦ en la tenacidad y el amor propio de Ra¨²l: hac¨ªa mucho tiempo que no hab¨ªa visto en un campo semejante actitud. Recuerdo su primer d¨ªa en el vestuario. Ra¨²l ten¨ªa mucha personalidad, la misma que le empuja a recorrerse el campo y alejarse del ¨¢rea, su espacio natural, pero a la vez ense?aba un tremendo desparpajo pero escuchar los consejos de los dem¨¢s. Su calidad es indudable, pero si cabe es m¨¢s estrella que el resto de estrellas por su capacidad para trabajar en todas las zonas del campo y hacerlo bien. Y luego, saca ventaja de las situaciones m¨¢s inveros¨ªmiles. Te resuelve en un instante".
ALFONSO
"Me impresion¨® en el primer entrenamiento con el Madrid. Ra¨²l ven¨ªa de los equipos inferiores y s¨®lo ten¨ªa 17 a?os. Pero apareci¨® en el entrenamiento y no se arrug¨® ante nadie. No le asustaron ni Hierro, ni Sanchis, ni Alkorta. No se cortaba para intentar regatearles, o tirarles ca?os. Era un descarado, la mejor cualidad para un juvenil que pretende progresar. Quiz¨¢ hab¨ªa otros jugadores de su edad con una calidad parecida, pero ninguno se sent¨ªa tan confiado. No ten¨ªa dudas. Desde su deb¨² en Zaragoza, funcion¨® en Primera como funcionaba en Tercera Divisi¨®n, sin sentirse impresionado por nada ni nadie. M¨¢s tarde, le he tenido enfrente, en la peor posici¨®n posible: como portero. En el ¨¢rea improvisa como ninguno. Hay delanteros que s¨®lo tocan una nota. Son los m¨¢s sencillos de descifrar para los porteros. Ra¨²l es indescifrable. Unas veces te pica la pelota, otras te amaga, o te hace un regate largo, o pega fuerte al bal¨®n, o lo pasa a un compa?ero. Maneja tantas alternativas que se convierte en una pesadilla para los porteros. No tengo duda de que estamos ante el mejor futbolista espa?ol. Ya es referencia en Europa. En el futuro, har¨¢ historia".
El futbolista al que Ra¨²l cerr¨® el paso
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