Tesoros de papel y cuerda
Madrid re¨²ne a especialsitas mundiales en literatura de cordel, soporte de relatos populares
Madrid guarda un tesoro. Un tesoro de papel. Papel a?ejado suavemente en ocre por el tiempo, pero conservado con mimo por el esfuerzo de un grupo de seis investigadores enamorados del testimonio escrito de su contenido. Un contenido de palabras trabadas en relatos sencillos y an¨®nimos, casi siempre ilustrados por dibujos a pluma. Con ellos, en resmas de ocho p¨¢ginas plegadas y encordeladas para su lectura o recitaci¨®n, el editor Hernando, un segoviano establecido en la calle del Arenal, por unos c¨¦ntimos satisfizo durante casi medio siglo hasta comienzos del nuestro un anhelo vivido de los madrile?os. El anhelo de leer o, en su defecto, el de escuchar de su lectura por ciegos y tullidos baladas, poemas, aleluyas, cuentos o narraciones dramatizadas con los que saciar el deseo por conocer y enso?arse poniendo en libertad la imaginaci¨®n: episodios de amor y de crimen, de proezas y miserias, mimbres que dibujan la trama de la vida.Son 285 piezas de la denominada literatura de cordel, que se conservan en la sede del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas, en la calle del Duque de Medinaceli. Fueron cedidas por una dama, Pilar Garc¨ªa de Riego, en el a?o de 1960, a?o hasta el cual perdur¨® aquella tradici¨®n literaria popular. Data del siglo XVII. Primero fue digna ¨¦pica plebeya; luego, dramas menores extra¨ªdos de relatos recitados en intermedios teatrales.
El fen¨®meno surgi¨® cuando la versatilidad de los tipos de imprenta permiti¨® divulgar la palabra en ediciones a bajo precio, que los invidentes acreditaban p¨²blicamente a voces; las colgaban de cordeles en peque?os pendones o en los muros de los mercados y despachos de tabaco y coloniales. As¨ª, la palabra escrita o recitada contribuy¨® de manera singular a organizar la vida cotidiana en Madrid, entre aromas de labores de cigarros y el tufo amigo de embutidos y salazones.
Para el estudio de esta creaci¨®n editoral, que acerc¨® durante tres siglos el universo a los individuos que por ella pugnaban -pajes, cirujanos, damas o tenderos- , Madrid ha sido escenario esta semana, con apoyo de Cultura, de la Comunidad y el CSIC, del Primer Coloquio Internacional sobre la Literatura de Cordel, que abarc¨® confines tan remotos como el sur de Estados Unidos, Brasil o Filipinas, m¨¢s otros m¨¢s cercanos como Inglaterra o Francia. Tambi¨¦n alcanzaron all¨ª ediciones de centenares de miles de ejemplares durante el primer tercio del siglo pasado. El principal responsable del certamen es Luis D¨ªaz Viana, zamorano de 48 a?os establecido en Valladolid, que estudi¨® en la californiana Universidad de Berkeley. Flanqueado por el esfuerzo de Pilar Mart¨ªnez, bibliotecaria del Instituto de la Lengua Espa?ola, de Carmen Ortiz, Antonio Cea, Carmen Men¨¦ndez y Araceli Godino, ha tra¨ªdo a Madrid a una pl¨¦yade de especialistas, como el franc¨¦s Brotel, la norteamericana Southerland, el italiano Bonanzinga, Neuma Fechine, de Brasil, o los espa?oles Luis Estepa, experto en los romances de ciego, o Cruz Garc¨ªa de Enterr¨ªa, de la Universidad de Alcal¨¢. Todos han contagiado de su entusiasmo este encuentro, convocado para rescatar saberes, divertimentos y sue?os escritos sobre papel.
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