Condonaci¨®n y desarrollo
Afortunadamente en los ¨²ltimos a?os la deuda externa de los pa¨ªses empobrecidos ha regresado a la agenda de la Comunidad Internacional. Y en esta ocasi¨®n, al contrario que en los 80, no para salvaguardar los intereses de un sector privado prestamista que incurri¨® en una irresponsable exposici¨®n de riesgo. En el presente, incluso los agentes m¨¢s "ortodoxos" del sistema (OCDE, Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial) han reconocido su condici¨®n de obst¨¢culo para el desarrollo y en la asamblea anual del FMI y el BM, celebrada en septiembre en Washington, se aprob¨® una reducci¨®n que podr¨ªa alcanzar el 40% de la deuda para un m¨¢ximo de 33 pa¨ªses.Naciones como Zambia (cuya esperanza de vida alcanzar¨¢, de no cambiar las cosas, los 33 a?os en el 2005), Etiop¨ªa (donde cada a?o 100.000 ni?os mueren por diarrea) o N¨ªger (con un 14% de alfabetizaci¨®n) est¨¢n dedicando, como media, dos veces m¨¢s a pagar la deuda de lo que emplean conjuntamente en sus pol¨ªticas de salud y educaci¨®n. ?Qu¨¦ familia pagar¨ªa un plazo de un cr¨¦dito y dejar¨ªa morir de hambre a sus hijos? Desde las campa?as para la condonaci¨®n de la deuda se mantiene que un grupo que ronda los 50 pa¨ªses debe ver condonada el 100% de su deuda para emplear sus recursos en el desarrollo humano de su poblaci¨®n. La condonaci¨®n es una medida excepcional, pero si es insuficiente, dar¨¢ pie a una soluci¨®n en falso y el objetivo de estabilidad a largo plazo no podr¨¢ alcanzarse. Estos pa¨ªses necesitan sus divisas "cautivas", sanear sus cuentas p¨²blicas y poder aspirar a encontrar sendas de crecimiento econ¨®mico sostenido y a construir sus propios procesos de desarrollo, que est¨¢n condicionados por un amplio n¨²mero de variables.
Esta sangrante realidad requiere una decisi¨®n pol¨ªtica (como hace una d¨¦cada se?alaba Rudiger Dornbusch y hoy lo hace Jeffrey Sachs) reclamada tambi¨¦n por el sentido com¨²n econ¨®mico: sanear para poder prosperar. Egipto (tras su papel en la Guerra del Golfo) ya nos ense?¨® c¨®mo cuando hay inter¨¦s pol¨ªtico, las convenciones internacionales no suponen un obst¨¢culo. Hoy la presi¨®n ciudadana reclamando justicia, junto con el empuje de algunos Gobiernos (Noruega, Finlandia, Suiza o el Reino Unido) presionan para ello. El presidente Clinton se?alaba en la pasada asamblea del FMI/BM que "una deuda insostenible est¨¢ ayudando a mantener en la pobreza a demasiados pa¨ªses pobres y personas necesitadas. Un imperativo econ¨®mico y moral nos exige aprovechar este momento de consenso mundial para conseguir algo mejor".
El Tercer Mundo ha pagado en 1997 a bancos, Estados e instituciones internacionales cinco veces m¨¢s de lo recibido en concepto de ayuda (que est¨¢ muy lejos del prometido 0,7% del PIB): 250.000 millones de d¨®lares. Mientras, s¨®lo 21.000 millones de d¨®lares anuales ser¨ªan necesarios para conseguir la ense?anza, la salud y la nutrici¨®n de toda la poblaci¨®n mundial, de acuerdo con el Informe de Desarrollo Humano publicado por el PNUD en 1998.
Deben racionalizarse las prioridades de nuestras sociedades y cambiar el orden de los principios: las personas, las vidas, son m¨¢s importantes que las finanzas. Suele argumentarse que una condonaci¨®n penalizar¨ªa a los pa¨ªses implicados, que quedar¨ªan al margen de la concesi¨®n de nuevos cr¨¦ditos. Tal argumento omite que hace m¨¢s de una d¨¦cada que los mercados no atienden las demandas de cr¨¦dito de los pa¨ªses m¨¢s pobres y el desarrollo de m¨¢s de mil millones de personas est¨¢ siendo ignorado. En cuanto al coste econ¨®mico de la condonaci¨®n -irrelevante en t¨¦rminos reales para el Norte- resulta sobrecogedor esgrimir los flecos del presupuesto de nuestros pa¨ªses para no ejecutar inmediatamente estas medidas: posiblemente, sin esos ingresos los espa?oles renunciaremos a 30 kil¨®metros anuales de autov¨ªas, frente a los millones de seres humanos recuperados para una vida digna: ?Cu¨¢l deber¨ªa ser la elecci¨®n?
El horizonte a medio plazo, tras este saneamiento, debe ser la posibilidad futura de una toma de cr¨¦ditos racional con garant¨ªas para su buen uso. Son necesarios mecanismos de regulaci¨®n y arbitraje entre deudores y acreedores para evitar nuevas crisis de sobreendeudamiento y las irresponsabilidades de prestamistas y prestatarios que han conducido a la actual situaci¨®n. ?ste es un extremo en el que las campa?as internacionales hacen especial incidencia sin que hasta ahora las instituciones internacionales hayan recogido el guante lanzado.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- FMI
- Opini¨®n
- Condonaci¨®n deuda
- Tercer mundo
- Banco Mundial
- Estado bienestar
- Comercio internacional
- Bienestar social
- Pol¨ªtica econ¨®mica
- Relaciones econ¨®micas
- OCDE
- Deuda externa
- Pol¨ªtica social
- Geopol¨ªtica
- Finanzas internacionales
- Organizaciones internacionales
- Relaciones exteriores
- Finanzas
- Pol¨ªtica
- Econom¨ªa
- Comercio
- Sociedad