Juego de equ¨ªvocos
LA SUBIDA salarial anunciada por Manuel Chaves para los funcionarios de la Junta de Andaluc¨ªa -entre el 3,6% y el 3,9%- ha pasado en s¨®lo unas horas de ser un nuevo desaf¨ªo al Gobierno a convertirse en una reedici¨®n, corregida y aumentada, del modelo retributivo acordado para la Administraci¨®n central. En ambos casos, la subida salarial es del 2%, lo que resulta compatible con el discurso de moderaci¨®n salarial y contenci¨®n de la inflaci¨®n. Pero las dos administraciones han decidido crear sendos fondos especiales para mejorar los sueldos p¨²blicos con cargo a una supuesta mejora de la productividad. El Gobierno central dota ese fondo con 13.000 millones de pesetas, y el Gobierno andaluz, con 4.000 millones. En el primer caso equivale a una subida adicional de 0,7 puntos, y en el segundo, de 1,6. El car¨¢cter cl¨®nico de ambas propuestas es tan evidente que el propio ministro de Administraciones P¨²blicas, ?ngel Acebes, ha tenido que salir al paso de posibles recursos al Tribunal Constitucional anticipados por algunos dirigentes del PP.Lo que empieza a resultar pat¨¦tico es este juego de espejos trucados que no crea sino confusi¨®n entre la opini¨®n p¨²blica y los propios funcionarios. La Junta de Andaluc¨ªa ha hecho una presentaci¨®n abusiva de una subida salarial que ha intentado rentabilizar como si duplicara la de los funcionarios del Estado. El Gobierno central, por su parte, ha tratado de poner el acento en su coherencia presupuestaria al significar que la subida pactada es del 2%, aunque ¨¦l mismo ha abierto un portillo para la puja de las diversas autonom¨ªas con el fondo especial de productividad, por el que ya se ha colado Andaluc¨ªa y por el que van a transitar Arag¨®n, Murcia, el Pa¨ªs Vasco y es probable que la mayor¨ªa de las comunidades.
Para evitar el posible efecto negativo que pudiera tener la presentaci¨®n electoralista que ha hecho la Junta de Andaluc¨ªa de su generosidad, el propio Acebes ha salido al paso diciendo, ahora s¨ª, que el crecimiento salarial pactado por la Administraci¨®n central rebasa el tan publicitado 2%. Este episodio ha servido al menos para que la opini¨®n p¨²blica conozca que la moderaci¨®n salarial pregonada por el Gobierno y solicitada por el sector privado tiene al menos una v¨ªa de fuga por el camino de la productividad. Unas veces se juega a la moderaci¨®n salarial y al rigor presupuestario y otras a ganar el favor de los empleados p¨²blicos con cl¨¢usulas colaterales que permiten subidas por encima de la inflaci¨®n prevista.
Las consecuencias de este modelo salarial, con un fondo de retribuci¨®n a?adido, no han tardado en presentar su peor cara: la puja entre comunidades aut¨®nomas para ver qui¨¦n da m¨¢s. Una tentaci¨®n particularmente poderosa para la Junta de Andaluc¨ªa, que, a diferencia de las restantes comunidades, se encuentra en v¨ªsperas electorales. Pero s¨®lo un poco probable ejercicio universal de prudencia y moderaci¨®n puede evitar que entren en la danza otras comunidades aut¨®nomas, ayuntamientos u otros organismos p¨²blicos, al punto de convertir en entelequia la tan pregonada moderaci¨®n salarial del 2% que serv¨ªa como argumento central para recuperar competitividad y luchar contra una inflaci¨®n al alza.
En lo que a los funcionarios se refiere, pocas quejas puede plantear el Gobierno central por la propuesta provocativa de Chaves; al fin y al cabo, fue el Ejecutivo el que se invent¨® la f¨®rmula m¨¢gica. En su gesto no hay un desaf¨ªo an¨¢logo al que supuso la subida de las pensiones m¨ªnimas y que, meses despu¨¦s, Pujol mediante, dar¨ªa pie al compromiso alcanzado por el Gobierno y los sindicatos. Lamentablemente, a partir de ahora habr¨¢ que estar atentos y hacer dobles o triples lecturas de cada cosa que se acuerde, porque todo tiene un espejo electoral. La propaganda prima sobre la realidad.
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