Panor¨¢mica sobre un espacio diverso
El Museo de Euskal Herria recorre las peculiaridades de los territorios de ambos lados del Bidasoa
El Palacio de Alegr¨ªa, en esa peque?a colina que domina el centro de Gernika, a escasos metros de la Casa de Juntas, es una construcci¨®n sobria, contundente, hecha con la siller¨ªa de arenisca que ha dado forma a las mejores casas que ahora cuentan con algo m¨¢s de dos siglos. All¨ª se encuentra el Museo de Euskal Herria, un espacio con el que desde 1991 se pretende ofrecer al visitante una panor¨¢mica sobre las instituciones propias, la lengua y la cultura de unos territorios diversos geogr¨¢fica y pol¨ªticamente y que hoy se encuentran a un lado y otro de la frontera entre Espa?a y Francia, en las comunidades aut¨®nomas del Pa¨ªs Vasco y Navarra y parte del departamento de los Pirineos Orientales.Concebido de tal modo que todos los visitantes (los conocedores de estos territorios y su historia y quienes llegan legos en la materia) puedan disfrutar con el recorrido, el Museo de Euskal Herria se inicia con una presentaci¨®n del medio f¨ªsico, contin¨²a con la exposici¨®n de las peculiaridades pol¨ªticas e hist¨®ricas de cada territorio y termina con un recorrido por los hitos culturales (con especial atenci¨®n a la lengua) y los logros de los vascos en distintos campos a lo largo de la historia. Y todo ello est¨¢ explicado -y ah¨ª reside el principal inter¨¦s del centro- a trav¨¦s de cuadros y grabados, mapas de distintas ¨¦pocas y una cuidada selecci¨®n de estudios ling¨¹¨ªsticos y obras literarias.
As¨ª, para presentar el medio f¨ªsico, que ocupa la planta baja del palacio, se ha recuperado una selecta colecci¨®n de grabados que recorren primero los puertos de la costa vasca, desde Bayona hasta Ondarroa, y luego algunas de las principales localidades del interior: Tolosa, Vitoria o Ustaritz. Al mismo tiempo, y como un excelente complemento, se presenta otra serie de grabados que reproducen mapas de distintas ¨¦pocas. El hecho de que buena parte del Pa¨ªs Vasco mirase al mar estimul¨® el inter¨¦s de cart¨®grafos de todos los tiempos que, con mayor o menor acierto (hay un mapa obra de un autor ingl¨¦s, realizado de memoria en Italia, que sit¨²a el cabo Matxitxako como si fuese una ensenada), reprodujeron los distintos territorios vascos. Entre estos mapas destaca uno realizado en Francia, que mira desde Par¨ªs las posesiones de la corona del pa¨ªs vecino hacia el Sur.
El enlace con la planta superior, la que est¨¢ dedicada a los territorios y su particular evoluci¨®n hist¨®rica y administrativa, bien podr¨ªa estar en ese peque?o espacio dedicado a la prehistoria, que muestra reproducciones de las pinturas de las cuevas de Arenaza y Santimami?e, o esa serie de dibujos de Ricardo Toja Landaluce que recogen las distintas construcciones de aquellos tiempos que han sido recuperadas por el trabajo de los arque¨®logos: los d¨®lmenes, los cromlechs, las chozas y dem¨¢s antecedentes del caser¨ªo.
Y es que la exposici¨®n de la segunda planta comienza m¨¢s o menos (seg¨²n los territorios) cuando ya el caser¨ªo o la casa torre se han generalizado como vivienda. Es el final de la Edad Media, cuando ya los territorios toman m¨¢s o menos la configuraci¨®n de sus fronteras que tienen en la actualidad. Es el tiempo en que se van redactando los fueros: el primero fue el de Navarra, despu¨¦s de que el rey Teobaldo I ordenase en el a?o 1238 la codificaci¨®n del conjunto de normas que reg¨ªan la vida de aquel reino. La exposici¨®n en esta planta (con una sala por cada territorio, excepto los franceses, que tienen una conjunta para Benafarroa, Lapurdi y Zuberoa) cuenta con un cuadro significativo por cada provincia. As¨ª, Vizcaya se representa con un lienzo de Anselm¨® Segu¨ª, de rom¨¢ntico sabor decimon¨®nico, que recoge la leyenda del ¨¢rbol malato, mientras que en la sala de ?lava se exhibe una obra de Jesus Mar¨ªa Lazkano, un paisaje que reivindica la importancia de las aduanas.
Adem¨¢s, se se?alan los grandes prohombres de cada territorio, as¨ª como las particularidades que ten¨ªa cada uno a la hora de gobernarse. En el primer caso, Navarra, por ejemplo, le dedica un recuerdo al historiador y vasc¨®filo Arturo Campi¨®n con un busto de Fructuoso Ordu?a. En cuanto a las distintas formas de gobierno, Guip¨²zcoa se caracterizaba por realizar juntas itinerantes por 18 pueblos: en verano, en los que est¨¢n m¨¢s cercanos a la costa; y en invierno, en los del interior.
