El nuevo orden escolar
La pol¨¦mica sobre la jornada abre el debate sobre la necesidad de reorganizar la escuela del futuro
No cunden lo mismo cinco horas seguidas que repartidas a lo largo del d¨ªa. El paso de jornada partida a continua implica una aceleraci¨®n del ritmo de aprendizaje y una reducci¨®n de los conocimientos que puede asimilar el alumno. As¨ª lo aseguran pedagogos y psic¨®logos, que consideran que el cambio perjudica a los intereses del alumno si no est¨¢ integrado en un replanteamiento global que compense la disminuci¨®n de contenidos con actividades complementarias de calidad por la tarde. En todo caso, los expertos se?alan que la pol¨¦mica refleja la necesidad de revisar la organizaci¨®n del tiempo escolar. Argumentan que el aprendizaje ya no puede hacerse con un curr¨ªculo cerrado, sino que las actividades complementarias (como la inform¨¢tica o la lectura orientada) son imprescindibles.
Cualquier cambio en el horario escolar, por m¨ªnimo que sea, provoca un gran impacto en la vida de las familias. Por este motivo, cada vez que se discute la modificaci¨®n del tipo de jornada escolar se desencadena una batalla de argumentos, a favor y en contra de cada opci¨®n. Las posturas de unos y otros est¨¢n basadas casi siempre en las situaciones personales, laborales, geogr¨¢ficas y econ¨®micas de cada familia.Ha ocurrido as¨ª en el caso que ha vuelto a suscitar la pol¨¦mica: los padres de 21.000 alumnos de las localidades madrile?as de Alcal¨¢ de Henares y Torrej¨®n de Ardoz han salido a la calle para pedir la jornada continua argumentando que m¨¢s del 80% de los padres han votado a favor de este cambio. Hace dos a?os, la entonces ministra de Educaci¨®n, Esperanza Aguirre, ya quiso autorizar la jornada continua, a lo que se opuso buena parte de la comunidad educativa.
La reivindicaci¨®n provoca toda una serie de interrogantes: ?Qu¨¦ es lo mejor para la educaci¨®n de los ni?os?, al tratarse de una educaci¨®n b¨¢sica y obligatoria, ?qui¨¦n garantiza los derechos del otro 20% de padres que no quieren el cambio de jornada?, ?son fiables las votaciones en los centros, que no est¨¢n reguladas?, ?tienen derecho los padres o cualquier otro usuario derecho a decidir el horario de un servicio p¨²blico?, ?se garantiza a largo plazo el servicio de comedor y la organizaci¨®n de actividades por las tardes?, ?qui¨¦n garantiza y subvenciona las actividades escolares?, ?se pueden organizar con los medios econ¨®micos y de personal actuales tres tipos de jornada: escolar, de los profesores y de apertura del centro?
?stas son, en s¨ªntesis, las principales opiniones de una treintena de representantes de la comunidad educativa, expertos en pedagog¨ªa, psicolog¨ªa de la educaci¨®n, distribuci¨®n del tiempo escolar y nutrici¨®n:
- Horario. Los expertos sugieren que hay que aprovechar esta pol¨¦mica para analizar si es necesario establecer un nuevo equilibrio en la distribuci¨®n de los contenidos y el horario escolar. Se trata de analizar nuevas pausas; nuevos h¨¢bitos de alumnos, padres y profesores, y un nuevo uso de los centros educativos. El secretario general de la Federaci¨®n de Ense?anza de CC OO, Fernando Lezcano, dice que "hay que buscar una nueva f¨®rmula para la educaci¨®n del futuro, aunque no se podr¨¢ generalizar de un plumazo", y el presidente de la confederaci¨®n de padres laica (CEAPA), Carlos Ladr¨®n de Guevara, resalta que "el horario es una cuesti¨®n de pol¨ªtica educativa tan importante como el curr¨ªculo que se estudia". Numerosos representantes de la comunidad escolar alertan sobre el peligro que encierra el planteamiento de los padres "que creen tener derecho a elegir el horario de un servicio p¨²blico como es la escuela".
- Criterios educativos. El mismo n¨²mero de horas de clase, organizado de forma diferente, supone una exigencia distinta para el alumno. "No es un problema de cantidad de tiempo total, sino de hacerlo esponjado", se?ala el catedr¨¢tico de Psicolog¨ªa de la Educaci¨®n de la Universidad de Barcelona C¨¦sar Coll. "Lo mejor para los ni?os es no atiborrarles de conocimientos en un tiempo compacto".
