Con paso firme hacia Hollywood

Hace un par de semanas, la Academia de Cine espa?ola eligi¨® a Todo sobre mi madre para competir en Hollywood por el Oscar a la mejor pel¨ªcula de habla no inglesa de 1999. Fue una designaci¨®n, aunque gremial, inteligente y, visto el grueso de nuestra produci¨®n de este a?o, m¨¢s que eso: indiscutible, casi imprescindible. No hay otra pel¨ªcula espa?ola que ofrezca tantas evidencias de idoneidad y que se ajuste tan al mil¨ªmetro con los criterios que los acad¨¦micos californianos suelen emplear para confeccionar el quinteto de filmes aspirantes con obras con algo, en este caso con mucho, que hacer all¨ª en abril.Mi impresi¨®n no est¨¢ hecha con simple olfato, se apoya en hechos. Por un lado, en la evidencia de las bondades, que son muchas, y algunas de alto refinamiento, del filme, y, por otro, en la circunstancia de que fui testigo en mayo de la enorme resonancia que la pel¨ªcula de Almod¨®var alcanz¨® en los intrincados, y nada condescendientes con el cine espa?ol, pasillos del Palacio de la Croisette, donde conviven la inquisici¨®n y la gloria del festival de Cannes.

Casi a mano

Pero, tras su bendici¨®n en Berl¨ªn por la algo novata, pero con credibilidad creciente, Academia Europea del Cine, a Todo sobre mi madre, por buenos augurios que ya tuviese tras su paso por Cannes, se le ponen a¨²n mejor las cosas, y parecer¨ªa peor que raro que despu¨¦s de esto no entrase como favorita en el quinteto de las cinco futuras aspirantes al Oscar.

Me atrevo a pensar que casi lo tiene a mano, aunque los cortocircuitos del negocio saltan donde menos se les espera en los manejos de sus enrevesados hilos. En Hollywood, Todo sobre mi madre va a encontrar serias competidoras, pero creo que ninguna de ella contiene porosidades tan abiertas como las de esta cautivadora pel¨ªcula, que rompe las barreras idiom¨¢ticas y, en parte a causa de esto, sobre el papel tiene cerca algo parecido a una reedici¨®n (seria, no estrafalaria, como fue el disparatado, por no decir rid¨ªculo, triunfo del italiano Roberto Benigni como mejor actor, ante el rostro incr¨¦dulo de Nick Nolte y la mirada socarrona a punto de carcajada de Ian McKellen) de lo ocurrido el a?o pasado con La vida es bella.

Mientras tanto, y a tenor del reconocimiento p¨²blico que Todo sobre mi madre est¨¢ obteniendo en Europa, la primera beneficiada por su decisi¨®n es la Academia europea, necesitada de ganar credibilidad con aciertos que lleven su voz a las calles. Poniendo arriba a Almod¨®var, es posible que los acad¨¦micos europeos hayan conectado por primera vez con los anchos y abiertos circuitos de los cin¨¦filos ajenos a las sacrist¨ªas del culto a lo minoritario, porque el filme arrastra masas en los pa¨ªses donde se estrena, sin por ello dejarse en el camino ni un grano de su exquisitez, de su gran pureza y altura.