Y en cuanto a los territorios franceses, el museo destaca los cambios que sufrieron las tres provincias con la llegada de la Revoluci¨®n Francesa de 1789 y el centralismo del Gobierno parisino. Especial relieve tiene Dominique Garat, cuyo retrato se exhibe en la sala, uno de los principales opositores a la creaci¨®n de un departamento conjunto con el Bearn y a la imposici¨®n del franc¨¦s como ¨²nica lengua oficial.
El recorrido por esta planta contin¨²a con las guerras carlistas, con un retrato de Isabel II cuando ten¨ªa tres a?os de escaso inter¨¦s art¨ªstico, y tres cuadros de Juan de Barrueta dedicados a Novia Salcedo, Lersundi y al rey Alfonso XII, estos s¨ª una buena muestra del buen hacer de dicho pintor, que despiden al visitante junto con unos carteles de los que se realizaron cuando fue convocado el refer¨¦ndum para la aprobaci¨®n del Estatuto de 1936.
Es ya el momento de ascender a la tercera planta, donde recibe al visitante el euskera, ese "imposible vencido" de Larramendi (autor de la primera gram¨¢tica vasca, con un ejemplar presente en la vitrina dedicada a la ling¨¹¨ªstica). Destacan las referencias a los grandes defensores de la lengua:el licenciado Poza, Humboldt o Luis Luciano Bonaparte, primer sistematizador de la dialectolog¨ªa vasca.
Amparados por la Real Academia de la Lengua Vasca-Euskaltzaindia, junto a los gram¨¢ticos van desfilando los literatos: Kiriki?o, Etxeita, Luis Villasante, Axular, Lizardi o Lauaxeta, todos ellos tienen su espacio en esta planta que se completa con el recuerdo a los impulsores de las principales instituciones vascas no pol¨ªticas: la Universidad de O?ati, la Real Sociedad Bascongada de Amigos del Pa¨ªs, la Sociedad de Estudios Vascos, la Compa?¨ªa guipuzcoana de Caracas o la Compa?¨ªa de Jes¨²s. Todas ellas ponen el contrapunto humano a un recorrido que mezcla lo geogr¨¢fico y lo hist¨®rico-pol¨ªtico por unos territorios en muchas ocasiones tan dispares.
LO QUE HAY QUE VER
Como sucede con la mayor parte de los museos vascos, tambi¨¦n el de Euskal Herria anima las visitas con el desarrollo de exposiciones temporales que tratan de completar la exposici¨®n permanente que abri¨® sus puertas hace ocho a?os. Su directora, Felicitas A. Lorenzo, destaca dos corrientes principales a la hora de seleccionar las muestras: "Tratamos de presentar las obras de artistas contempor¨¢neos, como la exposici¨®n de las fotograf¨ªas de Txomin Txueka que estuvieron acompa?adas de los bertsos de Andoni Ega?a, pero no olvidamos reivindicar el patrimonio: desde el m¨¢s popular como los gigantes y cabezudos de Gernika hasta el desconocido que se encuentra en los trabajos escult¨®ricos de los panteones de buena parte de nuestros cementerios".La de los panteones es la muestra que se puede ver durante estos d¨ªas en las instalaciones del museo y permanecer¨¢ abierta hasta finales de este a?o. Recoge una cuidada selecci¨®n, realizada por Xabier Sanz de Gorbea, sobre la estatuaria funeraria vasca entre los a?os 1870 y 1936. Son obras desconocidas y casi olvidadas de artistas como Marcos Ordozgoiti, Nemesio Mogrobejo, Higino Basterra, o Francisco de Durrio que se encuentran en los cementerios de Vitoria, Derio o Elorrio a la espera de una restauraci¨®n o al menos un reconocimiento.
Ya fuera del palacio, en cuyo solar estuvo levantado en su d¨ªa el de I?igo Ortiz de Ibarg¨¹en, uno de los redactores del Fuero Nuevo de Vizcaya, se puede acceder a los jardines que dise?¨® la familia Allendesalazar en el siglo XVIII y que confluyen junto con los de la Casa de Juntas de Gernika para formar un atractivo parque que conjuga en su recorrido el jard¨ªn franc¨¦s con el ingl¨¦s para finalizar en el conjunto escult¨®rico que conforman las obras de Henry Moore Large figure in a shelter (Gran figura en un refugio) y Eduardo Chillida Gure aitaren etxea (La casa de nuestro padre).
DATOS PR?CTICOS
Direcci¨®n: Palacio Alegr¨ªa. Allendesalazar, 5. Gernika-Lumo (Vizcaya). Tel¨¦fono: 94 6255451.Horario: de martes a s¨¢bado, de 10.00 a 14.00 y de 16.00 a 19.00. Domingos, de 10.00 a 13.30. Lunes y festivos, cerrado.
Entrada: gratuita.
Fecha de inauguraci¨®n: El Museo de Euskal Herria abri¨® sus puertas en 1991. En 1982, la Diputaci¨®n de Vizcaya adquiri¨® el Palacio de Alegr¨ªa casi al mismo tiempo que esta instituci¨®n comenzaba a recabar materiales para completar una interesante colecci¨®n propiedad de la Diputaci¨®n que estaba repartida por distintas pertenencias.
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