Falacias pol¨ªticas MIQUEL CAMINAL
En el Parlament de Catalu?a se acaba de decidir por mayor¨ªa absoluta que no se iniciar¨¢ ninguna reforma del Estatuto de Autonom¨ªa en esta legislatura y, adem¨¢s, tampoco se impulsar¨¢n otras formas o modelos de financiaci¨®n que los contemplados en esta norma b¨¢sica. Por el contrario, todos los partidos pol¨ªticos que han conseguido representaci¨®n parlamentaria menos uno, y que suman un total de 123 diputados sobre 135, han dicho por escrito y de forma reiterada que deber¨ªa contemplarse la reforma del estatuto como una v¨ªa de mejora y ampliaci¨®n del autogobierno de Catalu?a. ?Se burlan del electorado? ?En qu¨¦ pensaban hace pocos meses cuando constituyeron aquella comisi¨®n tan necesaria para el autogobierno de Catalu?a y la reforma del estatuto que acab¨® en el m¨¢s absoluto de los rid¨ªculos? En su d¨ªa Bentham escribi¨® lo siguiente: "Con el nombre de falacia se suele designar cualquier argumento empleado o tema propuesto con el prop¨®sito de inducir a enga?o, o que con probabilidad produzca este efecto, o el de hacer que adopte una opini¨®n err¨®nea la persona a cuya mente se presenta el argumento". En las ¨²ltimas semanas pre y postelectorales, el maestro de la falacia ha sido Jordi Pujol, y el aprendiz Carod-Rovira. Veinte a?os de enga?o pol¨ªtico son muchos a?os. Vamos a dejar nuevamente claro lo que ya se ha olvidado: la autonom¨ªa que hoy tiene Catalu?a es fruto de un m¨¦rito que corresponde en su mayor parte a las izquierdas federalistas catalanas. Ganaron sobradamente todas las elecciones catalanas desde 1977 hasta las primeras auton¨®micas de 1980. ERC no era casi nada hasta 1980 y Jordi Pujol perdi¨® de forma clara las primeras elecciones democr¨¢ticas de 1977. Han gobernado una autonom¨ªa que ganaron otros. Nada m¨¢s. Sorprende por tanto que tengan una imagen tan nacionalista. Porque, adem¨¢s de apropiarse de la bandera del catalanismo, ?d¨®nde est¨¢n sus m¨¦ritos catalanistas? El nacionalismo de Pujol es tan tenue que s¨®lo inquieta a los espa?olistas poco inteligentes.
Los que todav¨ªa necesitan nuevas pruebas tienen el voto de investidura como ¨²ltimo ejemplo. Doce diputados a las ¨®rdenes de Javier Arenas han dado la vuelta a la voluntad mayoritaria de todo un Parlamento. ?Qui¨¦n fue realmente humillado? En las formas, el PP catal¨¢n, pero en los contenidos, todos los catalanistas sin excepci¨®n. ?Tanto vale el sill¨®n de la Generalitat? Lo m¨¢s incre¨ªble de toda esta historia falaz es que Jordi Pujol tuvo incluso la oportunidad de ponerle la guindilla en la misma cabeza de Alberto Fern¨¢ndez, humill¨¢ndole por torpe y advenedizo. De todos modos, Maci¨¤ y Companys no hubieran vendido la autonom¨ªa por un plato de 12 votos anticatalanistas. Porque la falacia m¨¢s espl¨¦ndida la ha pronunciado Carod Rovira: "Nos hemos abstenido por patriotismo". Surrealista. Son negados tres veces en lo fundamental (reforma del estatuto, concierto econ¨®mico y provincia ¨²nica), pero deciden abstenerse por patriotismo. Comprendo que es doloroso proponer un tipo de tripartidismo y encajar otro totalmente inverso, pero llamarle a la necesidad virtud es m¨¢s propio de falaces que de patriotas. La falacia funciona en la pol¨ªtica cuando se mueve dentro de unos l¨ªmites, que son los de las medias verdades, es decir, los de los medios enga?os. Tiene que ser cre¨ªble; si no, es un autoenga?o. Tan listos que parec¨ªan los dirigentes de ERC en la equidistancia y ahora se han cre¨ªdo su propia falacia. Qu¨¦ oportunidad han perdido de quedar como nacionalistas serios si hubieran dicho: "Hemos votado no por patriotismo". A lo mejor confunden patriotismo con pujolismo como una consecuencia fatal del s¨ªndrome de Estocolmo. En este caso, es bueno saber que, para ERC, Pujol siempre tendr¨¢ la prioridad frente a Maragall, incluso pactando con el PP, digan lo que digan ante el S¨ªndic. Y tambi¨¦n es oportuno recordarles a Carod y compa?¨ªa que tienen la e de esquerra y la r de republicana muy oxidadas.
La autonom¨ªa no mejorar¨¢ en Catalu?a si no es por la izquierda y desde la izquierda federal. CiU no tiene m¨¢s fuerza en Madrid que la de negociar su permanencia en el Gobierno de Catalu?a sobre la base de gobiernos sin mayor¨ªa absoluta en la capital del Estado. Ha llegado el momento de hablar menos de nacionalismo y hacer
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