Algo se mueve en La Habana ANT?N COSTAS
El an¨¢lisis de la vida pol¨ªtica no es una buena plataforma para tratar de adivinar por d¨®nde ir¨¢ el futuro pol¨ªtico de los reg¨ªmenes no democr¨¢ticos. Nadie supo adivinar la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn y la repentina quiebra de los reg¨ªmenes pol¨ªticos de Europa del Este y de la antigua Uni¨®n Sovi¨¦tica. Cuando nos fijamos s¨®lo en la superficie de la vida pol¨ªtica de los reg¨ªmenes no democr¨¢ticos la imagen suele ser la de fortalezas inexpugnables, rodeadas de aguas inm¨®viles, y donde el futuro parece estar siempre "atado y bien atado".Quiz¨¢ la impaciencia y la frustraci¨®n que algunos espa?oles manifiestan con respecto de la situaci¨®n pol¨ªtica en Cuba tenga algo que ver con esta imagen de aparente inamovilidad que transmite la vida pol¨ªtica en la isla grande. Un buen ejemplo de esa actitud pueden ser las palabras del presidente espa?ol, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, en la reciente cumbre de La Habana, al se?alar que mientras Fidel Castro no desapareza no habr¨¢ cambios pol¨ªticos sustanciales en Cuba. Probablemente la afirmaci¨®n, por obvia, es cierta. Es lo que ocurri¨® en Espa?a del general Franco. Pero esa evidencia no deber¨ªa llevar al desasosiego y a la impaciencia, como parece que le ha ocurrido a nuestro presidente.
M¨¢s que intentar adivinar cu¨¢ndo desaparecer¨¢ Fidel Castro, la cuesti¨®n que me parece de mayor inter¨¦s para entrever el futuro pol¨ªtico en Cuba es comprender c¨®mo estos reg¨ªmenes pol¨ªticos dictatoriales aparentemente fuertes se vienen abajo, dando paso a una transici¨®n pac¨ªfica hacia sistemas democr¨¢ticos y plurales.
Mi formaci¨®n de economista me lleva a se?alar que la econom¨ªa acostumbra a ser un factor que conspira de forma silenciosa a favor del cambio pol¨ªtico en los reg¨ªmenes no democr¨¢ticos. Y esos efectos favorables tienen lugar tanto si la econom¨ªa del autoritarismo funciona bien como si funciona mal. Cuando funciona bien, la aparici¨®n de una nueva clase media acaba empujando el cambio hacia la democracia. Pero, sorprendentemente, cuando la econom¨ªa funciona mal, es probable que los efectos pol¨ªticos acaben siendo los mismos. Esto es as¨ª porque las dictaduras acostumbran a buscar su legitimaci¨®n social en la eficacia en resolver algunos problemas; entre ellos, el del crecimiento y la mejora de condiciones de vida de la poblaci¨®n. Cuando no lo consiguen y empeoran las condiciones materiales de vida, aquella legitimidad social basada en la eficacia desaparece y, por un motivo u otro, en un momento determinado las dictaduras se disuelven sin resistencias.
Algo de esto creo que est¨¢ sucediendo en Cuba. Pero no en la superficie de las aguas de la pol¨ªtica, sino en la sociedad que, de forma m¨¢s o menos amplia, daba legitimidad al r¨¦gimen de Castro. La prolongaci¨®n de la crisis econ¨®mica y el empeoramiento de las condiciones de vida realmente duras que lleva sufriendo la poblaci¨®n desde que hace 10 a?os se vino abajo la antigua Uni¨®n Sovi¨¦tica est¨¢ actuando como un disolvente oculto, pero efectivo, del castrismo. Hasta hace poco exist¨ªa en Cuba un pacto no escrito entre el r¨¦gimen de Castro y la poblaci¨®n; un pacto mediante el cual a cambio de la limitaci¨®n del pluralismo pol¨ªtico y de las libertades de opini¨®n, reuni¨®n y asociaci¨®n el r¨¦gimen de Castro se compromet¨ªa a asegurar unas condiciones de vida y educaci¨®n muy por encima de las que existen en la mayor¨ªa de los pa¨ªses no desarrollados o en desarrollo. Y as¨ª ha sido hasta hace unos a?os. El ¨ªndice de desarrollo humano estaba en Cuba al nivel de los pa¨ªses desarrollados.
Pero ese escenario ha cambiado radicalmente desde el inicio del llamado por el r¨¦gimen "periodo especial en tiempo de paz". Ese cambio a peor en las condiciones de vida de la mayor¨ªa de la poblaci¨®n ha roto aquel pacto impl¨ªcito del que el r¨¦gimen de Castro extra¨ªa su legimitimidad y apoyo social. Por eso se puede decir que algo est¨¢ cambiando en Cuba. Para notarlo s¨®lo hace falta pasear por La Habana, pero no con ojos impacientes, sino con los o¨ªdos atentos a intuir lo que piensan y desean los cubanos de dentro y de extramuros del r¨¦gimen.
Es verdad que cabr¨ªa esperar que, ante el deterioro de las condiciones de vida de la poblaci¨®n, los actuales dirigentes pol¨ªticos actuasen, si no a favor de la poblaci¨®n, si al menos de forma racional para sus propios intereses pol¨ªticos a largo plazo y consintieran en continuar de forma racional las medidas econ¨®micas y pol¨ªticas emprendidas a inicios de esta d¨¦cada y que tan buenos, aunque magros, resultados econ¨®micos dieron.
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