Espa?a comienza a sufrir el bloqueo que decretan los rivales sobre Guardiola

El ¨¦xito sin consecuencias resulta imposible. En los laboratorios de todos los equipos se ha analizado el gran a?o de la selecci¨®n espa?ola y se han sacado conclusiones. El efecto Arsenal, que tanto pesa sobre el Barcelona, se ha trasladado al equipo de Camacho, que busca alternativas para lo que se ha convertido en moneda corriente: los marcajes implacables sobre Guardiola, el organizador del juego. Sin Hierro en acci¨®n, o disminuido por la alta frecuencia de las lesiones, Espa?a ha sufrido en los dos ¨²ltimos partidos los efectos del bloqueo sobre Guardiola y la ausencia de pasadores desde la defensa.
Por las caracter¨ªsticas del f¨²tbol que propone Camacho, la selecci¨®n no s¨®lo busca un conductor en el campo: lo necesita desesperadamente. Sin esa condici¨®n, se produce una orfandad que repercute en el juego. Desde al equipo nacional, Guardiola ha sido principio y fin en todo lo relacionado con la distribuci¨®n. Su presencia ha sido tan determinante como en el Bar?a. Pero en el mundillo internacional, no era un jugador suficientemente analizado. No particip¨® en la Eurocopa de 1996, no disput¨® el Mundial de Francia, y permaneci¨® m¨¢s de un a?o lesionado. Por trasladar lo que se dec¨ªa del golfista Miguel ?ngel Jim¨¦nez, se pod¨ªa decir de Guardiola que era uno de los mejores jugadores desconocidos del mundo.Conoc¨ªdisimo en Espa?a, pero un tanto an¨®nimo fuera de nuestro pa¨ªs, no tard¨® en atribuirse a Guardiola una importancia extrema en el sensacional a?o de Espa?a en 1999. Alrededor suyo funcionaban como un reloj todas las piezas. Pero el tam tam comenz¨® a funcionar. Si hab¨ªa un secreto en el juego de Espa?a, no faltaban los entrenadores dispuestos a descubrirlo. Y una de las grandes claves era Guardiola.
Argentina jug¨® un uno contra uno en todo el campo con Espa?a. Pero entre todas las batallas parciales, ninguna result¨® m¨¢s crucial para el destino del encuentro que el marcaje de Kily Gonz¨¢lez a Guardiola. El jugador argentino recibi¨® instrucciones muy precisas: tapona a Guardiola, ll¨¦vale junto a los centrales espa?oles, al¨¦jale del medio campo, descon¨¦ctale de los centrocampistas y de Ra¨²l. Kily hizo su trabajo como un soldado. Cuando no lo consigui¨®, y eso sucedi¨® en una fase del primer tiempo, Guardiola consolid¨® el f¨²tbol de la selecci¨®n. Fueron los mejores momentos de Espa?a en el partido. No hay equipo serio en estos tiempos que no conozca el papel de Guardiola. Como tambi¨¦n se sabe el d¨¦ficit de la selecci¨®n cuando no interviene Hierro para cumplir desde la defensa con el papel de segundo distribuidor.
Probablemente no hay en el mundo un central con un manejo del bal¨®n tan preciso como Hierro. Sus reiteradas ausencias por lesi¨®n suponen dificultades m¨²ltiples: por su experiencia, por su facilidad como pasador y por la carencia de centrales de caracter¨ªsticas parecidas en el f¨²tbol espa?ol. Paco, Nadal, Marcelino, C¨¦sar y Abelardo ( todos los centrales que ha utilizado Camacho desde octubre de 1998) son marcadores con poca pericia para pasar la pelota. Si a esta circunstancia se agrega el bloqueo a Guardiola, la posibilidad de circulaci¨®n se reduce notablemente.
Todos los equipos han tomado nota de esta circunstancia, pero Camacho tambi¨¦n lo ha hecho. La presencia de jugadores como Valer¨®n o Fran podr¨ªa permitir una salida natural en la distribuci¨®n. Pero Fran est¨¢ lesionado y Valeron anda con las dudas de los que no son titulares en su equipo. Y para cumplir los requisitos de Hierro s¨®lo aparece el nombre de Helguera, defensa central en el Espanyol con Marcelo Bielsa y ahora centrocampista. Camacho cree que el puesto de Helguera est¨¢ en el medio campo, pero las circunstancias pueden darle una oportunidad en la defensa de la selecci¨®n
Muchas luces y pocas sombras
La derrota frente a Argentina no cuestiona el papel de la selecci¨®n espa?ola, ni de Camacho, su entrenador. En el ambiente se respira la satisfacci¨®n que produce un equipo en el que se reconoce el aficionado medio. Un equipo con vocaci¨®n para jugar al ataque, para hacerlo de manera ordenada, con la mezcla adecuada entre lo que significa la posesi¨®n del bal¨®n y la verticalidad necesaria para provocar ocasiones. En lo referente a los jugadores, tambi¨¦n hay unanimidad. Apenas se discute a nadie. En este sentido, Camacho no ha hecho grandes modificaciones sobre las convocatorias de Javier Clemente. De los titulares frente a Argentina, s¨®lo Paco y Mendieta hab¨ªan quedado fuera de la lista del pasado Mundial. Guardiola tampoco acudi¨® a Francia 98, pero su ausencia se debi¨® a una lesi¨®n muscular.Si en la base de futbolistas no se ha producido una gran transformaci¨®n -s¨®lo en el periodo inicial de Camacho se apreci¨® una mayor distancia con respecto al periodo anterior-, en el estilo ha imperado la coherencia con respecto a las condiciones de los jugadores. En la era Clemente prevaleci¨® un f¨²tbol directo y f¨ªsico que reduc¨ªa las posibilidades de una selecci¨®n con varios jugadores de clase. Camacho ha conseguido que su equipo se aproxime a las cualidades de los internacionales. Hay una naturalidad evidente, un deseo de dotar de identidad a un equipo que hist¨®ricamente no la ha tenido.
El nuevo periodo ha confirmado el papel relevante de Ra¨²l, cada vez m¨¢s determinante en el equipo nacional. S¨®lo frente a Argentina jug¨® por debajo de sus capacidades, y se not¨®. Se abr¨ªan sospechas sobre el medio campo, pero Camacho las ha desmentido. Guardiola, Mendieta, Fran, Valer¨®n, Helguera, Engonga o De Pedro son centrocampistas puros, muchos de ellos con la misma frecuencia de onda. Parece una excelente noticia para un equipo que se hab¨ªa acostumbrado a utilizar a recios centrales para tareas a las que no estaban llamados. Basta recordar la presencia de Hierro, Nadal, y hasta Alkorta, en el centro del campo. Y no en partidos cualquiera, sino en las fases finales de la Eurocopa o los Mundiales. En el cap¨ªtulo de la actitud, ha dominado la vitalidad, incluso en el encuentro frente a Argentina. El compromiso general tambi¨¦n ha servido para la presi¨®n, pujante desde la delantera. Sin embargo, por la clara tendencia ofensiva de la selecci¨®n (con dos delanteros y dos extremos que comenzaron su carrera en la punta: Etxeberria y Luis Enrique) a veces se aprecia una quiebra en el sistema, convertido en un 4-2-4. Son momentos en los que sufre Guardiola y su compa?ero en la media (Valer¨®n o Guerrero, otros dos jugadores con mentalidad de ataque). Algo de eso ocurri¨® frente a Argentina y ante Brasil en la segunda parte. Peajes que paga una selecci¨®n que pretende definirse y hacerse respetar en el concierto internacional.
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