Un d¨ªa de flores para los difuntos
Miles de personas llenan de ramos el cementerio de la Almudena para rendir tributo a sus seres queridos
La habitual paz del cementerio de la Almudena se interrumpi¨® ayer por un incesante desfile de coches. En ellos llegaban familias enteras que, como cada a?o, acud¨ªan en el D¨ªa de los Difuntos a la tradicional cita con los que ya no est¨¢n.Sobre las 111 hect¨¢reas de l¨¢pidas que ocupa el camposanto se asomaban, vistosas, centenares de miles de flores. Entre caras tristes y tambi¨¦n apesadumbradas, surg¨ªan, con fuerza, los tonos encendidos de las margaritas, los crisantemos, los claveles, las rosas y los amarantos.
En la inmensidad de aquel camposanto, al que acudieron, seg¨²n las previsiones municipales cerca de 400.000 personas, un hombre buscaba afanosamente la tumba de su cu?ada, muerta hace siete a?os. Llevaba en sus manos un peque?o plano que le hab¨ªan dibujado en la administraci¨®n, pero, a¨²n as¨ª, no consegu¨ªa hallarla. "Aqu¨ª me pone meseta 3, zona A, manzana 40, pero no la encuentro. Es que hac¨ªa much¨ªsimo tiempo que no ven¨ªa por aqu¨ª y ya no recuerdo muy bien el lugar", dec¨ªa. "Tendr¨¦ que irme".
No muy lejos de all¨ª, una pareja deambulaba de un lado para otro preguntando por el sitio donde se hallan los restos mortales de la cantante Lola Flores. Hab¨ªan venido, dec¨ªan, desde muy lejos. "Hemos estado preguntando pero nadie nos explica bien. Seguramente habr¨¢ muchas flores porque cada a?o viene mucha gente a visitar esa tumba", contaban.
Los que no se perd¨ªan por las calles del cementerio dedicaban su tiempo a limpiar y decorar con esmero las tumbas de sus amigos y parientes. Grandes y peque?os, todos reunidos ante el sepulcro.
Afuera, en cambio, el panorama era distinto. A medida que avanzaba el d¨ªa, el tr¨¢fico se hac¨ªa m¨¢s insoportable y los polic¨ªas municipales eran incapaces de controlar a tantos coches.
Las colas en las paradas de los autobuses parec¨ªan interminables, aunque la Empresa Municipal de Transporte reforz¨® todos los servicios que enlazan los cementerios de Madrid. "Es la misma historia cada a?o", relataba resignada Mar¨ªa, una mujer que hab¨ªa ido a visitar la tumba de su hermano, fallecido recientemente.
Jos¨¦, un soldador jubilado, esperaba con ansiedad poder recuperar las 12.000 pesetas que invirti¨® en velas y calendarios con im¨¢genes de Jes¨²s y la Virgen Mar¨ªa para venderlas a las puertas del cementerio. Pero no era muy optimista: "Lo veo dif¨ªcil, porque la gente ya no compra velas, compra flores".
Mientras tanto, los vendedores de rosas hac¨ªan cuentas e intentaban convencer a la clientela: "Mire qu¨¦ rosa m¨¢s bonita, se?ora, claveles colombianos, vendo claveles colombianos", gritaba Antonia Olaya, una mujer que lleva m¨¢s de veinte a?os vendiendo flores cada primero de noviembre.
A su lado, Dionisio, su joven sobrino, parec¨ªa un experto en el negocio. "Lo que m¨¢s vendemos son crisantemos y claveles", contaba. "Como son claveles colombianos muy buenos, vendemos cada uno a 250 pesetas. El ramillete de margaritas cuesta 600 y los crisantemos, 650".
Con el improvisado puesto de venta, modesto y sencillo, Antonia y su sobrino calculaban en unas 200.000 pesetas las ganancias del d¨ªa. Ya hab¨ªan estado all¨ª desde el viernes anterior y la de ayer era su ¨²ltima jornada en el cementerio. "No est¨¢ mal, pero cada a?o vendemos menos", contaba Dionisio.
Eso mismo pensaba Manolo, con siete a?os de experiencia en el negocio. Manolo no sab¨ªa todav¨ªa cu¨¢nto pod¨ªa ganar por los cuatro d¨ªas que le fue concedida la licencia, pero se quejaba por los pocos compradores: "Al 50% de la gente la incineran. Y aqu¨ª ya no hay entierros, hay m¨¢s en el cementerio sur. ?Sabe qu¨¦ pasa? Que esta es una tradici¨®n de la gente mayor. Los j¨®venes no vienen porque este d¨ªa no les interesa. Dentro de unos a?os no vendr¨¢ nadie", sentenciaba.
A¨²n as¨ª, Manolo acudi¨® al cementerio con lo mejor de su g¨¦nero. Incluso, llev¨® unos hermosos Amarantos que ¨¦l mismo cultiv¨® en la huerta que tiene en su casa, en Vic¨¢lvaro. "Ojal¨¢ que alguien me los compre, aunque la verdad es que est¨¢n peque?os todav¨ªa".
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