PEDAGOG?A El pasatiempo de sumar, restar...
El 2000 ser¨¢ el a?o de las matem¨¢ticas en todo el mundo pero Pilar Rodr¨ªguez lo ha celebrado cada curso en su taller de juegos del colegio Teodosio (Sevilla). Esta profesora lleva a?os organizando una clase en la que se aprende jugando con disciplina. "Una sala de juegos no es un recreo sino una forma de aprendizaje". Cuando se entra a este peculiar taller no se escucha un griter¨ªo alborotado sino un silencio matem¨¢tico: muchas voces sumadas dan por resultado el desconcierto absoluto. Los ni?os van llegando y despliegan los juegos que Pilar Rodr¨ªguez ha creado para ellos en sus horas libres, robando tiempo al tiempo. "Una de mis fuentes de inspiraci¨®n son los pasatiempos que se publican en las revistas. A veces me quedo hasta la madrugada pintando un juego nuevo".
As¨ª, de sus manos surge un papel dividido en formas irregulares que componen un puzle. Cuando los ni?os lo forman, se descubre un patito que intenta buscar el final del laberinto. Por las ventanas est¨¢n pegados los dibujos que explican la t¨¦cnica de los juegos: el gato con botas multiplica en una sucesi¨®n de casillas como en el juego de la oca; las mu?ecas recortables van disminuyendo de tama?o, hay que dibujar sus vestidos de forma sim¨¦trica, ordenarlas.
Hay juegos para todas las edades. Con un doble espejo y unas figuras geom¨¦tricas ("el origen del periscopio") lo chicos aprenden fracciones, geometr¨ªa, superficie, per¨ªmetro.
Pilar Rodr¨ªguez sabe que en este taller por el que pasan todos lo ni?os del colegio, se refuerzan las clases normales: "Si nos limitamos a poner los 28.000 problemas que hay en los libros de texto no hacemos nada". Pero el taller permanece a?o tras a?o cumpliendo un objetivo m¨¢s: "Me planteo crear h¨¢bitos y personalidades. Jugar con valores. Que los chicos se pongan al servicio de sus compa?eros m¨¢s peque?os, que les expliquen, que sepan trabajar en grupo, mantener el orden, comportarse". "La educaci¨®n es m¨¢s importante que la instrucci¨®n", reza la m¨¢xima de Pilar Rodr¨ªguez.
Y as¨ª sucede. Los peque?os, muy peque?os, van rotando por las distintas mesas donde sus compa?eros de 6? de primaria, ya algo m¨¢s mayorcitos, les van explicando en qu¨¦ consiste el juego y les ayudan a resolverlo. "Cuando el ni?o no sabe hacerlo, los m¨¢s mayores tienen que ayudarle a que acabe y a que se vaya con la sensaci¨®n de que lo ha conseguido, para no crear frustraci¨®n".
Quiz¨¢ porque estos chicos de 6? de primaria est¨¢n acostumbrados a instruir a sus compa?eros m¨¢s peque?os, se observa esa tendencia casi generalizada a querer ser de mayor profesores de guarder¨ªa.
Aunque no todos, como tampoco a todos les gustan las matem¨¢ticas. "A m¨ª no me gustan porque son dif¨ªciles, aunque s¨ª me gusta ayudar a los ni?os en el taller y as¨ª aprendo un poco. Yo saco un 8 en matem¨¢ticas pero prefiero lengua y conocimiento del medio. Quiero ser polic¨ªa de tr¨¢fico", dice Zo¨¦ Fuentes, de 11 a?os.
Mar¨ªa Jim¨¦nez quiere ser profesora de ingl¨¦s. En el taller ense?a a los alevines a localizar puntos en el plano -ellos no lo saben, pero lo hacen- a trav¨¦s de un juego de piezas que se colocan sobre un tablero agujereado. A Tania Mar¨ªa Mart¨ªn las matem¨¢ticas le gustan "un mont¨®n porque son muy divertidas". Ella tambi¨¦n quiere ser profesora de guarder¨ªa. Emilio Jos¨¦ D¨ªaz no sabe qu¨¦ quiere ser de mayor y le gustan las matem¨¢ticas aunque prefiere leer.
Pilar Rodr¨ªguez ha convertido el colegio en una clase extra?a donde a muchos ni?os le gustan las matem¨¢ticas. "Los antiguos alumnos que est¨¢n en el instituto vienen de vez en cuando a ayudarme en el taller y a preparar juegos nuevos". Eso es recoger lo sembrado.
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