Incertidumbre
El Guggenheim de Bilbao acaba de cumplir dos a?os: la modernidad va envejeciendo. Siempre me ha fascinado ese edificio carnoso y org¨¢nico, tan rizado y ondulante como una an¨¦mona. Ahora, el Pa¨ªs Vasco tiene otra construcci¨®n formidable: el Kursaal de Moneo en San Sebasti¨¢n. Al contrario que el Guggenheim, el Kursaal no da la medida de s¨ª mismo en las fotograf¨ªas. Retratado, el edificio parece una quieta mole de dos cubos; en la realidad, es un espacio desencajado e inquietante. Las aristas no cuadran, las paralelas terminan convergiendo. Toda la estructura, inmensa como es, se encuentra descoyuntada, como si hubiera sufrido un terremoto.La arquitectura es uno de los lenguajes de la humanidad, un lenguaje de hierro y de cristal, de hormig¨®n y de piedra. Lo que las sociedades dicen con sus edificios es lo mismo que expresan con sus novelas, sus pol¨ªticas, sus guerras. Se podr¨ªa hacer un seguimiento de los sue?os y terrores de los humanos a trav¨¦s de la forma de sus ventanas.
Todas estas obviedades vienen a cuento porque me parece que el Kursaal y el Guggenheim, teniendo dise?os totalmente distintos, nos cuentan la misma historia. Los dos son colosales, y, sin embargo, ligeros. Y adem¨¢s, se mueven: el Guggenheim, como un bicho polilobulado y perezoso, con las escamas de titanio agit¨¢ndose al viento; el Kursaal, como si anduviera patinando sobre un suelo dudoso y estuviera a punto de desplomarse. Ambos constituyen, por tanto, una alarmante transgresi¨®n a la solidez tradicional de los edificios. Y ¨¦se es el quid de la cuesti¨®n: ahora, en estos finales del milenio, la solidez y la seguridad se han acabado. Todas las certezas se nos han hecho a?icos: desde la fe en Dios hasta la confianza en el progreso, desde la propia identidad hasta el amor. En un mundo tan fragmentario y tan azaroso, ni siquiera los inmuebles m¨¢s enormes se asientan con rotundidad sobre sus cimientos. El Guggenheim y el Kursaal son obras tan emocionantes y expresivas porque reflejan nuestros deslizamientos interiores. Es la arquitectura de la incertidumbre.
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