ARTE Y PARTE Acebillo ORIOL BOHIGAS
Cuando en 1980 el alcalde de Barcelona Narc¨ªs Serra me llam¨® para organizar los servicios de Urbanismo del Ayuntamiento le ped¨ª integrar a un alto nivel ejecutivo a Albert Puigdom¨¨nech para la realizaci¨®n y gesti¨®n de los planes y a Jos¨¦ A. Acebillo para dirigir los proyectos urbanos. Los dos eran fundamentales para una nueva metodolog¨ªa urban¨ªstica basada en la prioridad de los proyectos y en la sustituci¨®n de las abstracciones de los planes generales que entonces se hac¨ªan por propuestas concretas que resolvieran los problemas de cada barrio e incluso de ciertas ¨¢reas de referencia metropolitana. Cuando hoy d¨ªa se habla en tantas ciudades europeas de la pertinencia del modelo Barcelona no se refieren a un modelo formal estereotipado, sino a ese m¨¦todo en el que el urbanismo se entiende como proyecto y en el que el espacio y los servicios p¨²blicos toman una importancia prioritaria.Por esta raz¨®n me parece un acierto que Acebillo, despu¨¦s de pasar por diversas l¨ªneas de participaci¨®n municipal -desde la direcci¨®n del Servicio de Proyectos Urbanos hasta la de Barcelona Regional-, haya sido nombrado arquitecto jefe del Ayuntamiento.
Como se?al¨® ?scar Tusquets hace pocos d¨ªas en La Vanguardia, lo que mejor explica las cualidades de Acebillo para este cargo fueron las cr¨ªticas que enarbol¨® la oposici¨®n. Alguien dijo que no era adecuado porque era "un arquitecto de dise?o". Corrigiendo errores sem¨¢nticos y sint¨¢cticos de la frase, hay que interpretarla en el sentido de que lo consideraban un arquitecto interesado y preocupado por el buen dise?o. Si los autores de la frase supiesen qu¨¦ quiere decir dise?o se dar¨ªan cuenta de que era equivalente a decir que un m¨¦dico no es adecuado en su funci¨®n si se interesa demasiado por la buena salud de los enfermos. Uno de los aciertos de esta designaci¨®n es precisamente que, con ella, parece asegurarse para los pr¨®ximos a?os la ya tradicional prioridad del proyecto, condicionada y condicionadora en relaci¨®n con los diversos inputs sociales y econ¨®micos.
Pero seguramente el mayor acierto est¨¢ en que con el cargo de arquitecto jefe parece iniciarse la reconstrucci¨®n de toda el ?rea de Urbanismo, que durante bastante tiempo ha permanecido demasiado invertebrada. La multiplicaci¨®n de cargos paralelos que se inici¨® en el ¨²ltimo per¨ªodo de Maragall hab¨ªa alcanzado un extremo peligroso. Lleg¨® un momento en que la alta responsabilidad urban¨ªstica -en t¨¦rminos program¨¢ticos y ejecutivos- ca¨ªa indiscriminadamente sobre m¨¢s de 15 pol¨ªticos y funcionarios, con lo cual el ajetreo burocr¨¢tico sustitu¨ªa la idea global de la ciudad, reduc¨ªa el control de calidad y abr¨ªa las puertas a unas iniciativas privadas que a menudo no se enmarcaban en las reales necesidades colectivas. Espero que en el desarrollo de este cargo se subraye claramente su autoridad y su capacidad de tomar decisiones tan consensuadas y asesoradas como haga falta, pero siempre con un criterio de globalidad por encima de opiniones dispersas. A Acebillo se le reconoce esta autoridad por su curr¨ªculo pol¨ªtico y profesional, aunque hay que recordar que la autoridad no tiene nada que ver ni con la dictadura ni con el mando demasiado personalizado, sino con la responsabilidad y la autor¨ªa reconocidas.
