EE UU da la espalda al mundo
Washington opta por ejercer su liderazgo mundial s¨®lo en funci¨®n de sus intereses nacionales
Estados Unidos puede perder su esca?o en la Asamblea General de Naciones Unidas si no paga parte de los 1.800 millones de d¨®lares (poco menos de 300.000 millones de pesetas) que debe a ese organismo antes del pr¨®ximo 31 de diciembre, advirti¨® el jueves Stephen Schwebel, presidente del Tribunal Internacional de Justicia. Pero EEUU es tambi¨¦n el pa¨ªs donde menos alarma despierta esa posibilidad. En el cenit de su potencia imperial, el gigante est¨¢ ensimismado pol¨ªticamente. Si defiende con vigor una globalizaci¨®n que le permita colocar a¨²n m¨¢s en todo el planeta sus mercanc¨ªas, capitales, valores y formas de vida, el gigante se encierra en materia pol¨ªtica en lo que Bill Clinton denuncia como "nuevo aislacionismo".Tal es el ensimismamiento, que Clinton, que conquist¨® en 1992 la Casa Blanca ofreciendo una mayor dedicaci¨®n a los asuntos dom¨¦sticos tras presidencias de tanta proyecci¨®n mundial como las de Ronald Reagan y George Bush y que jam¨¢s ha tenido una pol¨ªtica exterior clara, ambiciosa y coherente, ha terminado por convertirse en uno de los pocos internacionalistas de Washington. Frente a la mayor¨ªa republicana del Congreso y buena parte de la opini¨®n p¨²blica, Clinton defiende que EEUU no puede abandonar su obligaci¨®n de desempe?ar un m¨ªnimo liderazgo pol¨ªtico planetario.
El Congreso acaba de propinarle dos tremendas bofetadas al presidente, al que juzg¨® por el caso Lewinsky el pasado invierno. La m¨¢s peligrosa es el rechazo de la ratificaci¨®n del Tratado de Prohibici¨®n Completa de Pruebas Nucleares (TPCPN). Liderados por el extremista republicano Jesse Helms, los senadores han optado por reservar el derecho a hacer ensayos nucleares reales a un pa¨ªs que es, con mucha diferencia, la mayor potencia at¨®mica y tambi¨¦n la m¨¢s preparada para simular en ordenadores esos experimentos.
En sus debates sobre el TPCPN, los senadores lo han dejado claro: no se f¨ªan. Ni de grandes potencias nucleares como Rusia o China, ni de aspirantes como Irak, Ir¨¢n o Corea del Norte, ni de la ONU, que apadrina ese tratado, ni de ning¨²n eventual mecanismo internacional de control de las pruebas. Pero el legislativo de EEUU no s¨®lo desconf¨ªa de todos, sino que tambi¨¦n quiere gastar menos d¨®lares en financiar elementales objetivos de pol¨ªtica exterior.
Menos ayuda exterior
Clinton se ha visto obligado a vetar los presupuestos de ayuda exterior que le han sido remitidos desde el Capitolio. Las cuentas del legislativo no incluyen el cumplimiento de promesas de la Casa Blanca como el pago de las deudas a la ONU, la financiaci¨®n de los acuerdos de Wye Plantation entre israel¨ªes y palestinos, la ayuda para desmantelar el caos de los arsenales nucleares rusos, la condonaci¨®n de la deuda de los pa¨ªses pobres centroamericanos o el apoyo a misiones de paz en ?frica.
Los norteamericanos est¨¢n encantados de que el mundo coma, beba, se vista, compre, vea cine o navegue por Internet como ellos. El libre comercio es uno de los principios fundacionales de la naci¨®n norteamericana. Pero el aislacionismo pol¨ªtico, la voluntad de dar la espalda a los conflictos del mundo, es otro pilar estadounidense. Eso llev¨® al Congreso a rechazar el Tratado de Versalles y la creaci¨®n de la Sociedad de Naciones, que pusieron fin a la I Guerra Mundial. El hecho de que ese rechazo sea el ¨²nico precedente de la derrota sufrida en el Capitolio por el TPCPN abre un inquietante interrogante sobre qu¨¦ est¨¢ pasando en el pa¨ªs al que el resto del planeta mira en busca de liderazgo.
EEUU s¨®lo asumi¨® su condici¨®n de superpotencia mundial en la guerra fr¨ªa, cuando vio una amenaza en la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Pero ya no hay nazis ni comunistas que desaf¨ªen seriamente el modelo norteamericano, sino peque?os satanes como Sadam Husein, que pueden ser contenidos con la pol¨ªtica de la ca?onera. O narcotraficantes y terroristas internacionales, para los que bastan el FBI, la CIA y organismos semejantes.
Aquellos denunciados por Clinton como "aislacionistas" prefieren el ep¨ªteto "unilateralistas". Son los que han llevado a que EEUU rechace numerosos acuerdos internacionales, dominan en el Partido Republicano y no son pacifistas. Creen que EEUU debe incrementar su gasto militar para poder intervenir en solitario all¨ª donde exista amenaza a sus intereses. No quieren tratados internacionales, sino manos libres y bien armadas. Desean que EEUU se dote del costos¨ªsimo avi¨®n F-22 Raptor y lo ¨²nico que le aplauden a Clinton es que haya decidido resucitar la Guerra de las Galaxias con ensayos para interceptar misiles bal¨ªsticos. George Bush, el gobernador de Tejas y principal aspirante republicano a suceder a Clinton, se sit¨²a en ese campo.
Sandy Berger, consejero de Seguridad de la Casa Blanca, lo explica muy bien. "El nuevo aislacionismo de 1999 se equivoca en lo mismo que el de hace seis o siete d¨¦cadas: la no comprensi¨®n de que los conflictos locales pueden tener consecuencias globales", dice Berger. "Los nuevos aislacionistas", a?ade, "creen en una pol¨ªtica exterior de mera supervivencia, en construir una barrera fortificada en torno a EEUU y protegersetras ella. Y si otras naciones protestan, peor para ellas, porque somos m¨¢s ricos y m¨¢s fuertes".
Pero incluso en el campo dem¨®crata el internacionalismo no despierta furor. La pol¨ªtica exterior ocup¨® apenas unos minutos en el debate que, el mi¨¦rcoles, celebraron Al Gore y Bill Bradley. Ambos prometieron que si son elegidos presidentes volver¨¢n a someter el TPCPN a la ratificaci¨®n del Senado. Pero, preguntado sobre si apoya la participaci¨®n de su pa¨ªs en operaciones como la de Timor Oriental, Bradley a?adi¨®: "Hay 32 conflictos ¨¦tnicos en el mundo y EEUU no puede intervenir en todos. S¨®lo debemos implicarnos cuando est¨¦n en juego nuestros intereses nacionales". Gore se movi¨® tambi¨¦n en la ambig¨¹edad, con una excepci¨®n. "Somos el l¨ªder natural del mundo", dijo, "y tenemos que pagar nuestras deudas a la ONU". El vicepresidente es de los pocos que comprenden en Washington que el espectro de la expulsi¨®n de EEUU de la Asamblea General es algo mucho m¨¢s serio que todos los disfraces de Halloween con los que hoy se visten los norteamericanos.
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