El Bar?a aplasta al Sparta
Los azulgrana marcan cinco goles al conjunto de Praga al imponer su superioridad num¨¦rica
El Bar?a volte¨® al Sparta en un par de minutos, como quien no quiere la cosa, justo cuando el Camp Nou era presa del des¨¢nimo ante el mal partido de los suyos y el absentismo del contrario. La l¨®gica deportiva exig¨ªa un triunfo azulgrana por aplastamiento, y el grupo de Van Gaal se aplic¨® en el resultado en cuanto el partido qued¨® a su merced por inferioridad manifiesta de los checos. El Sparta se fue del encuentro a la que se viocon uno menos y bendijo con gusto la superioridad del Bar?a, que alcanza el descanso invernal en una posici¨®n ventajosa.La docilidad del Sparta impidi¨® profundizar en el estado de forma del colectivo azulgrana, que al menos ha hallado una cierta estabilidad en los resultados. Pasado noviembre, como si fuera un asunto de brujas, el Bar?a se ha reencontrado con la victoria, tanto en la Liga como en la competici¨®n europea. El juego, sin embargo, todav¨ªa no llena. Le falta cuerpo. Ha perdido el Barcelona moment¨¢neamente a Rivaldo, negado ante puerta, y a Guardiola a¨²n le falta un punto para sentirse a gusto. Vive, mientras, del esfuerzo de Figo, del trabajo de Reiziger y Zenden y especialmente de Kluivert, inmenso anoche incluso en el remate.
BARCELONA 5
SPARTA DE PRAGA 0Barcelona: Arnau; Reiziger (Xavi, m.83), D¨¦hu, Frank de Boer, Zenden; Luis Enrique (Ronald de Boer, m.77), Guardiola, Cocu; Figo (Simao, m.77), Kluivert y Rivaldo. Sparta de Praga: Postulka; Fukal, Hasek, Jiri Novotny, Gabriel, V.Svoboda (Bolf, m.16); Sionko (Jarosik, m.70), Hornak; Rosicky; Baranek, y Lokvenc. Goles: 1-0. M. 44. Figo asiste a Kluivert que deja plantado a Bolf y bate a Postulka. 2-0. M.45. Cocu pasa a Luis Enrique en el borde del ¨¢rea y ¨¦ste encara la porter¨ªa y, por el centro, marca. 3-0. M.59. Guardiola lanza una falta cometida y coloca el bal¨®n junto al palo. 4-0. M.66. Frank de Boer pasa en diagonal a Kluivert que, al primer toque, marca. 5-0. M. 76. Reiziger burla a un defensa y asiste a Luis Enrique, que marca. Arbitro: Pierluigi Collina (Italia). Expuls¨® a Hasek por doble amonestaci¨®n (m.38) y mostr¨® tarjeta amarilla a Rosicky. Camp Nou. Unos 65.000 espectadores.
Kluivert destap¨® la contienda cuando m¨¢s le conven¨ªa al Bar?a. La puesta en escena hab¨ªa sido tan seductora como en cualquier otro partido. El equipo saluda de forma colectiva, se recoge, incluso se aprieta, junta las l¨ªneas alrededor de la divisoria y se va a por el partido sin reparar en medios. Los zagueros achican, los medios presionan y los puntas se intercambian los puestos. El problema es que le cuesta llegar a alguna parte. Incluso hay momentos en que parece que no sabe jugar a f¨²tbol. Le falt¨® de nuevo din¨¢mica de grupo frente al Sparta. No domina los tiempos del partido porque ha perdido orientaci¨®n y, sobre todo, el sentido del ritmo. Cuando se impone la pausa, acelera; en el momento en que conviene controlar, se desboca; y si se es preciso combinar, se dedica a transportar la pelota.
El despliegue azulgrana resulta tan previsible que al rival le quedan dos opciones. Acomodarse o ir a por el Bar?a. El Sparta opt¨® por el asueto y se conden¨®. Ten¨ªa el partido mala pinta para el Bar?a, un equipo que a la menor contrariedad, cede, le da un ataque de p¨¢nico y entrega el encuentro al contrario. Hasek, sin embargo, acudi¨® en su ayuda. El ¨¢rbitro expuls¨® al marcador checo por una doble amonestaci¨®n y el Sparta se quebr¨®, perdi¨® el sitio y, sin estructura, se qued¨® a la intemperie. No supo volver a taparse y entre pitos y flautas encaj¨® dos goles en un santiam¨¦n. A falta de extremos, ante la negativa a abrir el campo, los azulgrana se esmeraron en los pases interiores, en las diagonales, en los balones a espaldas de los centrales, terreno abonado para Guardiola, Figo y Kluivert. Llegado el descanso, ya estaba todo dicho. El Sparta se hab¨ªa rendido por no saber defender con uno menos, y el Bar?a se entregaba a un ejercicio de voluntarismo en busca de adornar el marcador.
El encuentro qued¨® tan apetecible para los azulgrana, que hubo tiempo incluso para actos de fe individuales. A Guardiola, perfeccionista por naturaleza, le sali¨® por fin la el lanzamiento de falta que siempre practica, y transform¨® de forma inapelable un libre directo. Frank de Boer conect¨® por una vez con Kluivert: apareci¨® el pase profundo del zaguero holand¨¦s y el remate del ariete. Y hasta Reiziger se reivindic¨® como volante en un arranque que culmin¨® Luis Enrique. El partido tuvo pues un final de buen ver a tenor de su arrancada. Al Bar?a, al fin y al cabo, m¨¢s que f¨²tbol se le exig¨ªa un triunfo incontestable. Y llegados a este punto, el resultado no dej¨® lugar a dudas. Ni en ataque ni, por una vez, en defensa.
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