Aznar asegura que Castro es el principal obst¨¢culo para que se den cambios en Cuba

ENVIADO ESPECIALEl presidente del Gobierno, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, no tiene la m¨¢s m¨ªnima esperanza de que algo cambie en Cuba antes de la muerte de Fidel Castro, considera que el embargo norteamericano es una coartada para el Gobierno cubano y un error de EEUU y afirma que no hubiera viajado a la Cumbre Iberoamericana si no hubiera podido reunirse con miembros de la disidencia cubana. Horas antes de emprender vuelo a La Habana desde Honduras, Aznar hizo un balance amplio y detallado de su pol¨ªtica respecto a Cuba: "Alguien tiene que pensar en los cubanos de verdad".

"Mi pol¨ªtica respecto a Cuba se hace pensando en los cubanos de carne y hueso", abund¨® el presidente espa?ol. Es decir, apoy¨® a las relaciones econ¨®micas, al desarrollo de las condiciones de vida en la isla, sin ning¨²n tipo de gesto pol¨ªtico de aproximaci¨®n al Gobierno cubano, por lo que descart¨® una visita oficial de los Reyes o de ¨¦l mismo a Cuba en un futuro. Respecto a la anunciada visita que nunca se hizo, Aznar se?al¨® que no se daban "los elementos m¨ªnimos indispensables que aconsejaran una visita de los Reyes en 1999". Su presencia en La Habana se debe a que se hab¨ªa decidido que la cumbre se celebrara en Cuba, que es un pa¨ªs que pertenece a la "familia iberoamericana".Tres a?os despu¨¦s del incidente del cambio de corbatas ocurrido en la Cumbre Iberoamericana de Santiago de Chile, donde Aznar invit¨® a Castro a "mover ficha", y despu¨¦s de una mejora sustancial de las relaciones entre ambos Gobiernos, ayer quiso dejar claro, antes de pisar La Habana, que las diferencias que mantiene con el presidente cubano contin¨²an. Su apoyo a la Cumbre de La Habana se debe a la importancia que concede a la consolidaci¨®n de la comunidad iberoamericana, que debe jugar un papel decisivo en el inmediato futuro de Espa?a. A lo largo de la conversaci¨®n con los periodistas, que dur¨® m¨¢s de una hora, Aznar subray¨® que el hecho de que Espa?a se haya convertido en 1999 en el primer inversor del mundo en Iberoam¨¦rica, que las empresas espa?olas ocupen posiciones de liderazgo en sectores estrat¨¦gicos, despierta el recelo y la oposici¨®n de rivales econ¨®micos y pol¨ªticos, cuya mano se puede ver en algunas campa?as y esc¨¢ndalos que est¨¢n en los peri¨®dicos, pero que no quiso detallar.

Describi¨® sus relaciones con Fidel como transparentes -"Castro sabe muy bien c¨®mo pienso, porque se lo he dicho"-, pero no dej¨® dudas sobre su opini¨®n del r¨¦gimen cubano. Piensa que nada cambiar¨¢ y que si Castro puede har¨¢ lo posible para que tampoco cambie despu¨¦s de su muerte. Aznar quiso marcar diferencias respecto a Estados Unidos, el principal adversario de la revoluci¨®n cubana, al se?alar que el embargo decretado por Washington contra Cuba ha demostrado, despu¨¦s de tres d¨¦cadas, que es un error. En vez de ser un instrumento de la pol¨ªtica exterior de Estados Unidos, "se ha convertido en un asunto de pol¨ªtica interna", se?al¨®. En su opini¨®n, el embargo s¨®lo beneficia al Gobierno cubano, para el que es una coartada, y al exilio de Miami, que es quien lo sostiene y lo mantiene en Washington.

Su pol¨ªtica respecto a Cuba se basa en la convicci¨®n de que hay que ayudar a la poblaci¨®n cubana a trav¨¦s de las relaciones econ¨®micas, a mejorar su nivel de vida e intentar que no pierda el tren de la modernidad. Pero ello no debe confundirse con una mejora de las relaciones pol¨ªticas.

Evit¨® responder a las preguntas de si le constaba que el Departamento de Estado norteamericano hubiera presionado a algunos pa¨ªses para que no acudieran a la Cumbre de La Habana, aunque asegur¨® que no se hab¨ªa presionado a Espa?a. No quiso entrar a juzgar la carta enviada por la secretaria de Estado norteamericana, Madeleine Albright, en la que ped¨ªa a todos los jefes de Estado y de Gobierno que se reunieran con la disidencia cubana y se?al¨® que su compromiso personal con la oposici¨®n es firme. De hecho, afirm¨® que no hubiera acudido a La Habana si no hubiera tenido plena libertad para reunirse con la disidencia. No considera que nada ni nadie puede intentar hacer fracasar la cumbre, y si hubiera medidas represivas contra los disidentes durante la reuni¨®n, el primer perjudicado ser¨ªa el Gobierno cubano y no la comunidad iberoamericana, a?adi¨®.

El presidente espa?ol lleg¨® a La Habana con m¨¢s de mil kilos en medicinas, ropas, toallas, s¨¢banas, jab¨®n y detergentes para entregar a un hospital y a unas monjas espa?olas que realizan labores de asistencia social en Cuba. Pero una peque?a parte de esa ayuda ir¨¢ a los inquilinos de la vivienda donde hace m¨¢s de 60 a?os vivieron sus abuelos. Su abuelo paterno, el periodista Manuel Aznar, dirigi¨® durante la dictadura de Primo de Rivera en Espa?a los diarios El Pa¨ªs y El Diario de la Marina, y el padre de Aznar, tambi¨¦n periodista, estudi¨® de ni?o en los jesuitas de La Habana, en el mismo colegio al que fue tambi¨¦n Fidel Castro.