Los expertos coinciden en el punto del que tiene que partir el debate: los intereses del ni?o y no los de las familias. Ladr¨®n de Guevara recuerda que numerosos estudios se?alan que la mejor jornada para el ni?o es la partida: "Tambi¨¦n lo demuestran los resultados de la evaluaci¨®n de la primaria que hizo el Instituto Nacional de Calidad y Evaluaci¨®n (INCE), en el que las comunidades que peores puntuaciones obtuvieron fueron Andaluc¨ªa y Canarias. La jornada continua es uno de los factores que han influido, sin duda, a ello".
- Alimentaci¨®n. El debate sobre la adecuada alimentaci¨®n del ni?o no se debe centrar tanto en si los ni?os aguantan o no cinco horas seguidas de clase como en la diferencia de rendimiento entre una jornada compacta o partida. Expertos en nutrici¨®n infantil aseguran que un ni?o bien alimentado aguanta perfectamente esas cinco horas seguidas de estudio si hace una pausa a la mitad para comer algo, lo que no quiere decir que su rendimiento y concentraci¨®n sean los id¨®neos.
- Profesorado. La jornada continua es una reivindicaci¨®n tradicional de los profesores. Los expertos insisten en la necesidad de distinguir entre tres tipos de jornadas: escolar, del profesorado y de apertura de los centros. Fernando Lezcano explica su postura: "Estamos a favor de la jornada continua de los docentes y de diferenciarla de la de los alumnos y de los centros. Pero consideramos que los centros concertados deben someterse a la misma reglamentaci¨®n que se decida para los p¨²blicos".
- Familias. La educaci¨®n es un derecho b¨¢sico y obligatorio, por lo que no hay que olvidar los derechos de los padres que han votado en contra del cambio a la jornada continua, aunque sean una minor¨ªa. Los expertos se?alan, adem¨¢s, que para que las votaciones de los padres fueran realmente v¨¢lidas deber¨ªan estar reguladas adecuadamente.
Apoyan la jornada continua sobre todo las familias en las que uno de los c¨®nyuges no trabaja y puede hacerse cargo de los ni?os por la tarde. Argumentan que prefieren no hacer tantos viajes al colegio, para llevarlos y recogerlos, y que coman en casa. Las familias en las que trabajan los dos c¨®nyuges prefieren la jornada partida, con comedor incluido. Muchas de estas familias se ver¨ªan abocadas a llevar a sus hijos a colegios concertados, que tienen abrumadoramente jornada partida y una amplia oferta de actividades por las tardes, que, por lo general, sufragan las familias.
- Igualdad social. La escuela p¨²blica tiene tambi¨¦n la finalidad de garantizar la igualdad social. Muchas familias no pueden atender a los ni?os o no tienen conocimientos para orientarles en sus dudas. Seg¨²n los expertos, la jornada continua generalizada lleva a mayor desigualdad. La escuela es, adem¨¢s, el ¨²nico referente cultural que tienen muchos ni?os.
- Actividades extraescolares. De la organizaci¨®n de actividades extraescolares depende si el ni?o permanece por la tarde en el centro y, en buena parte, el mantenimiento del servicio de comedor. Si se pudieran garantizar para todos y de forma gratuita se introducir¨ªa un importante elemento de equilibrio entre la ense?anza p¨²blica y concertada. La financiaci¨®n debe ser municipal y su organizaci¨®n debe partir de los centros, sobre todo de las asociaciones de padres. Los expertos advierten que, por lo general, a largo plazo esas actividades dejan de programarse por falta de financaci¨®n, programaci¨®n o personal.
- Comedor y transporte. Con la jornada continua se acaban cerrando los comedores escolares a medio plazo, como ha ocurrido en numerosos colegios de Andaluc¨ªa y Canarias. Lo que suele ocurrir es que una parte de los padres ya no dejan a sus hijos al comedor, las empresas contratadas para dar este servicio suben el precio a los que quedan y, en muchos casos, acaban abandonando el servicio porque no les interesa mantenerlo para pocos alumnos. Otra raz¨®n por la que es problem¨¢tico tener diferentes tipos de jornada en una misma localidad es el problema que ocasiona para el transporte escolar. Este servicio es municipal o auton¨®mico en muchas localidades y cada ruta atiende a varios centros.
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