Euskadi: la v¨ªa croata
Entre los cuentos populares recogidos por Resurrecci¨®n Mar¨ªa de Azkue, hay uno que narra las preocupaciones de los habitantes de Guetaria, en Guip¨²zcoa, por hallarse sumidos en la mentira. Fieles a la tradici¨®n vasca, acudieron al procedimiento de la Udalbiltza, y en asamblea municipal aprobaron el env¨ªo de tres guetarianos a Pamplona para que all¨ª el obispo les devolviera la verdad. El prelado les entreg¨® una sopera cerrada, con el encargo de que no la abrieran hasta volver al pueblo. Cuando lo hicieron, delante del alcalde, s¨®lo encontraron en la sopera una masa hedionda. Dicen que la historia de la verdad de Guetaria no les hace demasiado felices a los getarriarras.Con frecuencia, la verdad resulta poco gratificante. No lo es, sin duda, para los responsables del asesinato de Lasa y Zabala, que intentan a toda costa cerrar de nuevo la sopera sofocando a los principales testigos de cargo. Y tampoco lo es en demasiadas ocasiones para los principales actores que ocupan el escenario pol¨ªtico vasco.
Sirva de ejemplo el culebr¨®n de fondo macabro en que va convirti¨¦ndose la pol¨ªtica vasca en torno al fin de la tregua decretado por ETA. Lo que hubiera debido ser un clamor unitario de los dem¨®cratas por la paz, ha resultado en realidad un espect¨¢culo de fragmentaci¨®n pol¨ªtica, incluso entre los partidos no nacionalistas, y, para mayor sorpresa, de avance apresurado de los partidos nacionalistas democr¨¢ticos por la senda de la independencia a corto plazo que les marcan ETA y HB. Las contradicciones entre dichos y hechos son espectaculares. Por encima de todo, la coincidencia del discurso independentista de PNV y EA con el de ETA-HB es mucho m¨¢s acusada hoy que antes del 3 de diciembre, dando as¨ª la raz¨®n al comunicado etarra que les acusaba de remolones. Lizarra se consolida y s¨®lo si EH-HB festeja un eventual atentado podr¨¢ atisbarse la ruptura.
La secuencia de acontecimientos puede parecer una sucesi¨®n de sinsentidos que va a desembocar en un debate intranacionalista sobre c¨®mo poner en marcha "la construcci¨®n nacional", es decir, los procedimientos para alcanzar la independencia, olvidando deliberadamente que ETA est¨¢ detr¨¢s con la espada en alto. Es el escenario perfecto para la "democracia vasca" en gestaci¨®n: los nacionalistas deciden por todos y los otros asienten democr¨¢ticamente habida cuenta de que ETA no habla en broma. Pensemos en lo que ser¨ªa esa nueva mesa de negociaci¨®n sugerida por Felipe Gonz¨¢lez, libres ya los abertzales de los condicionamientos legalistas de Ajuria Enea, con una discusi¨®n donde la paz s¨®lo aparecer¨ªa como punto de llegada si todos aceptan las condiciones impuestas por el llamado nacionalismo democr¨¢tico a la sombra de este nuevo arc¨¢ngel San Miguel que le ha salido a la sociedad vasca contempor¨¢nea.
Los sinsentidos no son tales si tenemos en cuenta que las protestas pacifistas por parte de PNV e Ibarretxe carecen de consecuencia pr¨¢ctica alguna y que cada discrepancia, a veces de fondo, con los radicales, es seguida por una profesi¨®n de fe en la convergencia. Estar¨ªamos entonces de nuevo ante la sopera, con una puesta en escena donde los comportamientos de los distintos actores, o cantantes si se quiere, difieren en apariencia, pero en la pr¨¢ctica configuran un concertante de voces bien conjugadas. La ruptura de la tregua no era s¨®lo necesaria a ETA y HB, pues el pobre balance en los resultados electorales amenazaba tambi¨¦n las expectativas de quienes m¨¢s fuerte hab¨ªan apostado por el doble juego de Lizarra, Arzalluz y su Gobierno vasco. En condiciones de normalidad, la apuesta soberanista podr¨ªa acarrear una ruptura interna en el PNV; era preciso huir hacia delante. As¨ª, est¨¢n todos los sectores abertzales en condiciones de recuperar la iniciativa en la partida antes de las elecciones generales.
