El Bar?a no gana ni de penalti

Falto de lucidez y pegada, enredado en el camerino y en la cancha, el Bar?a no pas¨® del empate en Vallecas, signo del quiero y no puedo. Lo mismo le ocurri¨® al Rayo, que estuvo tan cerca de la victoria como de la derrota. Un penalti de ¨²ltima hora, cazado por el ¨¢rbitro con el rabillo del ojo, puso el triunfo en bandeja al Barcelona, pero Figo fall¨®. Keller rechaz¨® el lanzamiento del portugu¨¦s, y los azulgrana confirmaron su car¨¢cter de equipo sedentario y de poco trazo en campo ajeno, donde en los ¨²ltimos cinco partidos ha acumulado cuatro derrotas y un empate. No ofrece confianza alguna el grupo de Van Gaal, tan descolocado como todo el equipo.La suficiencia con la que el Rayo gobern¨® el primer tramo del partido result¨® asombrosa. Qued¨® el Bar?a a merced del contrario en todos los sectores del campo. El grupo de Juande Ramos s¨®lo sufri¨® en la defensa de las jugadas de estrategia, la ¨²nica suerte que domina el Barcelona.Por lo dem¨¢s, el Rayo marc¨® el ritmo de la contienda y coron¨® su superioridad con un gol precioso tanto en la elaboraci¨®n como en la ejecuci¨®n. Una p¨¦rdida de pelota por parte de Figo en la divisoria habilit¨® la contra local, y en una jugada a siete toques se meti¨® dentro del marco de Arnau. El Bar?a mir¨® y aplaudi¨® un despliegue que en otros tiempos era patrimonio azulgrana.

Pero el Bar?a ha perdido las se?as de identidad que le hicieron campe¨®n. No s¨®lo por la ausencia de Rivaldo y la suplencia de Guardiola, sino por su compostura. Ya no abre ni alarga el campo, sino que se tapa alrededor de cuatro zagueros, por norma mal puestos, y se vertebra alrededor de Figo, que barre en solitario el frente de ataque. Han desaparecido los extremos, el medio centro defiende m¨¢s que ataca y no hay quien meta un pase interior para Kluivert.

Fue el Barcelona muy poca cosa, un equipo menor, que adem¨¢s se vio enredado en muchas historias: Kluivert agredi¨® a Cota, Figo fue alcanzado por un objeto (una pila) lanzado desde la grada, y unos y otros fueron por los suelos en cada jugada a bal¨®n parado.

El bal¨®n lo manej¨® mejor el Rayo, que cuando defendi¨® lo escondi¨® y en ataque le dio velocidad. Fue superior tanto en la conservaci¨®n como en la circulaci¨®n, y de ah¨ª su superioridad. M¨¢s que acomodado, el Barcelona pareci¨® disperso, alelado, ido, como si no estuviera en el partido. El bajo tono vital azulgrana qued¨® reflejado en la estad¨ªstica, donde la posesi¨®n de la pelota era muy pareja y el primer disparo a la porter¨ªa de Keller no se registr¨® hasta la media hora. Tap¨® muy bien el Rayo su feudo, con presi¨®n, anticipaci¨®n y buenos apoyos. No rif¨® el bal¨®n.

Los azulgrana pusieron m¨¢s inter¨¦s en la contienda una vez se inici¨® la segunda parte, pero les cost¨® demasiado encontrarle el aire al partido. Hubo mucho jaleo en la grada, con cargas policiales, y demasiada jarana en la cancha rayista. Hab¨ªa serias dificultades para jugar la pelota ante la reiteraci¨®n de faltas. Pero el Rayo iba reculando, perdiendo el dibujo, y el Bar?a tom¨® conciencia de que pod¨ªa sacarle partido al nuevo paisaje. Simao empat¨® a buena hora para el Bar?a, aprovechando un rechace de Keller a disparo lejano de Xavi, y acto seguido Luis Enrique y Kluivert dispusieron de munici¨®n de sobras para el remonte, aunque no precisaron el remate.

Ante la falta de medios en uno y otro campo, el choque se parti¨® por la mitad, situaci¨®n de la que sac¨® mayor ventaja el Barcelona, sobre todo porque adelant¨® su l¨ªnea defensiva y se mostr¨® m¨¢s hacendoso. Van Gaal intent¨® auxiliar a Figo, siempre presente, recurriendo a Litmanen y prescindiendo de Zenden. La ofensiva azulgrana (Figo-Luis Enrique-Litmanen-Kluivert) oblig¨® al Rayo a cuidarse en defensa, pero para nada descuid¨® el contragolpe, as¨ª que el encuentro adquiri¨® un tono incierto.

Le falt¨® al Bar?a un punto en cada acci¨®n -en cada control, en cada pase, en cada remate-, prueba evidente de que no est¨¢ fino, aunque su puesta en escena fuera m¨¢s aseada que en el arranque de la contienda. En ayuda del Bar?a acudi¨® el ¨¢rbitro, que pit¨® un penalti por agarr¨®n de Hern¨¢ndez a Kluivert, decisi¨®n que provoc¨® el enojo de la hinchada por entender que esas son faltas que s¨®lo se les pitan a los equipos peque?os frente a los grandes. Ausente Rivaldo, Figo asumi¨® la responsabilidad -como siempre-, pero err¨® y dej¨® al Bar?a en la estacada.