La Cuba secuestrada

El r¨¦gimen de Fidel Castro y la oposici¨®n cubana son algo as¨ª como dos universos distintos. Los comunistas injurian a los disidentes calific¨¢ndolos de "lacayos de los Estados Unidos", los disidentes exhortan al di¨¢logo y a la democratizaci¨®n del sistema. La ¨²nica opini¨®n com¨²n de esos dos mundos es que el bloqueo econ¨®mico es nocivo para Cuba.La Habana ha vivido con intensidad la Cumbre Iberoamericana. Sienten una emoci¨®n similar La Habana de los funcionarios de los ministerios y de los comit¨¦s de defensa de la revoluci¨®n, y la otra, la de los opositores encarcelados, perseguidos y humillados por Fidel Castro. La visita a Cuba del rey de Espa?a, don Juan Carlos, as¨ª como de los primeros ministros de Espa?a y Portugal, abre una brecha en el aislamiento del r¨¦gimen. Para Espa?a, las relaciones con Cuba son como un asunto de familia. Cuando muri¨® Francisco Franco, Fidel Castro implant¨® en Cuba una jornada de duelo oficial. Es cierto que en los ¨²ltimos a?os la pol¨ªtica de Espa?a hacia Cuba no fue muy coherente. Tras los a?os de poder de los socialistas, cuando Felipe Gonz¨¢lez trat¨® de convencer a Castro para que realizase cambios democr¨¢ticos vali¨¦ndose del modelo de las transformaciones espa?olas, lleg¨® el Gobierno de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, cuyo tono es m¨¢s agudo. En noviembre de 1996 estall¨® una crisis. El nuevo embajador de Espa?a en Cuba declar¨® que el edificio de su sede diplom¨¢tica estar¨ªa abierto para los disidentes cubanos. Cuba le neg¨® la entrada al embajador. Sin embargo, durante el reciente V Foro de Periodistas Europeos y Latinoamericanos, el siguiente embajador de Espa?a asegur¨® que todos los d¨ªas recibe a numerosos disidentes, "pero eso ya no constituye problema alguno".

La condici¨®n de "disidente" es algo que me record¨® la realidad de Polonia en los ¨²ltimos a?os de la dictadura de Edward Gierek. Los disidentes son perseguidos y encarcelados, pero el propio Castro -un hombre que parece amarse a s¨ª mismo con absoluta reciprocidad- tiene que admitir su existencia. La oposici¨®n cubana ha sido al fin reconocida, y gracias a ello, durante la Cumbre Iberoamericana, sus representantes pudieron tener numerosos contactos con primeros ministros y presidentes. ?sa es una novedad que dar¨¢ m¨¢s fuerza a Fidel Castro en su resistencia ante el bloqueo norteamericano, que ya dura cuarenta a?os, pero esa misma novedad dar¨¢ tambi¨¦n m¨¢s fuerza a la oposici¨®n cubana frente al r¨¦gimen castrista.

Sin embargo, por el momento, Castro y los suyos no parecen dispuestos a renunciar a los m¨¦todos que les han garantizado la permanencia en el poder durante tanto tiempo. Con frecuencia se dedican a injuriar y ofender a los disidentes, a esos hombres y mujeres que, como ¨²nica arma, tienen la verdad. Tuve la dicha de hablar con esa gente. Comparando lo que ellos me dijeron y las palabras que emplearon con lo que o¨ª decir a los representantes del poder, de verdad que sent¨ª que eran dos universos diferentes. El lenguaje que emplean es distinto, como lo es tambi¨¦n la memoria colectiva que tienen y la mentalidad que les caracteriza. Pero hay un asunto en el que todos coinciden: el bloqueo econ¨®mico y pol¨ªtico es negativo, porque dificulta el desarrollo de Cuba y facilita la propaganda del r¨¦gimen. Es una situaci¨®n que no contribuye a la democratizaci¨®n de la isla. Pero, fuera del tema del bloqueo, ya no hay puntos de convergencia entre el r¨¦gimen y la oposici¨®n.

Los opositores hablan de la necesidad del di¨¢logo y de la reconciliaci¨®n cubano-cubana. El r¨¦gimen no quiere ni o¨ªr hablar de una "mesa redonda" con sus adversarios. "Nuestro l¨ªder se comporta como si se sintiese ofendido por no tener un pueblo digno de ¨¦l. Pero la verdad es que nosotros no queremos", me dijo Elizardo S¨¢nchez, "que Fidel acabe como Ceausescu en Rumania. Por eso estamos dispuestos a apoyar al Gobierno cuando inicie el camino de las reformas. Lamentablemente, Fidel tiene miedo a los cambios, y por eso tendremos que hacernos a la idea de que la represi¨®n podr¨¢ durar a¨²n mucho tiempo".

Otro dirigente de la oposici¨®n me dijo: "Cuba se parece a un barco secuestrado por unos corsarios totalmente locos. Sus actos no son racionales, y de ah¨ª que tampoco sean previsibles. El pueblo est¨¢ en peligro". Pero tambi¨¦n encontr¨¦ a un opositor convencido de que el poder poco a poco iba cambiando. "El d¨®lar ya circula libremente, se han abierto las fronteras para los turistas y, aunque remordi¨¦ndose los h¨ªgados, el poder admite la existencia de estructuras opositoras".

"Pero sigue siendo Fidel Castro el que tiene la llave del problema en su mano", afirma S¨¢nchez. Un alto funcionario cubano me dijo, en privado, que es impensable que Cuba avance hacia la democracia por el camino que sigui¨® Polonia. Yo le respond¨ª que tengo la esperanza de volver a ver La Habana despu¨¦s de que se hayan realizado los cambios y que espero que entonces ya no habr¨¢ presos pol¨ªticos; ni uno, tampoco Fidel Castro.