Seattle
La reacci¨®n de los medios de informaci¨®n ante el fracaso de Seattle ha sido desconcertada y desconcertante, aunque abunda el mal trato a los contestatarios, evaluados como okupas no ya de edificios concretos sino del edificio de la globalizaci¨®n. M¨¢s que s¨ªntoma de los nuevos tiempos, se les quiere describir como n¨¢ufragos del siglo de la lucha de clases por excelencia, atrabiliarios nost¨¢lgicos que no asumen los decretos terminales de los conflictos sociales. Primo de Rivera dijo "La lucha de clases ha terminado" en los a?os veinte, Franco en los cuarenta y Tony Blair al final de los noventa. ?C¨®mo es posible entonces que tanta coincidencia de talentos y profetas no sea atendida por los manifestantes de Seattle?Luis de Sebasti¨¢n advierte que la Organizaci¨®n del Comercio Mundial debe salvarse porque de lo contrario el comercio quedar¨ªa exclusivamente en manos del imperio y el imperio debemos entenderlo no como una sola gran potencia sino como la hidra economicista globalizada. Pero hay que escuchar a los disidentes del capitalismo uno grande y libre y no desacreditarles, como se ha hecho, porque utilicen las ventajas medi¨¢ticas de la globalizaci¨®n, incluso Internet o el tel¨¦fono m¨®vil, renunciando al uso del tam tam. Los m¨¢s molestos son los que al haber sido insurgentes cuando tocaba serlo, en el 68 por ejemplo, no toleran que algunos lo sigan siendo cuando no toca y adem¨¢s que lo sean por Internet. Hasta los ind¨ªgenas de Chiapas utilizan Internet y es que tal vez sean pobres pero no tontos. Est¨¢ hist¨®ricamente demostrado que los insumisos se apoderan de los instrumentos y los c¨®digos de las clases dominantes y los usan en su provecho si no las matan antes.
Lo de Seattle o lo de Chiapas o la pr¨®xima reuni¨®n de los sin tierra en Brasil no es resaca de inconformismos obsoletos sino anuncio de la dial¨¦ctica entre globalizados y globalizadores. Curioso que el presidente del pa¨ªs anfitri¨®n sea un ex progre, Clinton, y que el alcalde de Seattle sea otro ex progre. Es la raza m¨¢s pat¨¦ticamente sorprendida y disgustada por el hecho de que la Historia no haya terminado.
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