Teolog¨ªa natural
?lvaro Delgado-Gal escribe sobre las versiones de Dios en el diario del d¨ªa 18, contando el enfrentamiento entre un cient¨ªfico premio Nobel y un reverendo pastor anglicano acerca de lo que la ciencia puede entender como divinidad o lo que los hombres puedan entender, a su vez, como un "resumen idealizado de cosas", aludiendo al cl¨¢sico ejemplo de que todo est¨¢ previsto, incluido el viaje fatal o el n¨²mero de la loter¨ªa. Es decir, lo que antes, quiz¨¢ con menos audiencia en los medios, se llamaba "prefijaci¨®n" o tambi¨¦n "predestinaci¨®n", en cuyo caso el papel de un Dios quedaba en entredicho.Delgado-Gal no s¨¦ si sabr¨¢ que eso era tema de estudio de los alumnos de aquel inefable bachillerato de 1938, con siete cursos de religi¨®n obligatoria y que era un tema cl¨¢sico, muy tratado en los colegios de religiosos de la ¨¦poca (jesuitas y escolapios principalmente). La mayor¨ªa de los alumnos s¨®lo dese¨¢bamos aprobar y dec¨ªamos que entend¨ªamos el misterio, pero algunos, entre los que me encuentro, lo discut¨ªamos despu¨¦s entre bastidores -pasillos, aulas, recreos, capilla, vacaciones, conferencias, etc¨¦tera-, hasta el punto de que la llamada de atenci¨®n del clero ordenancista nos incitaba a la rebeld¨ªa. As¨ª que el asunto no es nuevo y en cada ¨¦poca tiene su revulsivo originado por una cat¨¢strofe social, nuestra guerra civil, el holocausto nazi de los jud¨ªos, las hambrunas africanas, etc¨¦tera. Y el misterio sigue siendo el mismo. Lo que ocurre es que Delgado-Gal pierde bastante de su cr¨ªtica hacia el Dios de los que ¨¦1 llama "de¨ªstas", al confesar que est¨¢ secularizado y que no tiene respuesta contra los "creyentes genuinos" porque se confiesa inepto. Con lo que volvemos al punto de partida. Lo que no me perece bien es que ataque a la teodicea, o sea, a la teolog¨ªa natural, calific¨¢ndola como un "consuelo". Ah¨ª es donde se encuentra, quiz¨¢, dicho sea con todos los respetos, el origen de su ineptitud.- . .
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