Alcaldadas en Vetusta
EL INFORME del Tribunal de Cuentas sobre la gesti¨®n del alcalde de Oviedo, Gabino de Lorenzo, en los a?os 1994 y 1995 cuestiona abiertamente la imagen de excelente gestor municipal que el Partido Popular atribuye a este antiguo ingeniero de Minas convertido en l¨ªder pol¨ªtico local de marcado corte populista.Suena a broma hacer pasar por gestor p¨²blico mod¨¦lico a alguien que se salta a la torera los principios legales sobre la contrataci¨®n de obras, asigna ofertas a adjudicatarios escogidos de antemano y toma decisiones sobre expedientes administrativos sin estar facultado para ello por el pleno de la corporaci¨®n. Por lo que se deduce del informe del Tribunal no parece que este peculiar modo de gesti¨®n municipal, que carece de control interno, prescinde de los tr¨¢mites legales y conculca los principios b¨¢sicos de la contrataci¨®n p¨²blica (publicidad, concurrencia y transparencia) fuera excepcional. Al contrario: ninguna parcela de la administraci¨®n municipal estaba a salvo. A la luz del informe se comprenden mejor algunos de los aspectos m¨¢s controvertidos de la gesti¨®n de este alcalde: gastos suntuarios multimillonarios, facturas cuantiosas en consumo de hosteler¨ªa, protocolo y regalos, espectacular subida de la presi¨®n fiscal, endeudamiento galopante de la hacienda local, construcci¨®n de fara¨®nicos complejos sin las licencias preceptivas...Y quiz¨¢s tambi¨¦n cobre sentido la denuncia judicial que ha presentado un constructor contra los directivos de la empresa municipal Gesti¨®n del Suelo de Oviedo, S.A. por haberle exigido el pago de comisiones ilegales a cambio de la adjudicaci¨®n de obras.
Es cierto que el Tribunal de Cuentas observa alg¨²n prop¨®sito de enmienda en la gesti¨®n municipal a partir de 1996. Pero llama la atenci¨®n que un desbordamiento de la legalidad del calibre de la que se?ala el tribunal fiscalizador se salde con meras recomendaciones de buena conducta y sin mayores exigencias de responsablidad. Tampoco puede admitirse, como pretende el Partido Popular, que el "veredicto de las urnas" baste para limpiar al responsable p¨²blico de toda sospecha y le blinde ante los intentos de fiscalizar su gesti¨®n.
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