Lecciones de Nebrija MANUEL ALVAR
Ante un diccionario es posible que no hayamos meditado muchas veces. ?C¨®mo es? ?Por qu¨¦ se hizo as¨ª? ?Cu¨¢l fue su vida? Hoy poco nos hace pensar: lo tenemos desde nuestros a?os mozos, lo ajamos, lo sustituimos por un peque?o caudal y no pensamos m¨¢s. Pero llegamos a ¨¦l despu¨¦s de muchos azares: empecemos por el orden alfab¨¦tico. ?Desde cu¨¢ndo existe? Estamos en el siglo XV. Mesa, puerta, hombre estaban en un principio y luego se copiaron en cada nueva compilaci¨®n. ?Pero los nombres de las bestezuelas y el de las hierbecillas del campo y el de los colores? Todo aquel mundo entra?able no estaba en los diccionarios. ?C¨®mo allegarlo?Nebrija (1441-1522) quiso hacer de alg¨²n modo lo que nadie hab¨ªa hecho en nuestra lengua. Pero Nebrija era andaluz y no debi¨® tener buena prensa en algunos cen¨¢culos. Un castellano de tierras de Cuenca le dir¨ªa que con sus h¨¢bitos empa?aba la polideza de nuestra lengua. Nebrija ten¨ªa que hacer su diccionario, pero ?de d¨®nde sacar los nombres de seres insignificantes, de artilugios para hacer harina o para obtener el aceite o para preparar el vino? Todo aquello no ten¨ªa antecedente, pero, sin embargo, estaba en la contemplaci¨®n de cada ma?ana tempranera o en el saber artesano de cada d¨ªa. Nebrija pens¨®. Pens¨® en aquellos a?os de su ni?ez -nos lo dice desde el poso de sus recuerdos- que pas¨® en su "tierra debajo de bachilleres de gram¨¢tica y l¨®gica". ?Qu¨¦ le dir¨ªan sus maestros? Porque los maestros ense?an hasta cuando los alumnos ignoran.
El alumno se llamaba escuetamente Elio Antonio de Nebrija y -ahora- estaba componiendo un diccionario. Entonces pone amoradux o axedrea y no sabe seguir. En otro sitio escribe "mejorana, lo mismo que...". Creo que aqu¨ª est¨¢ cuanto ignora la pedanter¨ªa de los d¨®mines. Nebrija quiso ampliar lo que los doctos no pod¨ªan allegarle y busc¨® a la gente de su pueblo, pero, ?amoradux y mejorana? S¨ª, los libros no pod¨ªan darle lo que a¨²n ignoraban.
Pero las gentes aquellas de su pueblo sab¨ªan muy bien los nombrecillos entra?ables y hoy, 500 a?os despu¨¦s, hemos ido a Lebrija y a los pueblos que cercan a la villa y resulta que s¨ª: que all¨ª, justamente all¨ª y en sus cercan¨ªas, almorad¨², o como pronuncien, sigue siendo lo que en otros sitios de Andaluc¨ªa es la mejorana o el tomillo salsero y el azofaifo es lo que en el oriente de la regi¨®n se llama jinjolero y alhuzema es el espliego, o corcho son las colmenas, mientras llaman corcha a la corteza del alcornoque, o la matalahuga es el an¨ªs de otras partes, o el orusuz del maestro se llama tambi¨¦n palod¨² o regaliz.
Es el cuento de nunca acabar. Han pasado 500 a?os y el sabio acert¨®: fue al pueblo, aprendi¨® del pueblo y luego -lo que son las cosas- vino a ense?ar a los doctos desde aquellos labios que temblaban en el bajo Guadalquivir. No, esto no es todo, pero ya sabemos el camino, y con nuestros pasos iremos tambi¨¦n hablando.
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