Diferencias
Usted y yo ¨¦ramos due?os de una empresa llamada Telef¨®nica (con acento en la o). Un d¨ªa el Gobierno decidi¨® privatizarla (aunque en la pr¨¢ctica continuar¨ªa funcionando como un monopolio gubernamental), y se la pas¨® a un compa?ero de colegio de Aznar, un tal Villalonga, que especul¨® con ella en tales posturas que a los pocos meses devino en multimillonario. Usted y yo, trabajando honradamente durante cien vidas, no lograr¨ªamos juntar una fortuna semejante. Quiz¨¢ por eso, y en un gesto de gratitud que le honra, Villalonga empez¨® a adquirir compulsivamente radios, televisiones y peri¨®dicos que puso a los pies de La Moncloa tras expulsar a los trabajadores no afectos sin contemplaciones. Y todav¨ªa le sobr¨® dinero para repartir entre un grupo de directivos que han pasado de la nada a la m¨¢s abyecta de las riquezas.Hasta ah¨ª todo es repugnante, aunque asqueroso. Ahora bien, lo que no pod¨ªamos imaginar es que esos miles y miles de millones arrancados a una empresa p¨²blica con apariencia de privada ten¨ªan encima una fiscalidad especial. Los nuevos multimillonarios del colegio de Aznar no cotizan a Hacienda por esos dinerales lo mismo que usted y yo por nuestros salarios. Cotizan menos, como es l¨®gico. Hay expertos que justifican todo esto en las tertulias con el tono de voz en off caracter¨ªstico del No-Do. Llevamos una semana oy¨¦ndolos, con inter¨¦s antropol¨®gico al principio y ahora con hast¨ªo animal, pues ya nos hab¨ªan explicado algo parecido en un documental de La 2 sobre rapaces. Por eso mismo, cuando paso junto a una cabina telef¨®nica cambio de acera, sabiendo que con cada llamada m¨ªa, sea de amor o de trabajo, contribuyo a financiar un telediario m¨¢s de Buruaga o un Consejo de Ministros de Piqu¨¦.
Por si fuera poco, el Gobierno dice que todo esto es legal como si no se hubiera dado cuenta de que eso es lo malo, que sea legal. Si se tratara de un asalto a punta de pistola y con los rostros enfundados en medias, tendr¨ªamos al menos la esperanza de que la polic¨ªa diera caza a los desaprensivos y nos devolviera a usted, al p¨²blico, y a m¨ª la Telef¨®nica (con acento en la o). Ah¨ª est¨¢, en fin, la diferencia entre un atraco y una stock option, que es a lo que ¨ªbamos.
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