Salida del tren de Espido
La ganadora del Premio Planeta regala su anterior novela en la estaci¨®n bilba¨ªna de Abando
Espido Freire (Bilbao, 1975) vivi¨® ayer por la tarde quiz¨¢ el momento m¨¢s emotivo de toda la gira de promoci¨®n por Espa?a que realiza con su libro Melocotones helados, ganador del Premio Planeta 1999, y junto a la finalista, Nativel Preciado. Durante a?os, "dos veces al d¨ªa desde que ten¨ªa 11", concreta, Espido Freire viaj¨® en el tren de cercan¨ªas desde Llodio hasta Bilbao y viceversa. En esos trayectos surgieron sus primeros escritos, los vagones eran su espacio privado donde caben el sue?o y la fantas¨ªa y, al tiempo, su ventana al mundo, el contacto con la gente de a pie, real. El tren cobij¨® muchos de los pensamientos literarios de Espido, como el que bajo el t¨ªtulo El tren y la ciudad, public¨® en las p¨¢ginas de la edici¨®n del Pa¨ªs Vasco de EL PA?S en abril pasado.Como reconocimiento de este amparo que los trenes le procuraron, la flamante ganadora hizo ayer un alto en la promoci¨®n del libro dise?ada por Planeta para acercarse a la estaci¨®n de Abando y regalar a los viajeros ejemplares de su novela anterior, Donde siempre es octubre, publicada por Seix Barral. Durante todo el d¨ªa, Renfe entreg¨® la obra a viajeros de la l¨ªnea de cercan¨ªas Bilbao-Ordu?a, la misma que transport¨® y transporta -"no conduzco y a¨²n sigo utilizando el tren", reconoci¨®- a la escritora. Este es el tercer libro que regala Renfe, que comenz¨® esta experiencia con una novela de Unamuno coincidiendo con el aniversario del pensador bilba¨ªno el pasado septiembre, y que continu¨® con una obra de Saramago.
"Me la llevaba al Garden"
"Estoy esperando a que me firme, pero mejor que eso yo me llevaba al Garden y le hac¨ªa un cognitivo bailando", dec¨ªa un hombre de mediana edad enfundado en una cazadora roja mientras esperaba a que la ?actriz? ?cantante? ?escritora! le dedicara unas l¨ªneas. El p¨²blico se arremolin¨® a su alrededor, primero con cierto respeto por las c¨¢maras y despu¨¦s, con la cercan¨ªa del reconocimiento. "Es esa chiquita de Llodio", le dec¨ªa un anciano a su mujer. "Parece m¨¢s jovencita en persona", cuchicheaba una se?ora a su amiga. "Es que es muy jovencita", le contestaba la segunda. "En la tele parece mayor". Las dos amigas no se fueron sin su firma.
Espido Freire se encontraba a sus anchas, como si toda la vida se hubiera dedicado a posar y estampar su firma. Renfe le regal¨® una gorra de factor que ella agradeci¨® con una gran sonrisa. Se la prob¨® varias veces y pos¨® con ella en la cabeza y en las manos. "No es nada, una chica disfrazada de interventor", comentaba a lo lejos un despistado.
Los libros se agotaron en apenas 20 minutos. El m¨¢s ilusionado, Rafael, un maquinista del tren Bilbao-Ordu?a. "?Si la he llevado? Es que entonces no la conoc¨ªa, pero seguro que s¨ª". Y animaba al interventor: "Ac¨¦rcate a que te lo firme, seguro que te reconoce".
"Nos hemos le¨ªdo y nos hemos gustado"
De Melocotones helados, novela ganadora del Premio Planeta 1999, se han vendido ya m¨¢s de 178.000 ejemplares. Del t¨ªtulo finalista, El ego¨ªsta, m¨¢s de 78.000. Ambos salieron a la venta el 10 de noviembre. Estos datos fueron aportados ayer durante la rueda de prensa que ofrecieron por la ma?ana en Bilbao las dos escritoras, Espido Freire y Nativel Preciado, ganadora y finalista, respectivamente. ?sta es la primera vez que dos mujeres copan el Planeta.Ambas autoras destacaron que se llevan muy bien, "aunque a algunos les pese", y que se han le¨ªdo: "Nos hemos gustado". Las dos tambi¨¦n coincidieron en afirmar que no se presentar¨¢n a m¨¢s ediciones del Premio Planeta.
Melocotones helados, seg¨²n la defini¨® su creadora, es la historia de una mujer que reconstruye poco a poco la vida de su familia. "La protagonista, pintora de profesi¨®n, se traslada de su ciudad y va a vivir con su abuelo, porque la confunden con otra persona del mismo nombre y apellidos. Eso le hace replantearse su identidad". Espido Freire asegur¨® que la obra es totalmente ficticia y que no recoge ninguna experiencia vital suya.
La novela de la periodista Nativel Preciado (1948) s¨ª tiene un poso de realidad, aunque "el protagonista, Baltasar Orellana, es completamente de ficci¨®n". "Quiz¨¢ me he basado en gente que conozco o conocida, pero no responde a nadie. Lo que s¨ª he querido retratar son aquellos a?os ochenta que viv¨ª de manera muy directa, como otros muchos compa?eros, y en los que cada d¨ªa hab¨ªa una noticia de primera p¨¢gina", explic¨® Preciado.
El ego¨ªsta describe la vida de un hombre triunfador, "que ha ido poniendo barreras en torno a s¨ª mismo, para evitar que le quiten lo que ha conquistado; eso le convierte en un eg¨®latra", comenta la autora. De repente, tiene un accidente que le hace perder la memoria. "Eso es un recurso literario que he usado para demostrar lo importante que es la memoria, no s¨®lo la personal, sino la hist¨®rica", se?al¨® Nativel Preciado, que se present¨® al Planeta con seud¨®nimo masculino. "Cada vez hay m¨¢s mujeres en todos los ¨¢mbitos y cada vez lo hacen mejor", concluy¨®.
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