El hacedor de tesoros
Pocas personas pueden jactarse de haber acariciado el oro del tesoro del Carambolo, las joyas tart¨¦sicas que son como el ajuar de la ciudad de Sevilla. Un ajuar que descansa en la caja de seguridad de un banco y que nunca se entregar¨¢ en ninguna boda.Fernando Marmolejo, orfebre de 84 a?os, cuenta en su largo curr¨ªculo profesional con el "honor" de haber sido el autor de las tres copias que existen del tesoro. Una de estas reproducciones puede verse en su taller de la sevillana plaza de Molviedro al que, a pesar de los a?os y de estar jubilado, este maestro de orfebres acude cada d¨ªa con la puntualidad de un reloj. Otra est¨¢ en el Ayuntamiento de la ciudad y, la tercera, se exhibe en el Museo Arqueol¨®gico de Madrid.
Sus colegas, es decir la Asociaci¨®n de Joyeros, Relojeros y Orfebres de Sevilla, van a homenajearlo por eso, por haber trabajado tanto durante tantos a?os y "tan bien". Entre la veintena de disc¨ªpulos que tiene Marmolejo est¨¢n tres de sus seis hijos, dos sobrinos y dos nietos. Entre sus seguidores y la demanda del sector, el orfebre no alberga ning¨²n miedo respecto a la buena salud de su oficio. "Mientras que exista Sevilla, la orfebrer¨ªa no corre peligro de desaparecer, porque la gente de las hermandades son capaces de quedarse sin comer y gastarse en dinero en cosas de la Semana Santa", asegura Fernando Marmolejo mientras recorta con la segueta unas potencias de plata que le ha encargado uno de los muchos amigos que tiene en la curia.
En los 70 a?os que lleva en el oficio a Fernando Marmolejo le ha dado tiempo a muchas cosas, pero lo que m¨¢s trabajo le ha costado han sido los cuatro ramos de azucenas que coronan cada una de las esquinas de la Giralda. "Hice los ramos de azucenas de bronce cincelado, porque antes se hac¨ªa de hierro y hab¨ªa que sustituirlos cada 50 a?os por la oxidaci¨®n. Lo complicado no fue hacerlos, sino subirse al andamio y colocarlos", recuerda el artesano que realiz¨® este encargo en 1982.
Fernando Marmolejo, que aprendi¨® el oficio de su padre que era cerrajero art¨ªstico, asegura que no se ha quedado con ganas de hacer nada. Por sus manos han pasado decenas de coronas de oro y brillantes que lucen muchas de las im¨¢genes procesionales andaluzas, custodias de plata o relicarios como el que le encargaron para el beato Hans y que se exhibe en la bas¨ªlica de Xanten (Alemania) o las reproducciones de importantes piezas arqueol¨®gicas destinadas a museos como el Visigodo, de Toledo; del Ejercito, de Madrid o el de Cluny, en Par¨ªs (Francia).
Aunque la mayor¨ªa de los encargos que recibe su taller est¨¢n relacionados con la iglesia, el orfebre se enorgullece de haber realizado durante veinte a?os, "y todos diferentes", el Trofeo Ciudad de Sevilla, una obra en plata de unos 170 cent¨ªmetros de altura que, como la portada de la Feria de Abril, cada temporada se inspiraba en alg¨²n monumento de la ciudad.
Fernando Marmolejo tiene una buena colecci¨®n de galardones, entre ellos la Medalla al M¨¦rito del Trabajo y al primera Medalla de Plata de Andaluc¨ªa, pero sin embargo, de lo que este orfebre se precia es de haber hecho de todo en su oficio, desde el dise?o hasta la colocaci¨®n de las obras.
"La verdad es que no me he quedado con ganas de hacer nada, porque lo que no me han encargado, me lo encargu¨¦ yo mismo. Me refiero a los belenes. Tengo una bonita colecci¨®n de seis belenes, todos de plata y oro", a?ade el artesano que durante la d¨¦cada de los sesenta realiz¨® el camar¨ªn para la bas¨ªlica de la Macarena, la obra cumbre de su dilatada carrera.
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