"Ning¨²n grupo combatiente se atreve ya a exhibir a ni?os soldado"
El ugand¨¦s Olara Otunnu, de 49 a?os, afronta una tragedia feroz: de 1987 a 1997 murieron en guerras dos millones de ni?os, seis millones quedaron mutilados, 12 millones tuvieron que huir y unos 300.000 luchan a¨²n en unos 50 pa¨ªses. Otunnu, ex l¨ªder estudiantil contra el dictador Idi Am¨ªn, fue embajador de su pa¨ªs en la ONU y ministro de Exteriores. Ayer, como representante especial del secretario de Naciones Unidas para la Infancia y Conflictos Armados, present¨® en Madrid la campa?a de sensibilizaci¨®n La guerra no es un juego de ni?os, auspiciada por el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, Cruz Roja y Unicef. Hoy se celebra el d¨¦cimo aniversario de la Convenci¨®n de la ONU sobre los Derechos del Ni?o, tema de unas jornadas inauguradas ayer por la Reina con el Defensor del Pueblo y Unicef.Pregunta. En agosto, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas adopt¨® una resoluci¨®n que exige a las fuerzas de paz la protecci¨®n espec¨ªfica a los ni?os, y prev¨¦ sancionar a los Gobiernos que violen los derechos de los menores. ?Le dan a usted a menudo alegrones as¨ª?
Respuesta. La persistencia de la situaci¨®n en s¨ª es la peor noticia. Las guerras de hoy no s¨®lo enfrentan a dos ej¨¦rcitos, sino a multitud de facciones, y los d¨¦biles, como mujeres y ni?os, son las v¨ªctimas cogidas entre todos los fuegos. Proliferan las armas peque?as y no s¨®lo resulta f¨¢cil matar a los d¨¦biles, sino que los ni?os pueden matar con ellas. Cuando en una sociedad ocurre eso, las normas morales saltan en pedazos. Y para colmo, con el final de la guerra fr¨ªa, el inter¨¦s de la comunidad por estos problemas ha deca¨ªdo. La prensa olvida las guerras, pero siguen ah¨ª.
P. Sobre el terreno, ?ustedes avanzan m¨ªnimamente?
R. S¨ª, hay pa¨ªses que han salido del peligro, por ejemplo Mozambique. Pero lo importante es que ya nadie, al rev¨¦s de lo que ocurr¨ªa hace 10 a?os, puede menospreciar los valores ¨¦ticos universales. Ning¨²n grupo combatiente, gubernamental o insurgente, se atreve ya a exhibir a ni?os soldado, como si fuesen entusiastas voluntarios. A¨²n lo hacen con las mujeres, pero no con los ni?os. Es un progreso.
P. ?Progreso, o hipocres¨ªa?
R. Incluso si no creen en esos valores, no pueden desafiarlos p¨²blicamente. Por eso podemos emplazarles a cumplirlos. Todo est¨¢ inextricablemente ligado en este mundo. La opini¨®n p¨²blica est¨¢ ah¨ª, es algo bien real. Un grupo guerrillero sabe que, si en el futuro gobierna, su pasado estar¨¢ registrado. Ning¨²n grupo humano es ya una isla.
P. Usted quiere que la m¨ªnima edad de reclutamiento se unifique en todo el mundo: 18 a?os. Pero algunos pa¨ªses, como Estados Unidos, tienen reclutas de 17.
R. Puedo anunciarle que el pr¨®ximo enero EE UU va a aceptar los 18 a?os. Esa edad parece un l¨ªmite universalmente razonable, porque hay pa¨ªses donde no puede saberse qu¨¦ a?os tiene realmente un chico algo m¨¢s joven.
P. Su oficina se financia con fondos voluntarios de los Gobiernos. S¨®lo 11 pa¨ªses, entre ellos Espa?a, han dado dinero. Tener un presupuesto de 640 millones de pesetas no parece muy prometedor.
R. ?640? Ahora mismo cuento con 400. Pero lo importante es mantener un equipo que, aunque peque?o, sea flexible y capaz de tejer una red con la sociedad civil de cada pa¨ªs, en especial las ONG, y que tambi¨¦n pueda asimilar y utilizar los informes de organizaciones de la ONU como Acnur o Unicef.
P. ?Trabajan ustedes tambi¨¦n en la reinserci¨®n social de los ni?os?
R. Con los mismos socios. El problema de los ni?os soldados es s¨®lo un aspecto. Lo duro es contrarrestar la demonizaci¨®n que se apodera de una sociedad en conflicto civil, y volver a reconstituir la educaci¨®n, la esperanza.
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