Juan Pablo II denuncia el "turismo sexual y la compraventa de j¨®venes"

Retomando un debate del reciente S¨ªnodo de Obispos, el Papa habl¨® ayer del reto que todav¨ªa significa la afirmaci¨®n de los derechos de la mujer y se comprometi¨® a pedir "un mayor compromiso para que le sea reconocido todo el espacio que le pertenece en la Iglesia". El Papa conden¨® "el turismo sexual y la compraventa de j¨®venes", e invit¨® a deshacer el equ¨ªvoco del nacimiento de Eva de una costilla de Ad¨¢n.

Juan Pablo II reafirm¨® su defensa del sexo femenino y critic¨® el "turismo sexual", por primera vez con estas palabras, como forma de explotaci¨®n que sufre la mujer, junto a la prostituci¨®n y la "esterilizaci¨®n en masa". La intervenci¨®n del Pont¨ªfice en la audiencia de los mi¨¦rcoles, celebrada en la plaza de San Pedro, estuvo dedicada a poner de relieve la importancia que la tradici¨®n cristiana concede a la mujer, a la que invit¨® a "oponerse vigorosamente a todas las pr¨¢cticas que ofenden su libertad y femineidad".El Papa dedic¨® una parte de la catequesis a exponer una reflexi¨®n teol¨®gica sobre la Humanidad -masculina y femenina- como imagen de Dios. La Biblia, record¨® citando el G¨¦nesis, "dice con claridad que ni el hombre ni la mujer son por separado imagen del Creador, sino que solamente en su reciprocidad representan en igual medida la obra de arte divina".

Wojtyla consider¨® oportuno deshacer el equ¨ªvoco del nacimiento de Eva de una costilla de Ad¨¢n, un simbolismo b¨ªblico no del todo generoso con el sexo femenino. "No hay que entenderlo en el sentido de que la mujer deba ser esclava del hombre, porque la palabra "ayuda" no equivale a "siervo", dijo el Papa. "La expresi¨®n significa m¨¢s bien que la mujer est¨¢ en condiciones de colaborar con el hombre, porque representa la perfecta correspondencia con ¨¦l: la mujer es otro tipo de Yo en la Humanidad com¨²n, construida en perfecta igualdad de dignidad entre el var¨®n y la f¨¦mina". Esa actitud de comuni¨®n, seg¨²n el Papa, "permite volver a pensar la paternidad de Dios, evitando las proyecciones figurativas de tipo patriarcal, tan discutidas, no sin motivo".

Las palabras de Wojtyla no pueden ocultar, sin embargo, la realidad de una Iglesia cat¨®lica dominada por una jerarqu¨ªa masculina, particularmente distante de los problemas a los que se enfrentan las mujeres, a la cabeza de la cual se encuentra un Papa intransigente en cuestiones de anticoncepci¨®n y programaci¨®n familiar. El Pont¨ªfice cit¨® algunas de las lacras de las que es v¨ªctima el sexo femenino. "Hay que denunciar con fuerza la tan extendida violaci¨®n de la dignidad femenina, que se manifiesta en la explotaci¨®n de su persona y su cuerpo; hay que oponerse vigorosamente a toda pr¨¢ctica que ofenda a la mujer en su libertad y su feminidad, el turismo sexual, la compraventa de j¨®venes, las esterilizaciones masivas y, en general, cualquier clase de violencia contra el otro sexo", dijo.