Terror¨ªfico
He le¨ªdo la noticia de la ejecuci¨®n de un preso tejano que estaba en la UCI tras haber intentado suicidarse. Produce verdadero terror pensar en lo absurdo de la paradoja: los m¨¦dicos tratando de salvarle la vida y los funcionarios estatales quit¨¢ndole los tubos que le mantienen con vida para que, horas m¨¢s tarde, alguien le ponga otros tubos por donde discurrir¨¢ la letal mezcla que acabar¨¢ con su vida.No por estar acostumbrados a la abyecci¨®n de aquellos que permiten estas barbaridades dejamos de sentir terror. No he podido por menos que acordarme de Senderos de gloria, de Stanley Kubrick. En ella, al final, es ejecutado un soldado moribundo para dar escarmiento. Si aquello nos hac¨ªa revolvernos en nuestros asientos, siendo ficci¨®n, lo que esto produce no puede calificarse. Mientras todo lo anterior suced¨ªa en un hospital de Tejas, los que firman y hacen posible la muerte legal iban a misa, jugaban con sus hijos, sonre¨ªan, hablaban del ¨²ltimo partido de la NBA o no s¨¦ cu¨¢ntas estupideces m¨¢s.
Mi m¨¢s sentida enhorabuena a George Bush, Jr., por haber estado a la altura de lo que sus electores esperan de usted. Cada cual tiene lo que se merece, y usted, para su suerte y nuestra desgracia, no es diferente.
Querr¨ªa recordar un di¨¢logo de una pel¨ªcula. No s¨¦ si viene muy a cuento, pero me impresion¨® la primera vez que lo o¨ª. La pel¨ªcula se titula The horse soldiers (Misi¨®n de audaces, de John Ford). En ella, John Wayne, oficial del Ej¨¦rcito, y Richard Widmark, m¨¦dico, hablan tensamente despu¨¦s de una matanza para tomar un pueblo. Dice John Wayne: "Yo quer¨ªa evitar una matanza". Y contesta lac¨®nicamente Richard Widmark: "Yo, tambi¨¦n; por eso me hice m¨¦dico". Sin comentarios.- Cantos, Madrid.
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