De las luchas campesinas al desaf¨ªo de la nueva agricultura
"Uni¨® de Pagesos (UP) es un tractor que da servicios". Con estas palabras, Pep Riera, l¨ªder carism¨¢tico del sindicato y coordinador nacional del sindicato agr¨ªcola, resume el esp¨ªritu de servicio, m¨¢s que de movilizaci¨®n y respuesta al conflicto, que ha permanecido en UP desde su fundaci¨®n, hace 25 a?os.Todav¨ªa en la absoluta clandestinidad, la primera asamblea de UP -el 3 de noviembre de 1974- encumbr¨® la figura del primer coordinador del sindicato del campo, el hist¨®rico Josep Vidal (Pep Jai), un militante izquierdista que hab¨ªa conocido de primera mano los conflictos rabassaires de la etapa republicana. Jai perteneci¨® al POUM de Andreu Nin y vivi¨® el proceso de decantaci¨®n trotskista del Bloc Obrer i Camperol frente al autonomismo de la m¨ªtica Uni¨® de Rabassaires. Durante la contienda civil, Jai se enrol¨® en la 29? divisi¨®n del POUM, que resisti¨® al asedio de las tropas fascistas en el frente de Arag¨®n. Muchos a?os despu¨¦s, en la segunda mitad de los sesenta, dos de sus camaradas en el Ebro, el esperantista Ram¨®n Fern¨¢ndez Jurado y el sindicalista leridano Josep Pan¨¦, acompa?aron a Jai en la etapa fundacional de UP.
A pesar de las inevitables referencias hist¨®ricas, en la pr¨¢ctica, el germen de la UP tuvo poco que ver con la tradici¨®n rabassaire. En cambio, la fundaci¨®n de este sindicato fue muy deudora de las luchas que hab¨ªan despertado la conciencia en el campo catal¨¢n en los a?os sesenta forjando la capa dirigente en la que se han amalgamado autonomistas puros, como Josep Riera, Andreu Peix y Josep P¨¤mies junto a socialistas como el leridano Josep Pau.
En los primeros pasos hacia la reorganizaci¨®n del sindicalismo agr¨ªcola destac¨® el litigio de las tierras de los can¨®nigos iniciado en Lleida en 1966. Los peque?os propietarios de explotaciones familiares se levantaron en contra de la expulsi¨®n de los colonos de Montagut (Segri¨¤) de las zonas rurales pertenecientes a la Iglesia, en concreto a la Uni¨®n Laica de Beneficiados de Lleida, un organismo que amparaba la propiedad enfit¨¦utica de las familias de los cl¨¦rigos. La fronda de los campesinos, que fue satanizada desde el p¨²lpito de la catedral del Segri¨¤ por el obispo Aurelio del Pino -antiguo confesor de Carmen Polo de Franco en la capilla de El Pardo-, mostr¨® el m¨²sculo potencial de los sectores m¨¢s din¨¢micos de la peque?a propiedad agraria. Algunos a?os m¨¢s tarde, el espontane¨ªsmo se fue convirtiendo en sindicalismo, a medida que en el movimiento de las Comissions Pageses salvaban otros obst¨¢culos, como los contingentes l¨¢cticos y c¨ªtricos impuestos por Bruselas o las protestas en contra de las cuotas de la Seguridad Social Agr¨ªcola, consideradas excesivas por los campesinos.
Un a?o antes de la fundaci¨®n de UP, la concomitancia entre las Comissions Pageses en Catalu?a y los movimientos en otros puntos de Espa?a propiciaron los contactos entre agricultores de diferentes zonas del pa¨ªs. Los problemas del campo se recog¨ªan entonces muy a menudo en un bolet¨ªn eclesi¨¢stico, Cooperaci¨® y desarrollo - similar al que distribu¨ªa el movimiento Just¨ªcia i Pau, pero centrado en el mundo rural-, y de hecho, salvando las distancias de rigor y contenido, antecedente de La Terra, que ser¨ªa mucho despu¨¦s la revista de UP.
Ya en 1976, la incipiente UP anim¨® a sus afiliados a presentarse a las que ser¨ªan ¨²ltimas elecciones de la Hermandad de Labradores y Ganaderos, el sindicato vertical franquista, aplicando as¨ª la misma estrategia entrista realizada por CC OO y UGT en el mundo industrial. Sin embargo, la democratizaci¨®n del antiguo sindicalismo corporativo no fue necesaria porque las hermandades se deshicieron solas y las organizaciones agr¨ªcolas formadas en otros puntos de Espa?a -USAC-Pagesia Joves o ASAJA-CEOE- heredaron el patrimonio de las antiguas c¨¢maras agrarias. Por su parte, UP, sin cuestionar la legitimidad democr¨¢tica del resto de sindicatos agr¨ªcolas espa?oles, reclama su tradici¨®n de sindicato formado antes de la democracia y, al mismo tiempo, sus dirigentes proclaman sin ambig¨¹edades una afinidad ideol¨®gica claramente de izquierdas.
