Una exposici¨®n recuerda el legado ¨¢rabe en la pintura espa?ola de jardines
La muestra exhibe 74 cuadros de 30 pintores, como Rusi?ol y Sorolla, de entre 1870 y 1936
El refinamiento y la poderosa carga simb¨®lica que impregnan la pintura de jardines exige una doble creaci¨®n: la del jard¨ªn (s¨ªmbolo del olvido y la memoria) y la visi¨®n transformadora del pintor. Frente al formalismo del jard¨ªn franc¨¦s o el clasicismo italiano, el espa?ol se enriquece con el inmenso legado ¨¢rabe, como refleja la exposici¨®n Jardines de Espa?a, que re¨²ne en Madrid a 30 artistas agrupados en torno a Rusi?ol, Sorolla y el olvidado Winthuysen, que desarrollaron su actividad del impresionismo al simbolismo y las primeras vanguardias. Un momento que marca el gran desarrollo del paisajismo, cuando el jard¨ªn deja de ser un marco para convertirse en esencia pict¨®rica.
La exposici¨®n Jardines de Espa?a 1870-1936, abierta desde hoy hasta el 9 de enero en la Fundaci¨®n Mapfre Vida (avenida del General Per¨®n, 40, Madrid), tiene un doble atractivo: significa una de las pocas oportunidades en que se plantea en Espa?a una revisi¨®n pict¨®rica sobre la imagen del jard¨ªn como recreaci¨®n del para¨ªso y recupera a Javier de Winthuysen (Sevilla, 1874- Barcelona, 1956), un artista relegado al olvido y sin embargo esencial. Poseedor de una vasta cultura, Winthuysen no s¨®lo fue un pintor de vasta cultura y al que Alberti dedic¨® un poema, sino que recuper¨® con una visi¨®n muy moderna muchos jardines de Espa?a, entre otros, los del monasterio de El Escorial.Esta exposici¨®n sobre jardines simbolistas, que concibe el jard¨ªn como representaci¨®n de un estado de ¨¢nimo, exhibe 74 obras de una treintena de artistas agrupados en torno a Santiago Rusi?ol (Barcelona, 1861- Aranjuez, 1931), del que se expone el ¨²nico jard¨ªn nocturno que cre¨®; a Joaqu¨ªn Sorolla (Valencia, 1863-Cercedilla, Madrid, 1923) y Javier de Winthuysen. "Partiendo de que el jard¨ªn no es un paisaje cualquiera y de que el pintor de jardines es un obseso que crea una atm¨®sfera muy especial, he seleccionado los aspectos menos conocidos de los artistas", precis¨® la comisaria de la muestra, Lili Litvak, catedr¨¢tica de Literatura Espa?ola en la Universidad de Austin (Tejas).
El sorolla Reflejo de una fuente incorpora una de las esencias simbolistas (corriente idealista que se rebela contra el realismo): el reflejo en el agua como imagen de la realidad depurada. Un elemento que tambi¨¦n reproduce Joaqu¨ªn Mir en el misterioso cuadro El laberinto de Horta. Otro de los motivos del simbolismo es la ventana que da al jard¨ªn, una expresi¨®n de la mirada introspectiva que luego aparecer¨¢ en el surrealismo, y que se aprecia en La alameda de Fuenterrab¨ªa, de Daniel V¨¢zquez D¨ªaz (Nerva, 1882-Madrid, 1969).
"La gran sorpresa"
Respondiendo al cansancio de fin de siglo, el cuadro La hermana de las rosas, de N¨¦stor Mart¨ªn-Fern¨¢ndez de la Torre (Las Palmas de Gran Canaria, 1887-1938) presenta a una mujer muy sexualizada y muy fatal, "arquetipo de mujer finisecular", seg¨²n Litvak.Un lugar especial de la exposici¨®n ocupa la pintura mediterr¨¢nea, que expresa de manera especial el esp¨ªritu decadente de la ¨¦poca, representada por Hermenegildo Anglada (Barcelona, 1871-Mallorca, 1959) e Ignacio Pinazo (Valencia, 1849-Godella, Valencia, 1916). Y aunque en el paisaje espa?ol entran todas las modas del momento, el clima, la tierra y la tradici¨®n ¨¢rabe producen un modelo original que se plasma en el cuadro Estudio en la Granja de san Ildefonso, pintado por Fernando de Am¨¢rica (Vitoria, 1866-1956).
"La gran sorpresa" de la exposici¨®n, tal como la calific¨® la comisaria de la exposici¨®n, es un min¨²sculo cuadro de Picasso, Estanque del Retiro, en el que el artista reproduce un rinc¨®n del parque con equivalencias tristes (herencia del modernismo catal¨¢n) en monocrom¨ªa ocre.
Adem¨¢s, la exposici¨®n Jardines de Espa?a 1870-1936 exhibe obras de Mariano Fortuny, Julio Romero de Torres, Francisco Iturrino y Aureliano de Beruete, entre otros.
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