El Deportivo se agarra a su pegada

Tiene el Deportivo una contundencia formidable, una extraordinaria capacidad para convertir en gol cualquier cosa que caiga en el ¨¢rea. Por eso, en cuanto encuentra la inspiraci¨®n, se muestra como una m¨¢quina despiadada, capaz de tumbar al rival en un parpadeo. Sobre esas bases est¨¢ construyendo una temporada magn¨ªfica y se ha consolidado como un l¨ªder s¨®lido, un equipo que, desde luego, no parece flor de un d¨ªa. Pero tambi¨¦n hay algo desconcertante en este Deportivo: siempre acaba dejando el trabajo a medias. Cuando m¨¢s espectacular se muestra, baja la guardia, se ausenta del partido y deja que el rival se recupere. Ayer, como tantas veces en las ¨²ltimas semanas, pareci¨® resolver la papeleta en un fulgurante primer cuarto de hora que le depar¨® tres goles. A partir de ah¨ª, el Deportivo desaprovech¨® un sinf¨ªn de ocasiones y, cuando se crey¨® vencedor, perdi¨® la atenci¨®n y dej¨® que el Rayo regresase el partido. Los madrile?os aceptaron la invitaci¨®n y Riazor vivi¨® la segunda parte con el coraz¨®n encogido.El Deportivo es como un cazador infalible que en cuanto asoma una pieza, raramente la deja escapar viva. Al equipo gallego le sale el gol por todas las esquinas y esa avasalladora pegada no se concentra, como suele ser habitual en un par de rematadores, sino en media docena de futbolistas. La extensa panoplia con que cuenta el ataque del Deportivo resulta terrible para los rivales, que no pueden limitarse a atar a alg¨²n jugador determinado, porque el gol puede llegar por cualquier parte.

Ayer, ni siquiera import¨® que faltara Djalminha, el futbolista m¨¢s inspirado de las ¨²ltimas semanas. Irureta dispuso un equipo ofensivo, con tres hombres en punta -Turu Flores, te¨®rico interior izquierdo, acab¨® acompa?ando a Pauleta y Makaay- y el Rayo qued¨® avasallado en un cuarto de hora por la imbatible apisonadora gallega. Flavio y Mauro Silva manejaron el equipo con destreza, V¨ªctor se luci¨® por la derecha y la delantera acredit¨® su punter¨ªa. A la prematura goleada contribuy¨® la insolvencia de la defensa del Rayo, demasiado debilitada por las bajas.

Durante la primera media hora, cada acometida del Deportivo sobre el ¨¢rea rival descompon¨ªa la fr¨¢gil zaga visitante y se convert¨ªa en un anuncio de gol. Pero los blanquiazules no terminaron de ultimar al adversario y ¨¦ste, aunque sometido a toda clase de incertidumbres por sus errores defensivos, se revolvi¨® y trat¨® de no sucumbir a las hostiles circunstancias. Incluso en los peores momentos, cuando m¨¢s cercana parec¨ªa la posibilidad de una goleada de esc¨¢ndalo, el Rayo no perdi¨® su entusiasmo. Como vivir en el ¨¢rea resultaba demasiado peligroso, el conjunto de Juande Ramos trat¨® de estirarse sin buscar el recurso f¨¢cil del pelotazo. De medio campo hacia arriba, el Rayo combin¨® con bastante propiedad, sobre todo siempre que anduvo de por medio Luis Cembranos, exquisito e inteligente.

El Deportivo se apiad¨® del esfuerzo de su adversario y lo agasaj¨® poco antes del descanso. Songo"o, un portero espectacular en sus aciertos y en sus fallos, hizo una salida atolondrada ante un pelotazo cruzado sobre el ¨¢rea y se trag¨® el bal¨®n, que qued¨® a pies de Bolo con la porter¨ªa vac¨ªa. Ramos se anim¨®, hizo dos cambios en el descanso y prescindi¨® de un defensa. Y uno de los reci¨¦n llegados, Helder, captur¨® un potente remate al borde del ¨¢rea que redujo al m¨ªnimo la ventaja coru?esa.

A partir de ese momento, el partido se desboc¨® y fue un constante ida y vuelta entre una y otra ¨¢rea, pese al intento de Irureta de reforzar el centro del campo con Fran y Jaime. El choque se rompi¨®, con un Rayo cada vez m¨¢s osado, que desperdici¨® al menos tres claras ocasiones. El Deportivo parec¨ªa confiado en su contragolpe pero Makaay no estuvo tan certero como en la primera parte. Adem¨¢s, el estadounidense Keller estuvo fino en la porter¨ªa del Rayo y sac¨® dos remates envenenados al delantero holand¨¦s del Deportivo.

Y al final, todo el mundo sufri¨® para que el liderato se quedase en A Coru?a. Haza?a que empieza a ser tomada en serio.