Las dos d¨¦cadas anteriores al cambio democr¨¢tico en Espa?a hab¨ªan estado marcadas por la gran emigraci¨®n a las ciudades y la poblaci¨®n activa agr¨ªcola hab¨ªa disminuido a la mitad. Influida por este cambio demogr¨¢fico y por la tecnificaci¨®n del campo, la UP en ciernes ya no pudo nacer como un sindicato resistencialista, como lo fueron en aquella etapa las primeras Comisiones Obreras en el mundo industrial.
La etapa fundacional de UP estuvo rodeada por acontecimientos internacionales que modificaron las reglas del juego entre los sectores econ¨®micos. Dos de estos acontecimientos, la convertibilidad del d¨®lar en 1971 y el inicio de la hegemon¨ªa del Fondo Monetario Internacional, desembocaron en la quiebra de modelo de producci¨®n agr¨ªcola basado en el uso intensivo de la energ¨ªa barata, tal como destaca Andreu Peix en su libro 25 anys de la Uni¨® de Pagesos. Este escenario de cambios se acentu¨® adem¨¢s con el estallido de la crisis del petr¨®leo, cuyos efectos iban a modificar la producci¨®n en los grandes cultivos -sobre todo, arroz o trigo- concebidos por la PAC de Bruselas para contrarrestar la fuerza de Estados Unidos, que entonces era el primer productor mundial de materias primas para la alimentaci¨®n animal (pienso). En aquel contexto, las peque?as granjas porcinas y av¨ªcolas catalanas empezaron a organizarse para defender sus intereses aprovechando el asociacionismo tradicional de las c¨¢maras agr¨ªcolas y el cooperativismo. Entre la segunda mitad de los a?os setenta y los primeros ochenta, el campo catal¨¢n atraves¨® una reconversi¨®n extremadamente dura para las explotaciones familiares, cuya viabilidad dependi¨® de la pol¨ªtica de sustituci¨®n de importaciones, un instrumento heredado de la autarqu¨ªa que sirvi¨® para lentificar la inflaci¨®n de la econom¨ªa espa?ola a costa de hundir los precios porcinos y av¨ªcolas en las lonjas.
De aquella reconversi¨®n naci¨® el escenario actual del campo catal¨¢n, con la peque?a propiedad agr¨ªcola -alternativa hist¨®rica del conreu- agregada a la moderna estructura del cooperativismo -con ejemplos como las leridanas Copaga o Guissona- o integrada en la estructura de producci¨®n a bajos costes, que dominan las grandes empresas agroalimentarias como las compa?¨ªas Vall Companys o Agrovic.
En algunas zonas de Catalu?a, UP, a lo largo de sus 25 a?os de historia, ha sido m¨¢s un referente ideol¨®gico y nacional que un puro sindicato. En las comarcas vin¨ªcolas del Pened¨¨s, el Priorat o el Baix Camp resulta muy evidente que la presencia ciudadana de UP -con alcaldes y concejales de algunas poblaciones afiliados al sindicato- rebasa sobradamente los l¨ªmites de una organizaci¨®n reivindicativa.
En la etapa actual, marcada por la emergencia de un espacio internacional sin barreras arancelarias y la preparaci¨®n en Europa de la Agenda 2000, UP trata de mantener el reequilibrio de las rentas agr¨ªcolas y mantiene ¨¢cidos enfrentamientos con el Departamento de Agr¨ªcultura de la Generalitat. El sindicato ha dado respuestas a los hundimientos de los mercados agroalimentarios -la carne de pollo y los huevos en lonja de Bellpuig y de los frutos secos en Reus- y ha tratado de defender las explotaciones familiares en la reciente crisis de la peste porcina.
Frente al mismo enemigo
Las grandes empresas del sector concentran en la actualidad el 80% de la renta agr¨ªcola disponible. Los patronos se agrupan en el Institut Catal¨¤ de Sant Isidre -vinculado a Fomento del Trabajo-, en cuyos ¨®rganos de gobierno aparecen empresarios vit¨ªcolas, como los Ferrer de Freixenet, los Ravent¨®s de Codorn¨ªu y los M¨¹ller, junto a los representantes de la gran producci¨®n de porcino y av¨ªcola, como los Casademont y los Bertrand de Queralt, entre otros.
En el terreno de los s¨ªmbolos, puede decirse que la UP de hoy tiene en frente al mismo enemigo de clase que tuvo en la crisis rabassaire de 1932. El mismo enemigo, pero distinto escenario, porque mientras en el palenque pol¨ªtico de la II Rep¨²blica las reivindicaciones de los campesinos fueron defendidas por Esquerra Republicana (ERC) y los intereses de la clase propietaria por la Lliga Regionalista, en la actualidad, la primera postura corresponde al Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC) y la segunda a Converg¨¨ncia i Uni¨® (CiU). Los expertos se?alan que, en el periodo republicano, "la radicalizaci¨®n de la lucha desbord¨® a la Lliga y su lugar fue ocupado por partidos conservadores espa?oles" -seg¨²n la versi¨®n de los hechos vertida por Emili Giralt en la Historia de Catalunya, coordinada por Pierre Vilar- y abren un interrogante sobre el futuro de UP tras a?os de enfrentamientos directos con la Generalitat.
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