"Si salen a la calle, que los vigilen"

La normalidad ha vuelto al centro de acogida de menores de Fuerteventura despu¨¦s de que cinco chavales norteafricanos resultaran heridos el viernes a manos de m¨¢s de una docena de j¨®venes que asaltaron la residencia con palos y piedras. El asalto, descrito como una batalla campal por algunos testigos, se ha producido pocos d¨ªas despu¨¦s de que el senador del PP Domingo Gonz¨¢lez Arroyo, alcalde del municipio de La Oliva, reclamase el regreso de la Legi¨®n a la isla para "echar a patadas" a los sin papeles que, como los menores agredidos, llegan en pateras a Canarias.Gonz¨¢lez Arroyo ha vuelto a entrar en la pol¨¦mica para reclamar "un mayor control" de los menores inmigrantes que residen en la isla, y as¨ª evitar que puedan incurrir en "provocaciones" que conduzcan a hechos como el asalto a la residencia. "Tienen que tener un control, porque est¨¢n por las calles sin dinero, sin padres, y no deben estar en la calle", dijo a Efe el senador, quien critic¨® al departamento de Asuntos Sociales del Gobierno de Canarias, "que es quien tiene las competencias en esa materia, porque est¨¢n transferidas" desde el Estado a la Comunidad Aut¨®noma.

Este control, en opini¨®n del senador, que es tambi¨¦n presidente del PP en la isla, debe traducirse en que los menores inmigrantes est¨¦n "bajo vigilancia" cuando salgan a la calle. "Porque cien personas sin control en Puerto del Rosario, que es un pueblo peque?o, es como si hay 600 en una ciudad grande como Madrid", a?adi¨®.

El senador afirm¨® que fueron los inmigrantes quienes provocaron a sus agresores porque fueron, la noche anterior, a una verbena en la que trataron de entablar contacto con varias chicas. "Por lo visto, han provocado a los otros, meti¨¦ndose en un bar y tratando de asaltarlo, pidiendo prestado sin poder luego devolverlo e incluso tratando de violentar a una chica", dijo. "Hay que llamarle la atenci¨®n a los j¨®venes de Fuerteventura para que no tengan en cuenta esas provocaciones y se pongan en el lugar de esa gente y vean qu¨¦ har¨ªan en esa situaci¨®n".

Pero la versi¨®n de las v¨ªctimas es muy distinta. "Dicen que molestamos a una mujer, pero no es verdad. Mienten cuando hablan de nosotros", explica con grandes dificultades uno de los menores acogidos. De los 33 que hay ahora en el centro apenas dos o tres conocen algunas palabras de espa?ol.

El joven asegura que, en otras ocasiones, se han producido agresiones verbales y alguna disputa menor. "A veces, por la calle, nos insultan", afirma, y recuerda que la utilizaci¨®n del campo de f¨²tbol hab¨ªa causado ya alguna reyerta con j¨®venes del barrio de las Noventa Viviendas, de donde procede el grupo de agresores.

Ninguno de estos j¨®venes, que iban en su mayor¨ªa en motocicletas de baja cilindrada, ha sido detenido hasta el momento, aunque la Polic¨ªa Nacional segu¨ªa realizando ayer investigaciones encaminadas a identificarlos y apuntaba que "con mucha probabilidad se producir¨¢n detenciones en las pr¨®ximas horas".

Por su parte, representantes de las ONG que atienden a los inmigrantes en la isla lamentaban la actuaci¨®n de la Polic¨ªa Local. Aseguran que los agentes "reconocieron a algunos de los agresores y a¨²n no han sido detenidos".

El incremento de la protecci¨®n sobre los inmigrantes - "la Polic¨ªa Local realiza varias rondas al d¨ªa por la zona", precisa una cuidadora- ha permitido calmar el nerviosismo de los menores acogidos, que se sienten bien en el centro. "Normalmente nos tratan bien, estamos bien aqu¨ª, s¨®lo algunos nos insultan", explica uno de los j¨®venes norteafricanos.

Carolina, una estudiante canaria que convive, junto a otra quincena de compa?eros, en la residencia escolar confirma la buena relaci¨®n que tienen con los chavales norteafricanos: "Al principio, cuando nos dijeron que iban a venir no nos hizo mucha gracia, pero ahora nos llevamos muy bien con ellos".