"La locura de Hitler no era mental, sino pol¨ªtica", se?ala Ian Kershaw
El historiador brit¨¢nico presenta su monumental biograf¨ªa del dictador
?Estaba Hitler loco? "En el sentido m¨¦dico, Hitler era un hombre normal", afirma su m¨¢s reciente bi¨®grafo, Ian Kershaw. "Hitler no estaba loco; en sus ¨²ltimos 18 meses estuvo psicol¨®gicamente algo desequilibrado, pero en Hitler no hay m¨¢s que una locura pol¨ªtica. Ver a Hitler como un loco es no entender el proceso que llev¨® a su dictadura. Es cierto que la maldad de Hitler resulta m¨¢s aterradora sin locura".
El gusano que aparece en un cad¨¢ver y medra en ¨¦l no es explicable sin los fen¨®menos de la descomposici¨®n, de los que es exponente y no causa primordial: no se puede entender a Adolf Hitler, considera Ian Kershaw, sin enmarcarlo en la sociedad alemana de su ¨¦poca y un estudio convincente del personaje debe ser al mismo tiempo una historia de la era nazi. As¨ª aborda el historiador brit¨¢nico su monumental biograf¨ªa -que ayer present¨® en Barcelona-: desde el punto de vista social y no psicol¨®gico. Hitler nunca hubiera podido alcanzar cotas de poder en un contexto diferente. S¨®lo lo que los dem¨¢s vieron en Hitler lo hizo posible. No obstante, se?ala Kershaw, no hay que menospreciar a Hitler -algo que fue letal para muchos de sus adversarios-: en la descomposici¨®n social de Alemania, Hitler fue un gusano aplicado, de un sorprendente oportunismo, y su contribuci¨®n personal a la barbarie nazi result¨® indispensable. ?Podr¨ªa haber sido Hitler otro? "Las tendencias estaban ah¨ª, podr¨ªa haber sido otra persona quien las desarrollase. Habr¨ªa habido en Alemania una dictadura militar, se habr¨ªa llevado a cabo una pol¨ªtica de agresividad, de discriminaci¨®n de las etnias minoritarias, sobre todo los jud¨ªos, pues el antisemitismo estaba en el ambiente. Pero si sacamos a Hitler, Alemania no se hubiera enzarzado en una guerra europea general, no se hubiera creado un estado policial terrorista como el de Himmler y la SS, y la discriminaci¨®n contra los jud¨ªos no hubiera culminado en genocidio"."Sin Hitler no se hubiera producido el genocidio", subraya Kershaw. "Himmler y Heydrich no hubieran podido llevar a cabo el genocidio sin apoyo de Hitler; Hitler abastece el sistema, es el fundamento que ellos necesitan para realizar el genocidio. ?Prefer¨ªa Hitler no conocer los detalles? Sabemos que los informes de las ejecuciones de los Einsatzgruppen llegaban hasta ¨¦l. Pero Hitler no hablaba de ello en su peque?o c¨ªrculo y no visit¨® nunca los campos de exterminio. B¨¢sicamente, permiti¨® la legitimaci¨®n del trabajo sucio". Kershaw se?ala al respecto c¨®mo la palabra de Hitler lleg¨® a tener valor de ley en la Alemania nazi y pone como ejemplo que la pol¨ªtica de eugenesia se bas¨® en la autorizaci¨®n que garabate¨® el dictador en un papel para un caso de eliminaci¨®n de un ni?o deficiente que afectaba a su m¨¦dico personal. "Y en el caso del exterminio de los jud¨ªos ni siquiera hicieron falta esas cuatro frases garabateadas, bastaron indicaciones verbales".
Hitler, seg¨²n lo muestra Kershaw, fue, al margen de su ejercicio pol¨ªtico y a diferencia de un Churchill o un Kennedy, un personaje de muy escaso inter¨¦s. "Si quisiera hacer una biograf¨ªa en sentido estricto de Hitler saldr¨ªa un libro muy peque?o", dice. ?Fue un ejemplo de la banalidad del mal, en el sentido que emple¨® Hannah Arendt con Eichman? "El mal no es un tema hist¨®rico sino filos¨®fico, pero s¨ª, eso se deja entrever en la biograf¨ªa. En todo caso, yo dir¨ªa m¨¢s que Hitler representa la mediocridad del mal".
Kershaw, una de las autoridades mundiales sobre el nazismo y sobre Hitler, ha alumbrado una monumental biograf¨ªa del personaje distribuida en dos vol¨²menes, el primero de los cuales, de casi 800 p¨¢ginas y que cubre hasta la reocupaci¨®n de la Renania en 1936, acaba de aparecer en Espa?a (Ediciones Pen¨ªnsula). El segundo, del que Kershaw ha concluido el borrador, se publicar¨¢ en ingl¨¦s en septiembre. El historiador dijo ayer que la aportaci¨®n de su Hitler radica en el enfoque m¨¢s que en revelaciones sensacionales basadas en nueva documentaci¨®n, "que no creo que exista siquiera". No obstante, Kershaw ha tenido acceso a dos fuentes de las que no dispusieron anteriores bi¨®grafos de Hitler: la colecci¨®n completa de sus discursos (de 1919 a 1945) y el diario ¨ªntegro de Goebbels, hallado recientemente en archivos estatales de Mosc¨², conservado en placas de cristal -una forma primitiva de fotocopia-.
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