La mitad del 'efecto 2000'
La inform¨¢tica, el valor de moda, jug¨® ayer una mala pasada a la Bolsa de Madrid, cuando el programa que cada d¨ªa efect¨²a el c¨¢lculo autom¨¢tico del ¨ªndice general tuvo problemas para aceptar los cuatro d¨ªgitos que el mercado le ofrec¨ªa como resultado de esta sesi¨®n, los 1.000,09 puntos.Este programa funciona en la Bolsa de Madrid desde hace varios a?os con una puntualidad brit¨¢nica y el ¨ªndice general de este mercado est¨¢ disponible apenas dos minutos despu¨¦s de terminada la sesi¨®n. Pero ayer el dato tard¨® m¨¢s de 40 minutos en aparecer en los sistemas inform¨¢ticos, con la consiguiente inquietud que toda espera se merece. Ayer, todo el mercado estaba pendiente de conocer si el ¨ªndice habr¨ªa sido capaz de superar por primera vez en la historia la cota de los 1.000 puntos y la inform¨¢tica, machacona ella, se entreten¨ªa con peque?eces.
La Bolsa de Madrid, al igual que el conjunto del mercado de valores espa?ol, en toda su extensi¨®n, ha realizado con ¨¦xito las pruebas exigidas por la CNMV para superar el llamado efecto 2000, pero al parecer nadie se hab¨ªa acordado de este viejo programa, seguramente porque nunca hab¨ªa dado guerra.
Para algunos de los asistentes al parqu¨¦ madrile?o, la cosa no pas¨® de ser una an¨¦cdota m¨¢s en una sesi¨®n plet¨®rica, aunque s¨ª que alarg¨® innecesariamente el plazo para saber si el ¨ªndice hab¨ªa superado, o no, la barrera de los 1.000 puntos, con lo que al final no hubo los aplausos que se esperaban.
Mientras que se alargaba la espera, hubo quien sentenci¨® que aquello s¨®lo era la mitad del efecto 2000, por lo que habr¨ªa que estar bien preparados por lo que pudiera pasar.
Mientras las nuevas tecnolog¨ªas tiraban del mercado hasta niveles hist¨®ricos, un peque?o programa se empe?aba en llamar la atenci¨®n sobre los detalles que pueden aguar la fiesta. Y es que nada es perfecto, ni siquiera el prometedor futuro que ofrecen algunas empresas tecnol¨®gicas en estos momentos.
Afortunadamente, siempre hay una mano humana que recomponga las cosas, y al final el indicador madrile?o entr¨® en su particular milenio sin mayores contratiempos.
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