Es, adem¨¢s, la hora del regreso a "la pureza doctrinal", como anunciaba un joven sabiniano en la segunda d¨¦cada del siglo. El "proyecto de ponencia pol¨ªtica" de la direcci¨®n para la pr¨®xima asamblea del PNV y las "bases y formas de desarrollo para conformar la democracia vasca" de HB, textos que debieran ser de lectura obligada para equidistantes, difieren en el mayor radicalismo de las segundas al proponer el m¨¦todo Ch¨¢vez de una Constituyente de todos los territorios vascos a corto plazo para la independencia de Euskal Herria, y en la m¨¢s acusada exhibici¨®n de miseria intelectual en los Arzalluz, Ollora y Egibar al recoger ese sue?o de una Europa felizmante balcanizada, compuesta de naciones enanas, fruto del despedazamiento de los Estados hoy realmente existentes.
Pero la l¨ªnea argumental es la misma. Sabino Arana puede estar satisfecho de la fidelidad de esos disc¨ªpulos que, sin embargo, no se atreven a citarle. Hay ese "ser nacional" vasco, por encima de la historia y de la democracia, que habita en Euskal Herria desde siempre, habla o debe hablar el euskera, y se pasa la vida defendi¨¦ndose -hasta la batalla de Roncesvalles/Orreaga contra Carlomagno resucita- de los enemigos que le oprimen y dividen. La experiencia democr¨¢tica de estos ¨²ltimos 20 a?os, igual que el Estatuto, s¨®lo existe para declarar su caducidad. Tanto PNV como HB consideran como una evidencia que la obtenci¨®n/recuperaci¨®n de la soberan¨ªa/independencia es la tarea inmediata a acometer.
Las diferencias conciernen al procedimiento. HB va en directo por la v¨ªa Ch¨¢vez. El PNV intenta presentarse como respetuoso del marco constitucional vigente, claro que para apoyarse en ¨¦l con su supresi¨®n como fin. Pues de lo que se trata es de saltar el obst¨¢culo del art¨ªculo 2?, con la soberan¨ªa residente en la nacion espa?ola, apoy¨¢ndose en la lectura sabiniana -hoy con respaldo herreriano- de los "derechos hist¨®ricos" en cuanto expresi¨®n de la soberan¨ªa vasca anterior a toda Constituci¨®n. De nada sirve que todo historiador solvente, de Artola a Tom¨¢s y Valiente, haya desestimado esa interpretaci¨®n que formulara un estudiante de leyes fracasado, Sabino Arana. Ni que, como el mismo Tom¨¢s y Valiente recuerda, siendo nuestra Constituci¨®n netamente democr¨¢tica, no est¨¢ condicionada por ning¨²n "fuero m¨ªtico o hist¨®rico" que la trascienda. De la adicional primera, hay que leer las dos frases. Pero como siempre, el PNV actuar¨¢ en calidad de poseedor ¨²nico de la verdad para Euskadi y, con notable audiencia, proclamar¨¢ que quien no acepte su propuesta es enemigo de la paz.
La construcci¨®n nacional vasca ser¨¢ realizada mediante "el trabajo en com¨²n entre nacionalistas". ?Qui¨¦n duda de que la "democracia vasca" crear¨¢ los mecanismos adecuados para que sean tambi¨¦n esos nacionalistas, los aut¨¦nticos "ciudadanos vascos", Euskal Herritarrok, quienes tomen la decisi¨®n? Arzalluz habla de Eslovenia como su ideal pol¨ªtico, pero realmente lo que ¨¦l y sus aliados proponen se parece mucho m¨¢s a la Croacia de Tudjman. Est¨¢ todav¨ªa a tiempo de reflexionar y los partidos democr¨¢ticos no nacionalistas deben invitarle constantemente a ello. Pero sin desconocer que es ¨¦l, y no inmovilista alguno, quien est¨¢ trazando para Euskadi la senda de la divisi¨®n y de una efectiva "destrucci¨®n nacional".
Antonio Elorza es catedr¨¢tico de Pensamiento Pol¨ªtico de la Universidad Complutense de Madrid.
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