La pureza del toreo ecuestre de Pablo Hermoso de Mendoza

Existe una perfecta armon¨ªa entre la depurada t¨¦cnica de Pablo Hermoso de Mendoza y la pureza con que torea, y digo torea porque una cosa es el rejoneo suced¨¢neo finisecular y otra es el toreo ecuestre del navarro.El caballero en plaza puso en pie durante su actuaci¨®n a la concurrencia por su espectacular toreo a caballo.

Hizo el pase¨ªllo con Albaic¨ªn, pero recibi¨® al pronto y codicioso Yoni, que abri¨® plaza, aplaudido en el arrastre, montando a Labrid, y con dos emotivos quiebros dej¨® sendos rejones de castigo. Montando a Cagancho de trav¨¦s -como le llaman los portugueses-, o sea, de costado, galop¨® el redondel y fijo a la grupa templ¨® la embestida del toro. Al clavar la primera banderilla larga, Cagancho fue alcanzado por las astas del toro y recibi¨® una cornada de 15 cent¨ªmetros en el anca derecha.

El navarro cambi¨® de jaca y con Chicuelo, en tres ocasiones, hizo cabriolas y luego magistralmente coloc¨® banderilla larga y ejecut¨® un giro inveros¨ªmil frente a los pitones a la salida de la suerte. Despu¨¦s sac¨® a Mazzantini y, acudiendo de frente dos veces, logr¨® reuniones en un palmo de terreno para clavar una banderilla corta.

Por su desacierto con el rej¨®n de muerte perdi¨® los trofeos, pero fue prolongada la ovaci¨®n que recibi¨® al salir al tercio.

Con Quechua efectu¨® varios impresionantes giros para fijar al alegre y codicioso cuarto, que mereci¨® el arrastre lento. Ejecut¨® tres quiebros y acertadamente dej¨® tres rejones de castigo. Con Albaic¨ªn, con mucha seguridad, volvi¨® a dar de costado la vuelta al ruedo llevando en la grupa al toro llamado Navarro y le templ¨® la acometida. La banda toc¨® una diana en su honor. Montando a Abdebarr¨¢n dej¨® que el burel le llegara al estribo para ponerle en tres ocasiones banderillas cortas; la ¨²ltima, al relance. De nuevo con Mazzantini, coloc¨® a dos manos tres soberbios pares de palitroques en todo lo alto.

Durante su toreo acentu¨® las ventajas que siempre dio a Yoni y a Navarro.

Aunque el segundo punteaba y el quinto fue ¨¢spero y calamochaba, Jorge Guti¨¦rrez se vio indolente y medroso.

Manolo Mej¨ªa se mostr¨® empe?oso con el bronco tercero y al remiso que cerr¨® plaza termin¨® meti¨¦ndolo a la muleta. El animal desarroll¨® nobleza y el diestro de Tacuba lo aprovech¨® corri¨¦ndolo la mano por el derecho con suavidad.