No hay duda de que para ejercer esta autoridad Acebillo se va a encontrar con ciertas dificultades. La primera puede ser consecuencia de algunos inconvenientes de la descentralizaci¨®n. No hay duda de que la descentralizaci¨®n administrativa hacia los distritos ha sido un paso important¨ªsimo, pero tengo mis dudas sobre su eficacia en el campo estrictamente urban¨ªstico. Hay algunos temas que no pueden reducirse a decisiones aut¨®nomas y que hay que tomarlas con una visi¨®n m¨¢s global. No me refiero ya a las grandes infraestructuras, que nadie duda que deben proyectarse desde una cierta centralidad, sino tambi¨¦n a elementos de menor escala que a fin de cuentas determinan una imagen de la ciudad y su cultura urbana. Barcelona tiene ahora sobre la mesa una serie de proyectos de gran envergadura: el aeropuerto, el tren de alta velocidad, la prolongaci¨®n del frente mar¨ªtimo, la Sagrera, las reformas del puerto, Bar?a 2000, la ampliaci¨®n del metro, el Foro de las Culturas, etc¨¦tera. No hay duda de que todos ellos se vertebrar¨¢n en la nueva estructura del ?rea de Urbanismo. Pero esa misma estructura no puede olvidar otros temas: los procesos de peatonalizaci¨®n, la dif¨ªcil reestructuraci¨®n f¨ªsica y social de Ciutat Vella, la rehabilitaci¨®n del Ensanche y de Poblenou, la cantidad y la calidad de la residencia econ¨®mica y hasta el detalle de los pavimentos, la jardiner¨ªa o el mobiliario urbano de todos los barrios. Aceptando las ventajas de la descentralizaci¨®n habr¨¢ que proceder, no obstante, a una clasificaci¨®n de temas y establecer tambi¨¦n desde el ¨¢rea central un sistema de control unitario.
Otra dificultad importante es la falta de instrumentos para el saneamiento de muchas periferias. Cuando mostramos con cierto orgullo la nueva Barcelona nos olvidamos de muchos barrios que est¨¢n todav¨ªa en bajas condiciones urbanas, algunos pertenecientes al mismo municipio, pero muchos a las poblaciones colindantes que forman parte de una ¨²nica conurbaci¨®n. En conjunto, ese es uno de nuestros problemas m¨¢s acuciantes. Y para resolverlo en su totalidad hace falta resucitar la antigua organizaci¨®n pol¨ªtica y administrativa del ?rea Metropolitana que la Generalitat elimin¨® hace a?os y que no se ha logrado introducir en la nueva Carta Municipal. ?Seguiremos desconstruyendo nuestra ciudad en una periferia que ya se ha convertido en central?
No quisiera atosigar a Acebillo con excesivas responsabilidades, pero no estar¨ªa mal que influyera en otros problemas que van m¨¢s all¨¢ del urbanismo en t¨¦rminos f¨ªsicos: el mal estado de conservaci¨®n de algunos espacios, el aumento de la delincuencia, la falta de integraci¨®n de las nuevas olas de inmigrantes, el crecimiento de la pobreza marginal, el nivel alt¨ªsimo de ruido, el control de la contaminaci¨®n, etc¨¦tera. Muchas veces la soluci¨®n de estos problemas es m¨¢s importante que las mejoras f¨ªsicas y tienen mayor influencia en el confort de la vida urbana.
La tarea es larga e intensa, pero tenemos la esperanza de que esa nueva estructura permitir¨¢, por lo menos, reordenarla. Sobre todo si el alcalde se decide a dar los primeros pasos y reducir a la autoridad de la nueva jefatura las diversas organizaciones que flotan en la estructura, desde el IMU a Barcelona Regional, desde las oficinas de los distritos a los diversos gabinetes aut¨®nomos, desde la desconexi¨®n del ¨¢rea central a la f¨®rmula ambigua de las gerencias.
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