P¨¢nico
JUVENAL SOTO
La alcaldesa de M¨¢laga -"portavoz de Telef¨®nica" en ese municipio, seg¨²n Jos¨¦ Asenjo, secretario general de los socialistas malague?os- afirma que "el PSOE ya no sabe lo que hacer porque me tienen miedo". Me temo, hablando de sustos, que se equivoca la alcaldesa de M¨¢laga no s¨®lo en la construcci¨®n de la frase, sino tambi¨¦n en las dimensiones del temor que su figura despierta. Me temo que ninguna organizaci¨®n pol¨ªtica sienta miedo ante la figura achaparrada de Villalobos; me temo que todas sientan p¨¢nico, tanto p¨¢nico como la mayor¨ªa de los ciudadanos malague?os, sean del partido que sean.
La opacidad y el infortunio financiero en el que esta mujer tiene sumido al Ayuntamiento de M¨¢laga, las calamidades urban¨ªsticas que M¨¢laga padece por mor de su desgraciada gesti¨®n, el m¨¢s que sospechoso fracaso de esta mujer en cada una de las obras supuestamente emblem¨¢ticas por ella acometidas y un escabroso etc¨¦tera que permitir¨ªa, si el personaje mereciera la pena, la edici¨®n de varios n¨²meros monogr¨¢ficos de cualquier peri¨®dico hacen, me temo, que no s¨®lo el PSOE sienta miedo ante Villalobos. Son los malague?os quienes sienten p¨¢nico ante ella. Por sus obras, por sus pactos, por sus palabras, por sus omisiones y por sus negligencias, el p¨¢nico que despierta la figura de Villalobos es la mejor tarea atribuible a esta mujer, seg¨²n los malague?os.
Casada con uno de los subalternos del Gobierno de Aznar que negoci¨® con ETA las condiciones de la tregua que acaba de fracasar, esta mujer tiene, sin embargo, sus peores enemigos dentro del partido pol¨ªtico en el que milita, por m¨¢s que ella se empe?e en dar el parche a sus conciudadanos con una bola seg¨²n la cual sus prolongadas permanencias en Madrid, como diputada y dise?adora de su propia imagen, garantizan el acceso directo de las aspiraciones de M¨¢laga a los despachos de los distintos ministros. Se sabe que el n¨²mero de los ministros dispuestos a recibir a Villalobos en su despacho es a¨²n menor que el de los ministros dispuestos a escucharla, pese a que su marido sea un hombre habituado, dicen, al mundo de los tel¨¦fonos y al de los beneficios telef¨®nicos.
Separada de las ollas en las que se cuece el puchero diario del PP, esta mujer insiste en permanecer como comensal en un banquete para el que ni su partido est¨¢ dispuesto a cursarle invitaci¨®n. No es ya que esta mujer est¨¦ ausente del caldo de las cosas, es que a esta mujer ni se le permite reba?ar en la salsa de los guisotes del PP. Si en algo progresa esta mujer es en su condici¨®n de consorte, y ahora Jos¨¦ Asenjo nos informa de que el marido de esta mujer es uno de los beneficiarios de las plusval¨ªas de las acciones de Terra, el pufo m¨¢s tremendo perpetrado en Espa?a desde el r¨¦gimen de Franco.
Tambi¨¦n quienes escribimos en EL PA?S andamos despavoridos. Villalobos dice que "los socialistas son los portavoces de un grupo medi¨¢tico que se llama Prisa". O sea que cuando escribo esta columna s¨¦, gracias a esta mujer, que ser¨¢ el PSOE el encargado de transmitirla a los andaluces. Dios debiera conservar a esta mujer durante muchos a?os. Me da p¨¢nico que de Villalobos-bos no quede ni su mu?eco en el gui?ol de Canal Plus-us.
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