Un congreso internacional en Barcelona reivindica la cultura del exilio republicano
Cr¨ªticos literarios y escritores de la di¨¢spora del 39 han participado en el encuentro
Sin la historia, la literatura y la cultura del exilio republicano nunca podr¨ªa estar completo el patrimonio de la cultura espa?ola de este siglo. Esta idea ha sido el motor del congreso internacional Las literaturas del exilio, iniciado el pasado lunes en la Universidad Aut¨®noma de Barcelona y finalizado ayer. Como colof¨®n de un congreso plural titulado 60 a?os despu¨¦s, que se ha celebrado en 12 universidades espa?olas a lo largo de 1999, han participado en el encuentro 110 profesores, cr¨ªticos literarios y escritores exiliados de primera y segunda generaci¨®n.
El profesor Manuel Dur¨¢n abri¨® el congreso con una ponencia sobre los poetas catalanes del exilio, y la del fil¨®sofo y poeta marxista Antonio S¨¢nchez V¨¢zquez, sobre Emilio Prados, puso punto final ayer por la tarde a Las literaturas del exilio. En el encuentro han estado representadas universidades del mundo entero, de la Sorbona a Salamanca y de El Cairo a Salerno, pasando por toda Am¨¦rica, desde Montreal hasta Chile.Manuel Aznar Soler, coordinador del congreso y director del GEXEL (Grupo de Estudios del Exilio Literario, creado en 1993 en el Departamento de Hisp¨¢nicas de la Aut¨®noma), puntualiza sin embargo que "este homenaje no se reduce al ¨¢mbito acad¨¦mico, sino que pretende abrirse a todos los sectores interesados en el tema, ya que la sociedad democr¨¢tica espa?ola estaba obligada moralmente a conmemorar aquel acontecimiento hist¨®rico que fue la huida de Espa?a de medio mill¨®n de personas por culpa de la guerra civil y el franquismo".
De aquel medio mill¨®n, muchos eran escritores, poetas, intelectuales, editores o impresores, y se esparcieron sobre todo por Francia y M¨¦xico, pero tambi¨¦n por Argentina, Chile, Cuba y Santo Domingo. Aunque algunos lograron superar con su obra los miles de kil¨®metros de distancia (Carner, Bartra y Calders entre los catalanes, Alberti, Max Aub y Cernuda entre los de lengua castellana), muchos otros han permanecido en el olvido m¨¢s absoluto. En palabras de Aznar Soler, "el congreso era una invitaci¨®n a recordar, a compartir la memoria hist¨®rica y a realizar colectivamente una reflexi¨®n cr¨ªtica sobre la historia, la literatura y la cultura del exilio republicano del siglo XX. Sin esa tradici¨®n, nunca podr¨ªa estar completo el patrimonio de la cultura espa?ola de este siglo".
Con esa intenci¨®n, las sesiones de Las literaturas del exilio (60 horas en total, entre ponencias, comunicaciones, recitales po¨¦ticos y montajes dram¨¢ticos) han sacado a la luz a personajes de vida y obra a menudo merecedoras de mejor suerte que la que tuvieron. Fue el caso de Vicente Llorens, que en Santo Domingo acu?¨® la expresi¨®n "discontinuidad de la cultura" para referirse a esa ruptura; el de Juan Larrea, amigo, estudioso y divulgador de la obra de Picasso; el de Clara Campoamor, pionera feminista y autora de t¨ªtulos tan significativos como Mi pecado mortal: el voto femenino y yo y Hero¨ªsmo criollo, que abandon¨® Argentina por causa de Per¨®n y termin¨® muri¨¦ndose "de nostalgia, de rabia y de indigesti¨®n del paisaje" en Lausana, y el del cr¨ªtico literario Enrique D¨ªez-Canedo, especialista en pr¨®logos, miembro del comit¨¦ pro teatro de Ciudad de M¨¦xico desde su llegada, en 1938, e indignado fustigador del franquismo porque hab¨ªa profesores que "hac¨ªan interpretaciones del Quijote en clave falangista". Pero lo m¨¢s emotivo del programa de actos han sido los llamados "testimonios", mesas redondas en las que una serie de exiliados contaron sus experiencias de primera mano. Destac¨® entre ellos el cartelista Carles Fontser¨¨, ahora residente en Banyoles tras largo tiempo en M¨¦xico, quien ha rememorado su combatividad art¨ªstica en favor del anarquismo antes y durante la guerra confeccionando tambi¨¦n el cartel del congreso.
Adem¨¢s de la actividad acad¨¦mica, completaba el programa una exposici¨®n dedicada a los editores del exilio, m¨¢s impactante por lo singular de algunas de las piezas que por la cantidad de ellas. A ra¨ªz de la llegada masiva de refugiados, los lectores latinoamericanos vieron aumentada la oferta literaria de modo inesperado: Ruedo Ib¨¦rico, Grijalbo, Cruz del Sur, Ediciones Era (en cuya fundaci¨®n particip¨® Azor¨ªn), la famosa Colecci¨®n Suramericana dirigida por Jos¨¦ Bergam¨ªn, etc¨¦tera. Como curiosidades, destacan unas Obras completas de Manuel Aza?a, bajo el sello Oasis.
Los congresistas pondr¨¢n hoy la nota rom¨¢ntica al acontecimiento con la visita al cementerio de Colliure, en el Rosell¨®n, donde est¨¢ enterrado uno de sus m¨¢s ilustres representantes, Antonio Machado. Entre lecturas de textos propios y ajenos, S¨¢nchez V¨¢zquez, el gran te¨®rico del exilio, repetir¨¢ lo que descubri¨® hace ya tiempo en sus propias carnes: "En el momento mismo que puede regresar, el exiliado descubre, con estupor primero, con dolor despu¨¦s, con cierta iron¨ªa m¨¢s tarde, que el tiempo no ha pasado impunemente y que tanto si vuelve como si no vuelve jam¨¢s dejar¨¢ de ser un exiliado". Tambi¨¦n intervendr¨¢ en el acto el escritor Manuel V¨¢zquez Montalb¨¢n.
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